🌻 Do KyungSoo lleva enamorado del perfecto Kim JongIn desde hace 8 años.
Sólo que hay un pequeño problema, su amor platónico está enamorado de la mujer más "bella" de todo el instituto, y no sólo eso, también lo odia demasiado.
Un trágico "acciden...
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" Búsqueda desesperda."
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Kim JongIn era conocido por su característica manía de dormir en los días fríos por horas, como un oso en invernadero, y es que el chico de una perfecta piel tostada odiaba el frío. Muchos preferían salir a jugar con la nieve, divertirse en la pista de patinaje, pasar una linda tarde de frío con sus parejas bien abrazados dándose calor corporal, pero JongIn no; el prefería pasar todo su día en su suave cama, enredado en su cobija de peluche y dormir por horas. Ese era el paraíso del bailarín, bueno, también era estar sobre el escenario y mostrarle a la gente sus perfecto pasos.
Eso era como un sueño hecho realidad.
-¡JongIn, llegarás tarde a la universidad!- una molesta voz retumbó en la costosa habitación del moreno, el dueño de la voz se acercó a la cama donde su compañero de piso seguía durmiendo y le quitó la cobija de un jalón.
El frío de la ciudad de Seúl golpeó la desnuda piel del moreno, se encontraba con unos pantalones de lana y su torso estaba al descubierto. Sus vellos se erizaron por el contacto de aquel frío y no pudo evitar gemir de molestia, se retorció por la cama en busca de su fiel amiga la cobija, pero al no encontrarla se enderezó lo más rápido posible y sus hinchados ojos por el sueño se encontraron con los de su mejor amigo de la infancia. Su linda cobija estaba en la mano de su amigo y el ceño de JongIn se frunció.
-Sehun, dame mi cobija.- murmuró el moreno con cansancio, el sueño todavía no desaparecía. Bostezo y miró su reloj el cual marcaba las 6 de la mañana. ¡Maldición que se le hacía tarde!
Se levantó con velocidad de la cama y se fue directo al baño, a él realmente no le importó que su amigo estuviera en su habitación y se fue despojando de la poca ropa que llevaba hasta quedar desnudo, su bronceada piel brillaba por el sol mañanero que se infiltraba por su ventana. Era tan hermoso, y ardiente. Cerró la puerta del baño y encendió la ducha, el agua caliente salió disparada.
-De nada amigo.- gritó el chico de cabello rojo, esperando recibir una respuesta de su moreno amigo, pero al parecer no le había escuchado.
El pelirrojo, que su cabello no era natural, se dispuso a tender la cama de su amigo y también a recoger la ropa que había dejado botada en el suelo. No podía ser más desordenado. Con otras prendas en sus manos decidió salir del cuarto, pero algo le llamó la atención, sobre la mesa de noche se encontraba una fotografía de un chico que era muy conocido para el pelirrojo. Lo había visto antes. Con sigilo se acercó a la mesa y cogió la fotografía entre sus cuidadas y masculinas manos, al principio dudó un poco sobre si conocía a ese chico, pero después de detallar con exactitud se dio cuenta que lo había visto un par de veces.
