Capitulo 1 - El Encuentro.

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Suho sólo esperaba subir al escenario para dar su último show de esa noche. Se arregló el short una vez más y se quitó los zapatos. De pronto las luces bajaron su intensidad, y esto fue la señal que hizo que su cuerpo comenzara a deslizarse lentamente hasta tomar el tubo que estaba en medio del escenario. Le dio la espalda al público y esperó a que iniciara la canción. Una vez resonó por todos lados, Suho movió lentamente sus caderas de un lado a otro, para luego dar un impulso y realizar una pirueta alrededor del tubo, permitiéndole quedar frente a frente con el público. Esto le dio la oportunidad de ver, entre toda la multitud, a un joven de traje elegante en el fondo del bar. Constantemente sintió cómo la mirada de este tipo lo penetraba por completo. Aunque él deseara ver de quién se trataba, la máscara que ocultaba su rostro le impedía lograr identificarlo. El usar máscaras para ocultarse era costumbre en el bar, así que aquel extraño no era la excepción. Sin hallar remedio, Suho prosiguió con su sensual baile quitándose la camisa para dejar al descubierto su trabajado abdomen, se dirigió una vez más al tubo y, colocándose de espalda, con sus piernas flexionadas descendió para dar un toque aún más provocativo y seductor a su baile. Mientras lo hacía, sentía como su short se subía más entre sus muslos. Ya para finalizar su espectáculo, se sentó sobre la silla que ya estaba dispuesta en el escenario para deslizar lentamente sus manos sobre sus muslos, una a la vez. Cabía destacar que, durante todo el show que protagonizó, nunca dejó de sentir la intensa mirada de aquel sujeto extraño sobre él.

Una vez finalizó su número, tomó su camisa y bajó del escenario.

- Como siempre, Suho, eres uno de mis mejores bailarines - dijo su jefe mientras le entregaba un sobre donde él sabía que estaba su paga por los shows de hoy. Si este tipo no le pagara tan bien, y él no tuviera que mantener a su hijo, ya se habría largado de ese bar lo antes posible.

- Gracias – dijo Suho de mala gana tomando el sobre y dirigiéndose a la parte posterior del bar. Allí se encontraba la pieza que este sujeto le arrendaba.

Suho se sentía cansado ya que ese era el cuarto show que hacía esa noche. Así que, sin más preámbulos, estando ya en su habitación, se dirigió lentamente a la cuna que se encontraba ubicada a un costado del cuarto para sentarse y admirar a su pequeño DongHae, el cual dormía como un angelito. Aquella criatura que apenas tenía 5 meses de vida era su hermoso bebé. Era un ángel que, con su inocencia, ignoraba por completo las desgracias de su alrededor; el hecho que su padre debía hacer bailes eróticos todas las noches para sustentar su alimento, o que su otro progenitor echó a Suho a la calle apenas supo de su existencia venidera pues lo acusaba, para más colmo, de que lo había hecho con el fin de atarlo, olvidando por completo que era él a quién no le gustaba usar condón.

Suho sufrió bastante después de haberle revelado a su pareja que estaba embarazado. Tanto, que incluso cuando le recordaba el hecho de que aquella criatura era también su responsabilidad por no usar preservativos, este reaccionaba agresivamente con él, empeorando aún más las cosas.

Siempre que miraba a su pequeño e inocente angelito, no podía evitar recordar todo lo que sufrió al ser rechazado por su pareja. Con el fin de sustentar a su hijo, tuvo que pasar por cosas muy difíciles, y cada vez que lo recordaba terminaba llorando de tristeza y rabia.

Esa ocasión no era la excepción, pues Suho sentía cómo las lágrimas caían por sus mejillas conforme las memorias de todo lo que había vivido el último año de su vida, a causa de haber creído en las dulces palabras de un imbécil, aparecían en su cabeza.

Mientras divagaba en su pasado, escuchó como alguien llamaba a su puerta. Ante la llamada, se dirigió a la entrada y entreabrió sólo un poco, ya que no le gustaba que ninguna persona entrara al lugar donde su pequeño hijo vivía y descansaba.

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