En la universidad, a la misma hora y en el mismo lugar, observándolo desde hace ya unas cuantas semanas, en un punto en el que nadie podía ver su pequeña afición hacia el solitario pelinegro amante de la lectura.
El rubio tenía tantas ganas de hablarle, no conocía su nombre, se encontraba enamorado de un chico que no conocía.
Jimin no solía ser así, ¿por qué se dedicaba a perder su tiempo observando a alguien que ni siquiera sabe de su existencia? Pensó que era hora de terminar con esto. El miedo y la timidez lo invadía, ¿cómo iba a acercarse a un chico desconocido y confesarle su amor?
Despues de un pequeño debate mental, se paró de un pequeño arbusto ideal para su tamaño, decidido a ir hacia el chico que se encontraba con un libro en mano.
Temblando un poco por el miedo y la emoción que sentía, se acercó a unos metros de él, pisando el pasto, acercándose. Solo pudo ver como él se paraba lentamente de su banca y tomaba sus cosas para irse tranquilamente a sus clases.
Ese dia, el tiempo fué su enemigo.
El día siguiente fué el que rompió la rutina del chico, Jimin se encontraba esperándolo en la banca, el pelinegro miró a Jimin, dió una media vuelta y se propuso a caminar.
La mano del rubio se colocó en la muñeca del chico, haciendo que detenga su paso.
-¿Cuál es tu nombre?- preguntó en seco, llevaba esperando tanto este momento y no podía evitar que un tartamudeo rompiera su plan.
-Yoongi, ¿podrías soltarme, por favor? Solo quiero ir a leer- habló de una forma seria pero amable a la vez.
-Emm...claro- Jimin soltó la muñeca del chico.- Hasta luego-
Yoongi, ése es su nombre, pensó Jimin.
Esa fue la única vez que se dirigieron la palabra en una semana.
Los días pasaron, el deseo por entablar una conversación con Yoongi eran cada vez mas grandes. Un día, Jimin se acercó a Yoongi y lé sonrió.
-¿Podría sentarme junto a tí? Por cierto, soy Jimin.
-Está bien, solo no molestes- la expresión fría de Yoongi había puesto algo incómodo a Jimin, pero eso no sería lo suficiente como para hacer que sus deseos tomaran su fin. Así que tomó el riesgo.
-¿De qué trata tu libro?- habló animadamente. -Se ve interesante, me agrada la portada-
Tal vez esas palabras no fueron las adecuadas para dirigirse a un amante de los libros, aunque realmente no se veía molesto.
-No debes juzgar a un libro por su portada, ¿vez aquí? -señaló una parte de la portada.- El contenido es mucho mejor que esto, esto...es solo una simple imagen con el título.
-Realmente se nota que te gusta.-
-Claro que sí- Su mirada comenzaba a ser una mas relajada. -¿A tí te gusta?
-Realmente, casi no suelo leer, normalmente pierdo la atención muy seguido, pero, de que trata este libro?-los ojos de Yoongi se iluminaron un poco ¿un chico le está pidiendo que le platique sobre el libro?
-Eh..claro...-tomó algo de aire- ¿te importa si solo tomo lo esencial? Me gustaría que la leyeras.
-Lo que gustes explicar, está bien.- Las palabras de Yoongi solo eran melodías para los oidos de Jimin, ¿como iba a molestarle? Con poco o mucho que hablara, él podía estar contento.
-Bien, trata sobre el triángulo de las Bermudas, ¿lo conoces? -Jimin asintió- Es sobre el avión mas grande de la historia nunca antes construido, cuando el vuelo comienza y atraviesan el triángulo de las Bermudas, toda clase de misterios comienzan a ocurrir, desde la sencilla aparición de un billete con un triángulo, hasta la vista de una Isla nunca antes vista.
-Se escucha interesante.
-Lo es.
Así fue como las platicas y pequeñas lecturas del libro fueron haciendo crecer la amistad entre aquellos dos chicos.
Con el paso de los meses, la amistad, se convirtió en un tierno cariño, Yoongi acostumbraba a abrazar a Jimin mientras le leía fragmentos del libro. Las opiniones de los demás estudiantes quedaban cortas frente a los sentimientos de los dos amantes.
Cierta vez, Yoongi mencionó las palabras que Jimin tanto quería escuchar: Te amo. Esa pequeñas palabras se fueron convirtiendo en las favoritas del rubio.
Un viernes, unas horas antes de que campana marcara el fin de la semana escolar, los dos chicos se encontraban recargados en la fría pared del baño.
-Te amo, ¿lo sabes, no?- Soltó Yoongi
-Claro que sí, lo repites mucho, es practicamente imposible no saberlo.
Yoongi se giró, quedando de frente a frente con su amado. Empezó dando ligeros besos en el cuello del menor, Jimin, por inercia, lo tomó por la cintura atrayendolo más hacia él. Los besos de Yoongi fueron subiendo, pasando por el mentón, hasta los rosados labios de Jimin.
El beso fué intensificandose, hasta que llegó el momento de separarse por falta de aire, sus rostros sonrojados, eran lo mejor que podían ver en aquellos momentos.-Jimin...tengo que decirte algo- El mayor cambió su expresión a una mas seria, mientras que el menor, solo empezaba a dudar.
-¿Qué es lo que pasa?- Yoongi apretó el puño, no sabía como decirselo sin herirlo de alguna forma.
-Mañana por la mañana me iré de aquí, mis padres consiguieron empleo en Estados Unidos, iré con ellos...-
-P-pero...- los ojos de Jimin se cristalizaron.
El ruido de la campana no dejó acabar su frase, chicos empezaron a entrar al baño quitando la privacidad de los dos amantes. El mayor solo tomó su mochila.
-Gracias por todo Jiminnie, en serio, gracias.- Acabando sus palabras, se dirigió hacia la salida del baño perdiéndose de la vista del rubio.
...
Jimin escribiendo en una libreta:
29 de Marzo:
Sé que es tonto, hace ya unos meses que te fuiste, es triste no saber nada de tí. Te extraño ¿sabes? Me hubiera gustado más que nos hubiéramos conocido antes, aquella fogata de amor llegó a su fin, pero aún existe mi amor por tí, no importa que sean las cenizas.
Aveces leo el libro con el que empezamos a hablar, realmente me gusta, es mi favorito, ¿crees que es muy probable que un avión se pierda?
No se como estás, trato de imaginar que te encuentras bien y disfrutas de las playas de USA.Te amo.