San cerró los ojos con fuerza y dejó que sus brazos fueran apresados sobre su cabeza. Su estómago sufrió un revolcón cuando sintio las manos de Yunho abrir sus piernas de golpe.
—Joder...
Murmuró el castaño pasando un dedo por la ahora expuesta y más mojada entrada del menor. No era necesario ser listo para saber que Yunho tenía una gran erección debajo del pantalón. La camiseta que San traía, que por cierto era de su hermano, sufrió un desgarre cuando el alfa la arrancó de un tirón, dejando expuesta la lechosa y virgen piel del pecho.
Yunho relamio sus labios, posicionándose entre las temblorosas piernas del omega mientras soltaba sus manos y las colocaba a cada lado de su cabeza.
—¿Y-yunnie h-hyung?
Yunho observo unos segundos al menor, viendo cada detalle de su sudado y sonrojado rostro, convenciendose de que nunca antes le había parecido más frágil y hermoso.
Una oleada más de calor golpeó el cuerpo de San, haciéndolo retorcerse en los brazos del castaño.
—Sh, tranquilo Sannie, esto es normal...
Susurro Yunho acercándose al oído del pelinegro, tomando el lóbulo entre sus dientes y succionandolo con delicadeza.
—H-hyung...
Gimió San soltando un suspiro cargado de placer mientras sus manos se cruzaron sobre el cuello de su mayor.
Yunho no era nuevo en esto. Ya había tenido sexo una que otra vez con algún beta o omega atractivo de su facultad de estudios, porque si, Yunho era un universitario que estaba a punto de joderle el culo a un niño de trece, y el solo pensamiento de hacerlo lo ponía más que duro.
—Abre.
Ordenó el alfa mirando fijamente la boca del menor, que no podía estar más rosada gracias a las constantes mordidas que el mismo se proporcionaba para callar sus jadeos. Sin rechistar, San abrió la boca, sorprendiendose cuando Yunho metió dos dedos a su boca.
—Lame. Ahora.
El pelinegro no conocía aquella faceta del alfa; dominante, exigente y seductora. Aún así, le gustó, y eso fue lo que más lo asustó.
Tal y como el alfa había ordenado, San paso su lengua por la extensión de los largos dedos del castaño, sintiendo aún más rara y molesta la sensación en la parte baja de su abdomen.
No supo como, cuando, o por qué, pero Yunho metió sin avisar uno de sus dedos en el interior del pelinegro.
—¡A-ah~!
San arqueo su espalda al sentir como aquel invasor se quedaba inmóvil dentro de él.
Por otro lado, Yunho estaba más que facinado con lo mojada, apretada y caliente que se hallaba la entrada del pequeño San. Sobre todo lo virgen.
—¿Duele?
—M-mh, n-no...
Murmuro Choi, sintiendo como sus ojos comenzaban a aguarse. Un quejido agudo escapó de los labios del más chico cuando sintió como aquel dedo comenzaba a moverse con lentitud dentro de él.
—Tranquilo...
La voz de Yunho había cambiado en cuestión de segundos: se había vuelto más ronca e incluso demandante.
No rechisto cuando un dedo más se adentro con furia dentro de él, pero, lo que San realmente estaba necesitando en ese instante, era sentir los labios del mayor sobre los suyos; se estaba sintiendo utilizado.
Mientras San sufría uno que otro debate mental en si continuar o no con aquello, Yunho estaba demasiado ocupado dilatando el agujero del pelinegro, preparándolo para lo que vendría.
Pero, de repente, su lobo se encargó de intervenir una vez más al sentir al contrario agitado.
« Idiota, alfa tenías que ser. ¿Qué no ves que el pobre niño no está seguro de esto? Eres solo un imbécil que se follaria cualquier hoyo dispuesto a entregarse a tu pene. »
Yunho soltó un inevitable gruñido.
“No me vengas con eso, pulgoso. ¿No eras tú el que me estaba exigiendo que me lo cogiera?”
San se percató de que el mayor había detenido sus movimientos, y soltó un suspiro frustrado.
—Yo... ¿Y-yunho?
Los ojos oscuros del castaño se posaron en los de San, y entonces cayó en cuenta de que su lobo tenía razón: San en verdad no estaba seguro.
Dudandolo un instante, Yunho acortó poco a poco la distancia que lo separaba de los delgados y finos labios del menor, mezclando poco a poco sus respiraciones.
—Y-yunnie...
Y lo besó.
San quedó estático unos segundos, para luego comenzar a perderse en los suaves toques y caricias que el más grande dejaba sobre sus labios.
Suave, sumiso, dulce, e inexperto: una combinación rara pero perfecta que encajaba perfectamente con Yunho.
El castaño se separó lentamente, relamiendo sus labios, tratando de que el sabor de los labios del contrario se quedará impregnado en su boca. Yunho sabía que al besar a San, aquello dejaría de ser "el simple polvo de una noche" o "una pequeña ayuda", no, ahora era algo más íntimo; Yunho se estremeció ante tal idea, pero aún así le dedicó una sonrisa y una suave caricia al más bajo para tranquilizarlo.
Es que, Choi San valía la pena.
—¿Quieres continuar con esto, Sannie?
San estuvo a punto de abrir la boca, cuando el ruido de la puerta principal siendo abierta lo alteró.
—¡San, ya llegue!
Silencio.
Yunho saco con rapidez ambos dedos de el interior de San, haciendo que este sintiera raro el sentimiento de sentirse vacío.
El castaño se levantó notablemente nervioso y corrió hacia la puerta, azotandola detrás de si.
San miro la puerta unos segundos, mirando sus piernas desnudas mientras tocaba sus labios hinchados y rojos, consecuencia del reciente beso que compartió con el mayor.
Entonces, lloro.
Lloro porque creyó que estuvo bien tener sus dudas desde un principio, porque, después de todo, Yunho solo era un chico que siguió sus instintos.
Yunho solo era un estúpido alfa más, tal como su hermano.
Un cabeza hueca atractivo que solo pensaba en sexo y posiblemente fútbol, tal como Jongho. Después de todo, por algo eran amigos, ¿O no?
Pero a pesar de todo, San pudo jurar que aquel beso en realidad significo algo.
★|;
Sorry, sorry, pero es que San es un bb que debe mantenerse virgen aún >:v
Aunque eso se acabará pronto 7u7
Aunque, no será con Yunho :^ (?)
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