El número doce de Grimmauld Place bullía de actividad aquella noche. Llegaban a cada momento nuevos miembros de la Órden del Fénix, que seguían usando aquella vieja casa como cuartel general. La familia Potter la usaba como segunda residencia, y en aquella época nada tenía que ver con el antro que había sido. Harry, con ayuda de Kingsley Shacklebolt y George Weasley, había conseguido deshacer el hechizo que pegaba el viejo retrato de la madre de Sirius, el padrino de Harry, a la pared, hecho que alegraba a Lily sobremanera. La vieja le tenía una manía especial, y siempre que la veía empezaba a gritar como una loca. Sus hermanos se reían de que aquello la asustara.
-La reunión va a empezar. ¡Vamos!-exclamó Ginny Potter desde la cocina. James Sirius, que estaba sentado en la cama de la habitación de su hermano junto a Rose, se levantó de un salto. Fue a la puerta, pero luego recordó su nueva habilidad.
- Hasta luego, chavales. Ya os contaré- y se desapareció.
-¿Creéis que nos contará de verdad?-comentó, sentado en el suelo, Hugo. Roxanne sacudió su melena rizada y pelirroja. La hija de George y Angelina Weasley era tan bromista como su padre y su hermano, y todos la querían mucho.-No sé, pero como no nos cuente, le colaré una cucaracha en la sopa.
Todos sonrieron. Albus hacía salir chispitas de su varita, con aspecto aburrido. Con sus ojos verdes y el pelo negro, Lily pensaba que su hermano era uno de los chicos más guapos que había visto.
-Qué suerte tienen Frank y Fred también.
Ellos dos también habían podido asistir por primera vez a la reunión, pero habían permanecido directamente abajo, sin reunirse con ellos.
-¿De qué creéis que estarán hablando? -preguntó Lily.
-Bueno, supongo que del broche.-respondió Albus. Era la primera vez que hablaba. Los jóvenes se quedaron mirando extrañados a su primo.-¿El... El broche?-inquirió, intrigada, Alice Longbottom, verbalizando la pregunta de todos. Albus se ruborizó ligeramente al ver que todos centraban su atención en él.
-Sí, el broche. Escuché la otra noche a mamá y papá hablando de ello.
-Pero, ¿qué broche? ¿De qué hablas, Al? -Lily le miraba con los ojos muy abiertos, al igual que todos sus primos. Era otra de las cosas fascinantes del muchacho. No hablaba a menudo, pero cuando lo hacía cada palabra contaba.-No sé exactamente qué broche. Sólo escuché a mi madre diciéndole a papá que más valía que lo encontraran pronto. Sonaba preocupada.
-¿Qué creéis que será ese broche?-preguntó Lily tras unos segundos de silencio generalizado.
-¡Seguro que es un objeto mágico!- exclamó Hugo.- ¿Y si lo buscamos nosotros?
Rose suspiró, meneando la cabeza mientras miraba a su hermano.
-¿Cómo vamos a encontrarlo nosotros si ni siquiera la Órden del Fénix está siendo capaz, cara gragea? Además, ni siquiera sabemos de qué se trata... Ni del aspecto que tiene. Lo más probable es que sea peligroso, teniendo en cuenta lo que dice Albus de cómo escuchó a la tía Ginny.- Rose, como siempre, era la voz de la razón. Todos los primos se quedaron callados un momento, pensativos. Lily miró a su hermano Albus, que se estaba rascando la nuca distraídamente. Siempre hacía lo mismo cuando le daba vueltas a algo.
Sin embargo, Alice sonreía.
-¿De qué te ríes, rubia?-preguntó Roxanne. Alice dejó escapar una carcajada mientras mostraba todos sus dientes en una enorme sonrisa.
-¡Mi hermano Frank es horrible guardando secretos! ¡Se lo sonsacaremos y listo!
Justo en ese momento sonó un crack que los sobresaltó a todos. James había vuelto a la habitación. Un par de segundos más tarde apareció Frank ("¡AY!" "¡Perdona, Hugo!"). Lily le lanzó una mirada de soslayo al resto y Albus, como quien no quiere la cosa, preguntó:
-¿Sobre qué ha ido la reunión de hoy?