La ciudad de los Césares

De vacaciones

Kristen le comentó lo que había visto a los otros policías,que investigaron aquella droga  sin encontrar nada. "Un nuevo tipo de droga que debe ser controlada lo antes posible" le dijeron.
Pero eso ya no era problema de ella, por primera vez en su vida había usado un arma (encima era un lanzacohetes) y no quería volver a hacerlo.
Cuando todo estuvo tranquilo, recuperó su maleta y se dirigió a un hotel. Le daba igual el precio,solamente quería dormir y descansar así que,en cuanto entró a la habitación saltó a la cama y durmió como nunca antes lo había hecho.
A la tarde salió un poco para despejarse y hacer un poco de turismo porque el vuelo de vuelta salía en una semana y había que aprovechar. Así pues, visitó el Lago Ness,el Castillo de Edimburgo,el Kelvingrove,Mary King's Cross...
Compró figuritas de Leprechauns,algunos tréboles,unos duendecillos hechos de madera y un monstruo del Lago Ness inflable.
Una mañana quiso ir a la costa y subir en uno de aquellos acantilados. Se sentó y sintió el ruido de las olas al golpear con las filosas rocas. Casi se cae,llevada por la somnolencia. Cuando se incorporó dirigió la vista hacia el puerto y avistó que algo anormal allí flotaba. Bajó corriendo por el sendero tras de ella que llevaba al puerto y se tiró al mar.Kristen podía ser torpe,pero era una persona extremadamente valiente. Nadó hasta  aquella cosa, la agarró y la llevó a flote hasta la orilla. Cuando la depositó en la caliente arena pudo observar fielmente aquella cosa: era un retazo de piel de vaca que parecía una bolsa,atada con algas. Era muy grande,del tamaño de un televisor de tubo. Sin embargo,aunque fuera grande no era pesada porque cuando abrió la bolsa salieron un tronco o dos y solamente quedaba una cosita pequeñita. Sorprendida por esa pequeña cosa la cogió para verla más cerca. Se trataba de una pequeña figura hecha completamente de oro. Le pareció graciosa,ya que aquella figurita era una llama. Creía que nadie la había visto así que la metió en el bolsillo y se alejó de allí.
Al día siguiente salía el vuelo que la llevaría de vuelta a Londres así que dedicó esa tarde a hacer la maleta. Dejó para el final la figura de la llama ya que quería limpiarla un poco antes de guardarla y cuando hubo terminado la cogió entre sus manos e hizo un análisis de ésta. Los detalles eran impresionantes,la alforjas que caían sobre sus costados,el hocico,las patas... Todo era de oro macizo menos los ojos, que estaban hechos de cristal oscuro.  En la parte inferior,en el estómago había una inscripción que decía " Animalis Caesarum". "Animal de César" tradujo Kristen.
Ella no era muy buena en historia,así que le pareció raro que el César romano tuviera una llama cuando éstas (provenientes de Perú) aún ni habían sido descubiertas. Lo mismo,se lo guardó para ella.
Al llegar la noche y habiéndolo preparado todo, se acostó y a los pocos minutos se quedó dormida.
Inesperadamente, alrededor de las tres de la mañana llamaron a su puerta desesperadamente. Unos de los golpes la despertó súbitamente  y sin tomar un respiro se levantó para abrir la puerta. En el pasillo se encontraban dos mercenarios (pensó Kristen al ver sus atuendos): uno de ellos era mujer, alta, musculosa y de cabello castaño; el otro era un chico bajito y muy flaco pero su cara era más terrorífica que la de un bulldog rabioso. La chica empezó a hablar.
-¿Eres Kristen?-le preguntó-.
-S-sí. Soy yo,¿qué pasa?-.
Mientras tanto,el chico pasó a la habitación y empezó a ojear todo. Entonces,su mirada se detuvo en la estatua y acto seguido buscó contacto visual con la chica. En cuanto lo tuvo,hizo un gesto de afirmación.
-Nada,estábamos haciendo un recuento de alojados. Al parecer el hotelero tenía edificaciones sin declarar. Bueno,siento la intromisión. Buenas noches-le dio la espalda y se fue por el pasillo-.
"¿Y el otro?" Pensó Kristen.
Entonces, notó que algo afilado le penetró en la garganta  y, poco a poco fue debilitándose y cayéndose en un profundo sueño.