La verdad no me sorprendía que me dijera princesa, así les decía a las chicas cuando quería un favor y ellas se ponían tan contentas que las muy estúpidas hacían lo que el señor quería, después de esto; pensé en voz alta: -¿Cuál problemas?

-mmm, ya sabes, el de no ser popular

-¿Quién mierda te ha dicho a ti que yo quiero ser popular?

-Cariño me lo dicen tus ojos

-vete muuuuucho a la mierda Axel-dije con voz de desprecio y fui a las clases de lengua

La maestra era muy alta y daba mucho miedo usaba lentes más grandes que su cara y sus pechos le llegaban a la cintura. Siempre imaginaba lo mucho que le habían mamado las tetas y esa era mi explicación más razonable del por qué las tenía así (es un poco raro pensar esto ya que yo las tengo muy grandes). Además tenía 2 hijos: Adriana que era una mujer con un cuerpo magnifico y también tenía tetas muy grandes pero a pesar de su físico era estudiosa; su mamá se había esmerado en moldearla a la perfección y su otra bendición era Axel el guapo, vago, cretino, con buen aspecto él era su hijo

-¿señorita, ésta en el planeta tierra?- me dijo la maestra con su voz predominante

-disculpe- le dije mientras dejaba de pensar en sus tetas

-al terminar la clase se queda conmigo

Todos pusieron cara de que iba a pasar algo malo, yo solo me sorprendí, debo decir que no participo tanto en ni una clase pero me iba bien no tenía problemas con los maestros. Pasaron unos minutos y sonó el timbre, me acerque al escritorio 

Un puto acuerdoWhere stories live. Discover now