Capitulo 3 - Peleas y engaños.

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Dicen que el tiempo vuela y eso fue lo que le pasó a Suho pues ya llevaba hospedándose con Sehun 6 meses. Durante ese tiempo se juntó con sus hermanos y amigos conociendo por fin a todos sus sobrinos, y aquel hecho lo hacía inmensamente feliz. Toda la felicidad que alguna vez sintió, volvió desde que Sehun lo encontró y convenció.

Sehun se esforzaba cada día, que a Suho y Hae no les faltara nada en lo absoluto. Desde que viven juntos se aseguró de disfrutar cada momento con cada uno de ellos; salían al parque, a comprar, a comer... Todos esos grandes detalles que demostraban su preocupación y cariño, Suho los agradecía de corazón. Si no fuera por él, ahora mismo nunca hubiera vuelto a pintar y dibujar, así que, en un intento de demostrar su gratitud, comenzó a buscar trabajos donde necesitaran de sus habilidades como enfermero, a pesar de que Sehun insistiera en que no era necesario. Y aunque tratara de convencerse de que ese era su principal objetivo, también admitía que aquella búsqueda laboral también era para sentirse más independiente.

- Me acaba de llamar XiuMin por su cumpleaños. Me dijo que Lay no va a ir por lo que espera que nosotros asistamos. ¿Qué opinas? ¿Quieres ir?

Dijo Sehun encontrándose con Suho en la cocina mientras éste le daba el desayuno a Hae.

- Sería divertido - declaró Sehun mientras se sentaba a desayunar.

- Mmm... - Suho lo meditó un momento. Hasta el momento él había rechazado todas las invitaciones de fiesta por parte de sus amigos por temor a encontrarse con Lay y, a causa de esto mismo, Sehun también se negaba a asistir pues por ningún motivo deseaba dejarlo solo - ¿Sabes qué? Sí, vamos. No sabes cuánto quiero ver a los chicos y pequeños.

- Okey, genial. Salimos a eso de las 11. ¿Quieres que te ayude con el pequeño para que te arregles?

- Claro. Vamos a bañarlo y me ayudas.

Suho tenía más que claro que Sehun amaba a su pequeño. Siempre quería jugar con él, cuidarlo, alimentarlo y..., aunque sea difícil de creer, hasta también le gustaba cambiar su pañal. Sin importar de que su casa gritara auxilio por la incapacidad de guardar más juguetes y ropa, siempre se encargaba de traerle algún regalo. Hasta le hizo prometer que grabaría y enviaría en el mismo instante cada cosa nueva que el pequeño aprendiera o hiciera pues anhelaba observar con sus propios ojos cada detalle del crecimiento del pequeño Hae. Incluso, hacía no muchos días, DongHae presentó un poco de fiebre y él, sin dudarlo, había abandonado un juicio para arrastrar a XiuMin a su casa y exigir que lo revisara.

Suho aún recuerda con ternura todos esos días.

Ahora mismo, él se encontraba mirando a Sehun jugando con el pequeño mientras, por su lado, se encargaba de bañarlo.

- ¿Qué ropa le deberíamos poner? - cuestionó Suho.

- Pongámosle el traje de lobito. Se ve adorable con él - dijo Sehun con una sonrisa.

Suho tomó el traje y se acercó a Sehun, quien ya estaba secando al pequeño. Una vez terminó de hacerlo, los dos lo vistieron. Con DongHae ya listo, Sehun se encargó de cuidarlo mientras Suho se disponía a alistarse cambiándose de atuendo.

Sehun nunca había sido más feliz en su vida. Gracias a la compañía de ambos él lograba sentirse dichoso y tranquilo. Si bien pensaba que con sólo estar con Suho de nuevo lo haría feliz, el hecho de que el pequeño se ganara su corazón desde el primer día hizo que aquella felicidad se multiplicara por un millón. Aquel amor que sentía hacía DongHae, duraría para siempre. Y con Suho, era lo mismo. Sus sentimientos eran los mismos, incluso, se hacían fuertes día a día, y aunque quisiera decírselo, tenía más que claro que debía darle tiempo y esperar para no forzar las cosas pues deseaba que se dieran a su debido tiempo.

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