Capitulo 1: Frustración

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—¡ERES UN MALDITO!–Grité frustrada llamando la atención de algunos presentes que deambulaban en el  pasillo. En el momento que mi mente vuelve a la claridad hago el mayor esfuerzo de retomar mi compostura, me enrezo y camino.

Retengo cada una de las lágrimas que amenazan en salir  de mi ojos y humillarme delante de todos los presentes.

Puedo observar a unos cuantos pasos de mí una placa plateada con el apellido de mi la inútil de mi abogada "Cortez" 

Tomo la perilla de la puerta, la empujo, entro. Observo todo a mi alrededor, detallando cada detalle de su oficina.

Si, cobra tanto por sus servicios debería tener una mejor decoración.

Me siento en un sillón cerca del escritorio y siento mis lágrimas correr al recordar lo que paso.     

Flashback*
     
  10 minutos atrás


—Yo no lo acepto— Negó.

Con sólo esas 4 palabras sentí una oleada de sensaciones destrozar mi  estómago.

En ese instante mi mundo se detuvo, otra vez.

—A que se refiere señor Cooper— le pregunta su abogado, mostrando  confusión.

—No apruebo ese acuerdo y hasta qué no cambie, no habrá tal divorció, con su permiso tengo mejores cosas que hacer— Decreta y se da la vuelta para salir de la sala.

—señor Cooper espe...—  mi abogada intenta intervenir.

—Silenció—exclama Julian opacando el intento de mi abogada por detenerlo. — Creo haber sido muy claro abogada—

Con el ceño fruncido, abotona su saco negro, nuestras miradas conectan por unos segundos se acerca un poco.

Levantó mi palma y sacó mi dedo de enmedio.

—Hasta luego cariño—se despide de mí en un susurro y sale de la sala.

Me levanto rápidamente para seguir sus pasos y encararlo, estándo afuera de la sala observo alrededor  pero no logro alcanzar a notar  ningún rastro de él alrededor.

¿Como puedes hacerme esto?

-¿¡Julian!?- lo llamó.

Camino hasta el final del corredor a toda prisa hasta ver como su cabello negro desaparece en el elevador.

-¡ERES UN MALDITO!
 
               * Fin del Flashback*

Suelto un suspiro y limpio  un par de lágrimas rebeldes resbalan por mis mejillas. Escucho unos pequeños golpes provenir desde atrás de la puerta. Limpio mi cara por completo, acomodo mi cabello, busco mi espejo compacto dentro de mi bolso, reviso mi rostro y mi maquillaje para asegurarme de que mi apariencia esté bien

—Adelante—pronuncio en voz baja

Entra por la puerta mi magnífica abogada, '' una prodijio decían '' Un prodijio que ni  siquiera pudo divorciarme.

Ella me ve y su rostro muestra sorpresa.

¿Por qué tocó si es su oficina?

—Sra. Duncan, creo que ya sabe quien soy s..-—interrumpo su presentación levantando mi mano y negando con mi rostro, ella al parecer capta la indirecta y cierra la boca.

—Si, se quien eres—sonrió—Eres la inútil abogada que contrato mi madre para divorciarme de Julian lo cual no creo que hayas logrado o ¿si?—  reclamó en voz moderada.

—Sra. Duncan le prome...— nuevamente la interrumpo sin darle importancia de que su voz este temblando.

—¿Duncan?— preguntó con ironía en mi voz —No, no soy Duncan, sigo casada— me río—aún soy Cooper o ¿no? Abogada—

—Por ahora Señora, le aseguro que su divorcio es definitivo— Afirma, con su puño golpea encima de la palma de su mano derecha—como usted y el Sr. Cooper están en tramites si gusta puede usar su nombre de soltera—me explica

—¿En serio?—preguntó

—Sí, usted quiere— Murmura.

—¿Quiere un trago?—me pregunta sonriendo y señalando el escritorio a unos pasos de mí

Asiento con la cabeza.

—Lo mas fuerte que tengas—La observó  caminar hacia el escritorio y detalló su rostro, esos vivos ojos color marrón y su cabello largo—¿señorita?—preguntó al darme cuenta que no se su nombre.

—Cortez, Luciana Cortez, digame Luciana— Se presenta aún mostrando nervios en su voz

Se acerca a mi con una botella de vodka y dos copas. Luciana toma asiento alado de mi en el otro sillón a mi costado y sirve el vodka en una de las copas

—Tome señora—me ofrece la copa, al tenerla entre mi mano doy un trago largo dejandola sorprendida.

—No me digas señora, me haces sentir vieja niña—hago una pausa para tomar  otro trago aún más largo que el anterior— Dime Crisstal, niña—

—Oh, —Asiente —esta bien—toma un sorvo de la copa llena  de vodka— no soy una niña.

—Ah ¿si?—me mofo con sarcasmo - ¿Que edad tiene la señora? —preguntó

-—26 años—responde—¿usted?- pregunta.

—39 añitos— respondo tomando otro trago de la botella de vodka.

—Vaya, no los aparentas—comenta luciana sonriendo.

—Gracias—le agradezco fingiendo mi mejor sonrisa.

—¿Cuando te contrató mi madre?—le preguntó luciana

-Esta mañana- responde

Demonios ¿por que aceptó eso?

—lamento lo de hoy— se disculpa con la mirada fija en el suelo tomando un sorvo de su copa.

—No es tu culpa, Julian y sus berrinches es imposible de detener.

Sugar MommyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora