Ayuda.

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Son casi las una de la madrugada y una llamada entrante se oye en la estancia dónde se hospeda el famoso escritor, Usami Akihiko.

Extrañado por el horario de la llamada, y no teniendo el mejor presentimiento, toma su teléfono preocupándose al ver la imagen de Misaki en la pantalla. No lo duda y contesta de inmediato.

-¿Misaki?-

-¡Usagi san!- A Misaki con suerte se le entiende lo que dice entre sus gritos aterrados- ¡Usagi san!.. P.. Porfavor sácame de aquí te lo suplico, Ryuichi, A..Akihito, no lo soporto Usagi san, por favor ayúdame- termina en un chillido doloroso.

Una hora antes..

Misaki conduce tranquilo, escucha música  sumergido en sus pensamientos y con una sonrisa tonta que le cruza toda la cara. Quedaba tan poco para poder casarse con Asami, algo que era esperado con ansias por ambos.

Tenían bastantes planes y estaba emocionado por ello.

Lo único que le mantenía era la extraña conversación con Usagi san, ahora que lo pensaba bien..

Él jamás vio a Akihiko haciendo bromas de mal gusto, él no era así, era una persona bastante frontal, no tenía sentido que le haya citado después de más de dos años sin verse, solo para algo tan miserable.

Por otra parte confiaba plenamente en Asami. Era un hombre que se desvivía en consideraciones con él, a sido testigo por años de las constantes insinuaciones a su novio y como éste rechazaba educadamente cualquier acercamiento, su prometido era el mejor y no tenía motivos para dudar.

Solo hace dos semanas y por primera vez le notó distante, no pudo ahondar en ello pues se vino encima la dichosa semana de no verse por la tradición, aún así no le toma tanta importancia, asume que era por el estrés de la boda y tener listo el hogar que habitarían.

Asami tenía derecho a estar agobiado y él le entendería y compensaría en la luna de miel.

Pensando en todo, Misaki concluyó que debía ser un error, debió escuchar a Usagi san, abrir el sobre y demostrarle que lo que hubiera allí, era de otro hombre, pero no de su prometido. Seguramente se hubieran terminado riendo, dejándolo como un recuerdo de cuando Usagi san quiso cumplir su sueño frustrado de ser un detective privado, quedando como una anécdota que contar a sus futuros hijos.

Estaba ansioso, le quedaba poco para llegar, y entre más lo pensaba, no le encontraba sentido a estar separados, si él lo único que quería era verle.. ¡Al demonio la tradición!, esa noche se quedaría a dormir en su nuevo hogar, y en la mañana haría un delicioso y abundante desayuno para su casi esposo.

Se besarían, hablarían de sus días separados, y les quedaría tiempo de sobra para arreglarse para la boda que era a las siete de la tarde. En la mañana hablaría con sus mejores amigos, para afinar los últimos detalles, además de que éstos eran padrinos de su boda, como Shinosuke era su padrino, se arreglaría en casa de él.

En cuanto a Akihito, con su gran estilo ayudaría a su esposo, está seguro que lo asesorará perfectamente, no tendría mucho trabajo con eso, Asami se veía bien con cualquier cosa.

Misaki buscó un autoservicio abierto, quería comprar lo necesario para el desayuno nutritivo de la mañana, ya que de seguro y conociendo a Asami, no tendría nada en el refrigerador.

Por otro lado recordó que no tenía las llaves del lugar. Asami le había dicho que no quería dárselas por ahora para crear expectación, y que a la vuelta de la luna de miel, le tendría un duplicado con un llavero bastante especial. El problema en todo eso era que quería caer de sorpresa, según tenía entendido el conserje tenía una copia, ese amable señor que conoció el día que acompaño a Asami por un papeleo.

Luz al final del túnel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora