7 - Persevera por él

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–Ugh, habiendo dicho eso –Entrecerré los ojos–. Te encanta agitar esa cosa por el aire, ¿verdad? –pregunté, señalando con la cabeza el polvoriento cuchillo que Chara sostenía en sus manos.

Sus ojos rojos llenos de furia fue todo lo que recibí como respuesta.

Cerré los ojos por un momento–Escucha. Sé que antes no me contestaste esto, pero... en alguna parte, puedo sentirlo. Está el rastro de una buena persona dentro de ti. La memoria de alguien que una vez quiso hacer lo correcto –Abrí los ojos, ante la atónita mirada de Chara–. Alguien que, en otro tiempo, pudo haber sido... ¿un amigo?

El alma de Frisk se estremeció dentro de Chara. Había perdido el control de su cuerpo al empezar la ruta genocida, pero comenzaba a recuperarlo al reconocer mi rostro esquelético. Sus manos temblaron. El rojo en sus ojos empezó a desvanecerse.

–Vamos, amigo. ¿Me recuerdas?

Frisk empezaba a volver, mientras Chara se perdía en algún lado de su conciencia. Ganaba fuerza, rememorando las salidas a Grillby's, las risas por los chistes malos y la felicidad de los buenos viejos días.

–Por favor, si me escuchas... olvidémonos de todo esto, ¿de acuerdo? Sólo baja tu arma y... bueno, mi trabajo será mucho más fácil –Abrí los brazos, invitándolo a que me abrazara.

El rojo terminó de desaparecer, reemplazado por los ojos negros de Frisk. En el fondo de su alma, podía escuchar los gritos de Chara: "¡Es una trampa, idiota! ¡Sans no olvidará todo esto tan fácil!"

Pero Frisk quería creerlo tanto, que aceptó mi piedad.

Le sonreí– ¿Me estás perdonando? Finalmente. Amigo, colega. Sé lo difícil que debe ser tomar esa decisión: dejar atrás todo por lo que trabajaste. Quiero que sepas... que no dejaré que sea en vano. Ven aquí, amigo.

Abrí los brazos, y Frisk se lanzó a ellos, llorando. Una lágrima escapó de una de mis cuencas, mientras invocaba un montón de huesos en la espalda de Frisk. Se incrustaron en él, traspasándolo. La sangre no tardó en manchar mi campera azul.

Sus ojos se clavaron en mí por unos segundos. Estaban inundados del dolor de Frisk y el odio de Chara. Me sentí tan mal por el que alguna vez había sido mi amigo...

Pero él había elegido ese camino, y ahora tenía sus consecuencias.

Lo recosté en el piso, levantando su cabeza con una de mis manos. Él me miró con sus últimas fuerzas, como si estuviese... ¿aliviado? Antes de que desapareciera, le susurré al oído–Si realmente somos amigos... no vas a volver.

Después de eso, se volvió polvo en mis brazos. Como los monstruos que había asesinado, como Undyne, como Mettaton... como Paps.

Esperé unos segundos, pero la partida no se reinició. Frisk no apareció de nuevo. Se había ido con Chara a la oscuridad, para siempre. Ahora, él debía arreglárselas con el homicida.

Pero con ellos, se habían ido también las almas de mis amigos. Por lo menos quedaban los que se habían escondido.

Mi ojo parpadeó entre el azul y el amarillo, y me tele transporté al Laboratorio Verdadero de Alphys. Me recibió una atmósfera fría y las amalgamas. Estaban protegiendo la entrada. Se aseguraban que no les pasara nada a sus familias.

Cuando vieron que sólo era yo, se apartaron. Caminé hasta donde estaban todos los monstruos reunidos y temblando de miedo. Se abrazaban los unos con los otros, susurrando y calmándose entre ellos. Alphys encabezaba el grupo.

Al verme, corrió hacía mí, sonriendo–Lo-lo lograste

Todos los monstruos nos escuchaban. Yo sonreí–Podríamos decir que sí –Ellos empezaron a festejar y a saltar, contentos de haber sobrevivido junto a sus parientes–. Por lo menos algunos se salvaron –murmuré a Alphys, mientras los observábamos alzar los puños, alas o colas en señal de victoria.

One Shots de UndertaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora