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El pelinegro daba vueltas en la cama, incómodo. Cada ligero roce de las sábanas contra su blanquecina piel hacían que una extraña corriente recorriera su cuerpo.

El ligero tacto de la ropa sobre su piel quemaba, y cada toque involuntario que sus piernas desnudas se daban entre sí, lo hacían jadear y gemir sin control.

Si Jongho no regresaba pronto con los supresores, al avanzado punto que iba el celo del chico cualquier alfa sin control podría romper la puerta, entrar al departamento y follarse al omega ahí mismo gracias al intenso y sofocante olor que desprendía.

—M-mierda...

Balbuceo San al sentir que un líquido caliente comenzaba a recorrer sus piernas.

Ese era el primer celo que Choi San sufría, y lo estaba pasando de "maravilla" sin los supresores. Los estúpidos amantes del estúpido alfa que vivía con el los tomaban como si fuera una promoción:

“¡Hey, ven a cojer con mi hermano y de paso llévate mis supresores! ¡Vuelve cuando quieras!”

El pelinegro comenzó a sentir una presión extraña en la parte baja de su abdomen, y no pudo evitar llevarse una mano allí abajo para adentrarla en sus boxers, soltando un gruñido al sentir la tela y su miembro mojados.

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Yunho llevaba ya unos minutos tocando la puerta del departamento de su amigo, pero este simplemente no aparecía.

El chico estuvo a punto de desistir de llamar a Jongho y tocar la puerta, cuando un peculiar sonido lo hizo quedarse estático y sin aire.

Eso sin duda había sido un grito, un grito lleno de placer que hizo que las piernas del castaño flanquearan.

Eso definitivamente no había sonado como un alfa dándole placer a un omega, si no a un omega necesitado autocomplaciendoce. Rápidamente el lobo de Yunho comenzó a alterarse al notar que el olor que desprendía aquel omega desconocido se intensificaba aún más.

El chico trato de agudizar un poco más el olfato, tratando de identificar el lugar de origen de aquel olor que comenzaba a reconocer como una mezcla de miel y chocolate blanco.

Simplemente deleitante a las fosas nasales del alfa.

Sus ojos se abrieron aún más cuando descubrió que aquel olor dulzón provenía del departamento de Jongho.

—¿Qué demonios?

Murmuró acercándose a la puerta de caoba para posicionar su oído en esta y escuchar aun más: definitivamente el ruido provenía de allí dentro.

Yunho sabía que ese no podía ser Jongho; su orgullo de alfa y su mente cerrada a las jerarquías no le permitiría caer tan bajo. Si el quería placer, recurriría al primer omega o beta que se encontrará en la calle. Con algo de esfuerzo, el castaño recordó "la llave" oculta bajo el tapete; cliché, pero es que Jongho no daba para más.

Yunho tomo la llave y acercó su mano a la perilla de la puerta, para abrirla en cuanto quitó el seguro.

Una ola de calor golpeó el rostro del alfa, más aquel ambiente caliente y extraño que se sentía en la atmósfera lo dejo atontado unos segundos. Su lobo aulló pidiéndole que buscará al dueño del dulce olor.

Con pesadez y duda, Yunho adentro un pie dentro de la casa, barriendo todo lo que había con la mirada.

Sus ojos se posaron en la puerta entreabierta del cuarto de San, el hermano menor de Jongho.

“Que estúpido... ¿San es un omega?”

De repente, todo cobro sentido.

Qué Jongho no estuviera en casa.

Cries of help ; yunsanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora