Capítulo 4

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Ver a ese tal Christian no hizo que su humor mejorase. Es más, empeoró. Después de todo lo que había dicho cuando le abrió la puerta el día anterior, ni si quiera le salía saludarle o dedicarle una mirada que no fuese fulminante o de desprecio.

—Hoy tienes peor cara ¿Qué paso? —Dijo el chico llamando al timbre.

—No creo que te abran. —Resopló ignorando su pregunta. —Si no son muy rápidos, puede que incluso te dejen pasar. No sé si estarás de suerte. 

Y si que lo estaba, ya que David abrió la puerta sin camiseta y  con cara de fastidio. 

Adriana bufó. No hacía ni diez minutos que le había empezado a desnudarlo y ya había otra haciendo lo mismo que ella, por no contar que seguro que remataba la faena con Diane.

En esos momentos se arrepentía de lo que defendía a los chicos cuando sus amigas decían que eran unos capullos. 

—El que faltaba. —Resopló. —¿Christian si te dejo las llaves de la casa de Diane te llevas a mi hermana un rato? Puedes hacerle lo que quieras, mientras no la dejes preñada…

Adriana los miró con la boca abierta. Estaban hablando como si ella no estuviera delante. No sabía si era muy mal pensada o la estaba ofreciendo de verdad, como si fuera una puta barata. 

—Lo siento tío, pero tu amiga no me simpatiza. —La morena apretó los dientes. —Me gustan con genio, pero ella se pasa, además que tiene una cara de buena que no me va. 

Segundo desplante del día, y los que le quedaba. Y por si fuera poco salió Diane a escena.

—Tomad las llaves. Christian vuelve dentro de un rato. —Diane se las tiró a Adriana.

Estaba tan cabreada, que apretó los puños. Intento hacer lo mismo con los labios, para no meter la pata y decir algo de lo que se pudiera arrepentir. Sin embargo no lo consiguió soltando así una bomba.

—Diane vete tú con él y me quedo yo con mi hermano ¿Te parece?

La rubia rió con ganas, se lo había tomado como una broma, cosa que le alivió, aunque no tanto la mirada de advertencia de David, que ea había congelado toda. Bloqueando cualquier pensamiento en seguir por el camino por donde quería ir.

—Dav tío ¿Desde cuando tienes una hermana? Que calladito te lo tenías. Y  no, no hace falta. No es mi estilo.

—¡Calla! —Gritó a Christian Adriana. —¿Por qué no os vais a la mierda un rato los tres? Por si no os habéis dado cuenta estoy delante.—Tiró las llaves que le había dado Diany sin decir nada más se metió en la casa de David, dejándolos a todos fuera. Y sin nada para entrar.

Todos se miraron sin entender lo que había pasado. David fue el primero en reaccionar. Llamó varias veces ala puerta fuera de si.

—¡Adriana! Me cago en la puta ¡Abre! —Golpeó un par de veces más.

Pasaron unos minutos y ni abrió, ni dio señales de querer abrir. A cada segundo que pasaba se veía a David más molesto, a medida que iba pasando el tiempo Adriana cavaba más su propia tumba. Diane pensó en  que por nada en el mundo le gustaría estar en el lugar de la morena. En cuanto abriese podía arder Troya.

A parte de adueñarse como si nada de una casa que no era suya había hecho un comentario de lo más inoportuno.

¿A qué se refería con que se fuera con Christian? A Diane no se le quitaba de la cabeza. Suponía que no tenía ganas de quedarse con el amigo de su hermano. Cosa que no entendía, esa niña era una autentica pava, desde que la había visto Diane había tenido esa sensación. Daba por hecho de que nunca había estado con un hombre como él, un chico malo lleno de tatuajes. Aunque también dudaba que hubiese estado con algún hombre. No le resultaba fea, aunque era muy diferente a su hermano en el físico. Casi ni se parecían en el blanco de los ojos.

Después de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora