2 - Un nuevo reino

153 3 0
                                    

Sans me levantó del piso con sus poderes. Quise hacer algo, pero no podía reaccionar. Terminé en el medio del portal, que me succionó y escupió del otro lado. Caí en el piso, perdiendo un poco de vida.

Un sonido detrás de mí me indicó que el portal había sido cerrado. No podía creer que Sans no me permitió completar la ruta genocida, y me había intercambiado por un Frisk pacífico.

Pero eso no importaba. ¿Dónde estaba? ¿Y cuándo me vengaría de Sans?

Alcé la vista, encontrándome con una cabra con alas de colores. Seguí mirándolo, hasta que reconocí su rostro sorprendido– ¿Asriel? –pregunté, con la boca abierta.

– ¿Chara? –preguntó él, acercándose a mí–. ¿Realmente eres tú? –Unas lágrimas se deslizaron por sus mejillas.

–Sí, soy yo –Me abalancé sobre él, abrazándolo con fuerza. Él me correspondió–. Y veo que tú sigues siendo el mismo llorón de siempre.

–Te extrañé tanto –Lloró él en mi hombro. Poco a poco, volvió a tomar la forma que conocía: una pequeña cabra, vestida con una remera verde con líneas amarillas.

–Y yo a ti.

–Nunca debimos haber hecho ese plan –comentó Asriel, separándose un momento. Aún recordaba cuando él absorbió mi alma, traspasó la barrera y se encaminó a masacrar a los humanos que me habían lastimado en la superficie. Pero se negó a hacerlo cuando los vio, y no pudimos terminar el plan–. No tuve la fuerza para asesinarlos.

–Pero veo que ahora sí –respondí. En su interior, miles de corazones latían. Y también percibía algo más...–. ¿Lograste reunir las siete almas de humanos para liberarnos a todos?

–No... yo... tengo seis. Se las robé a papá –respondió él–. Estoy tan cansado, Chara. No sé qué hacer.

– ¿Y contra quién estabas peleando?

–Contra el jugador, para que no me abandonara, como tú... –Al ver que no entendía nada, Asriel me explicó todo desde el principio.

Cuando terminó, tuve que sentarme un momento. Era mucha información, y me costó procesarla–Entonces... somos un juego...

–Exacto –Asintió Asriel–. Pero, ¡no importa! Seremos felices de todas formas, ahora que estamos juntos otra vez.

En ese momento, recordé algo que una flor me había dicho, al salir de las catacumbas– ¿Tenías la forma de una flor dorada, cierto?

–Sí...

–Me reconociste, cuando salí de las catacumbas, después de asesinar a todos adentro de ellas –dije. Él me miró extrañado–. Me propusiste un plan, para convertirte en un ser todopoderoso. Destruiríamos a todos y a todo, en este mundo miserable; borraríamos sus recuerdos inútiles –Mis ojos brillaron con un destello rojo–; los convertiríamos en polvo.

–No recuerdo eso –comentó.

–Quizá no lo dijiste en este universo, pero sí en la mío. Y vamos a hacer lo que dijiste.

–Chara, todas esas almas, están en mi interior ahora. Todos los monstruos, son los que me permiten tener esta forma –Negó con la cabeza–. Sí los dejase ir, perdería mi forma. Además, ya he absorbido las seis almas humanas. Las perderíamos, una vez que las libere.

–Entonces... tampoco podemos ir a la superficie una vez que la barrera este rota.

–Exacto, porque el juego termina.

–Bien, ya sé qué podemos hacer –Levanté la mirada, sonriendo macabramente–. Esclavicemos este estúpido mundo. ¿Qué sentido tiene matarlos a todos, si ahí va a terminar?

One Shots de UndertaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora