Capítulo 15

5.3K 604 206
                                    

¿Cómo clasificarías nuestra primera cita?

Releo su mensaje una y otra vez. Me niego a responder, clasificar con números o encontrar las palabras para describirle porque puede que muy en el fondo no quiera admitir que fue lo más hermoso que alguien ha hecho por mí. Puede que esa punzada desconocida vuelva a hincar mi pecho. Puede que admitirlo lo haga más real. Y es que sí, es cierto. Lo sentí tan real que todavía tambaleo entre los recuerdos de su perfume y su aliento.

Estoy muy consciente de que sus acciones no son para mí. Sé que todo este espectáculo es para ganar la aceptación de otra chica. Una chica que claramente no soy yo y que seguramente no tiene una pareja ni una gran mentira por detrás del primer hola. Vamos, todo está claro, pero dicen que no hay cosa más loca que el corazón y el mío merece estar en el manicomio.

Si continúo pensando en lo que fue esa cita, podría caer en algo de lo que nunca saldré y me da miedo. Tengo miedo de lastimar y ser lastimada. Tengo pánico de lo que me hizo sentir porque sé que algo cambió. Y no solo eso, también me acecha el terror de reconocer que me he convertido en una mentirosa. Mi mentira se está haciendo cada vez más pesada, más fuerte y creo que quizás en algún momento de este camino... todo me consumirá.

— ¿Estás bien? — Jean se sienta a un lado.

Bloqueo la pantalla de mi celular y lo guardo en mi bolso. El pelirrojo me pasa un vaso descartable repleto de té helado y lo tomo en silencio. Recuesta su cabeza sobre mi hombro y succiona el poco refresco que le ha quedado. Ninguno de nosotros dice nada mientras nuestros traseros se aplastan en la banca de madera, viendo pasar a las personas. Más de alguien sonríe en nuestra dirección, seguramente piensan que somos adorables por estar enamorados o algún pensamiento ridículo, pero eso solo sabe provocarme una sensación diferente, algo que jamás había sentido en mi vida.

Las miradas y las sonrisas me hacen querer huir. Quiero empujarlo lejos de mí, decirle que se vaya porque siento nervios de que me descubran. Hoy, por primera vez, tengo miedo de que Ethan me vea y sepa que tengo a alguien a mi lado. No quiero que descubra que no estoy del todo disponible. No quiero que se dé cuenta de la mentirosa que soy. No quiero que me mire con otros ojos.

Mi corazón comienza a acelerarse y mi vista me engaña. El rostro de Ethan aparece por todos lados: niños, adultos, ancianos, mascotas. Él me está viendo. Él sabe que estoy mintiendo. Él está decepcionado de mí. La sensación de ansiedad es más grande. Me remuevo incomoda cuando recuerdo el peso de su cabeza en mi hombro. Los mechones rojizos de Jean torturan, me ahogan. Cierro mi mano en un puño fuerte para no golpearlo por lo molesta e incómoda que me estoy sintiendo. Y no puedo evitarlo más.

Me levanto y por poco cae acostado sobre la banca. Mis piernas duelen al igual que mis hombros, siento que mi pecho está presionado y se me hace difícil respirar. Estoy asustada, mareada. Jean frunce el ceño curioso por mi reacción y a la vez preocupado.

— ¿Qué sucede, Hope?

Miro a nuestro alrededor. Los rostros han regresado a la normalidad, ya no veo a Ethan.

— Yo... Yo olvidé algo en el trabajo y es urgente. ¿Podemos regresar?

— ¿Demasiado urgente?

— Si, si lo es. Don Juan me ha pedido ayuda y no lo puedo decepcionar, sabes que no.

Termina de darle un sorbo a su bebida y sostiene mi mano. Sin moverme veo nuestras manos entrelazadas. No siento la misma calidez que con Ethan, tampoco que encajen a la perfección o una corriente eléctrica. Y, por alguna razón, mi corazón me dice que estoy traicionando al chico de ojos extraños, pero hermosos. Tal vez estoy loca. Quizás estoy exagerando. Pero así lo siento y es horrible.

MENDAXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora