Día de trabajo.

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Thomas se encontraba en su oficina, tomó un sorbo de café y dejo la taza en su escritorío. Miró la foto que tenía en su pared, era él junto a Diego. Sonrio con ternura, no entendía como un niño quince años menor que el pudo robar su corazón.

Sintio como alguien tocaba la puerta. Se levanto y abrió la puerta. Había un chico delgado, pálido, pelirojo y de ojos verdes y tenía pecas por toda su cara.

—Buenas tardes—saludo Thomas.

—Hola...—el pelirojo miró a Thomas y se sonrojo.

—Entra—dijo el mayor cerrando la puerta.

—Bueno...—murmuro el chico y se sento en el sofá.

—¿Cómo te llamas?—preguntó el mayor.

—Angel Cruz...

—¿Que edad tienes?

—Quince.

—¿Por qué estas aquí?—preguntó Thomas.

—Yo...mis padres creen que estoy enfermo.

—¿De qué?—el azabache lo miró a los ojos cosa que incomodo al menor.

—Yo...por favor no creas  que estoy enfermo—sus verdes ojos se llenaron de lágrimas.—Soy gay.

—No estas enfermo.

—¿Enserio?—preguntó el pelirojo.

—¿Estas enamorado?

—Si. Pero ese chico va en mi salón pero nunca ha hablado conmigo y creó que no sabe de mi existencia.

—¿Cómo es el?

—Bueno...es castaño, ojos café, pálido, delgado y pequeño. Tiene un sólo amigo, su circulo social es reducido a uno. Y nunca lo he visto hablar con alguien que no se su amigo—el azabache pudo ver brillar los ojos del pelirojo.

—¿Como se llama el chico?—pregunto el mayor.

—Diego Evans.

¿Cómo?

¿Se refería a su Diego?

Él hombre de mi vida[BL].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora