Capitulo 3: Un nuevo despertar

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—Espera un momento—acomodo mi cabello y sacudo mi otra mano—Espera solo un momento niña —

—¿niña?—me interrumpe preguntando con una ceja alzada con diversión en su rostro.

—Anoche bebí más que en toda mi vida y no soporto mi jaqueca, no tengo idea de que digo o hago. ¡No te atrevas a juzgarme!—exclamó.

Frunzo el ceño.

—Bien—levanta sus manos en señal de paz.

— Ahora, ¿Que me dijiste qué hiciste?—cuestionó.

—Conseguí una apelación del juez encargado de su juicio de divorció y tal vez logré que puedas manejar la mitad del dinero del Sr. Coopera en lo que se manifiesta la división de bienes—explica como si fuera lo mas común del mundo, mientras finje que Lima sus uñas con una lima imaginaria.

—¿¡Que cosa!?—me levantó del sillón- pero ¿Julian?— le preguntó muy confundida en mi completo estado de shock.

Un día pienso que me divorcio no funcionará.

Bebo, me emborracho, canto, río con mi abogada para después despertar después de medio día en una dimensión desconocida.

casual.

—No es posible impedir lo inevitable, la marea siempre ira donde deba ir— comenta con una sonrisa deslumbrante.

—Si,si,si gracias maestro cheng— ruedo los ojos y ella levanta una ceja mientras se cruza de Brazo— ¿Era necesario sonar como una galleta de la fortuna barata? —le pregunto con sarcasmo.

Luciana en respuesta me mira con desprecio, observó como una protuberancia se posa en su mejilla, con mis manos tocó mis ojos, pero antes de abrirlos siento una bolsa caer en mis piernas.

—Cambiate ahora— ordena antes de salir del el basurero que es su oficina en estos momentos.

Tomo la bolsa, reviso lo que se  encuentra dentro de ella, para visualizar unos jeens azules rasgados y un suéter tejido color  amarrillo cuello de tortuga largo, muy largo para mi gusto.

Esto es humillante.

Que diría mi madre...

Me levanto para revisar algunos cajones y archiveros de la oficina, esperando encontrar algo más, camino en círculos por algunos minutos.

No tengo otra opción.

Ha regañadientes me pongo el suéter  amarillo, al contemplar me llega hasta las rodilla y las mangas cubren por completo mis manos estiradas.

¡Dios! ¿Ella enserio no puede usar estas cosas?

¿Que demonios hace con su dinero?

Observó más el lugar, he entrado a la oficina del abogado de Julián en este mismo bufete y es el doble de grande que está.

Decido dejarme solo el suéter puesto, intento ajustarlo un poco a mi curvas, ya que me llega a las rodilla, funcionará; Me dejó puestas las mallas transparentes junto a los tacones rojos que usaba ayer. Busco con la mirada mi bolso hasta verlo cerca de una pila de libros. Me levanto, lo tomó, buscó mi maquillaje, me arreglo, recojo mi cabello en una coleta alta y salgo de la oficina con la frente en alto.

—¿Pero que mierda?— Cuestiona reflejando en su cara una sorpresa inedita.

— ¿a que te refieres? ¿Sucede algo?— pregunto con un poco de preocupación.

—Te vez fabulosa—muerde su labio inferior—¿De donde sacaste el vestido?—

—Es tú camisa amarilla—  aclaró
_Luciana abre sus ojos como platos y yo suelto una risilla.

—¿Nos vamos?— preguntó comenzando a caminar por el pasillo.

—S-si- comienza a seguirme—iremos a ver lugares para el local de tu repostería.

"Mi. propio. negocio"

Hago mi mayor esfuerzo por controlar mi felicidad.

Aun no creo que esto este pasando.

Junto a Luciana caminamos hasta llegar afuera del gran edificio de 19 pisos que conforma el despacho de abogados donde ella trabaja. Luciana cruzo la calle  parandose justo en frente del edificio de abogados posicionandose en  una pared azul. Comenzó a mirar hacia los lados como si buscara algo.

-¿Sucede algo Luciana?- pregunto extrañada por su actitud también observó a los lados.

No pueden robarnos aquí, es una de las zonas más seguras de la ciudad.

—Espero el transporte público— comenta.

—No, por supuesto que no, todo menos eso—

—¿Que?
 
Nunca me he subido a algo así.

Seguro es un asco.

—¿Tienes dinero para un taxi?- pregunta con ironía en su voz sin embargo aún mira el caminó esperando que esa cosa aparezca.

No tengo nada de efectivo.

Mi madre me trajo ayer.

—¿Tienes dignidad?— pregunto de vuelta, ignorando su pregunta. Ella me mira y se ríe.

—No seas dramática sr Cooper.

Antes de que Luciana y yo continuramos con nuestra conversación. Justo en frente de nosotras se para inmenso auto bus azul que abre sus puertas casi en nuestras caras, del autobus sale un señor, de poca altura, cabello blanco, ojos negros el cual comenzó a gritar con una voz grave y gruesa

"Llegamos paradero de  la avenida Black simons. Proximas paradas en  al centro de la ciudad "

Varias personas rapidanente entraban al auto bus empujandose unos a otros para entrar.

—Oiga. —empujó a un señor que estaba muy cerca de mí trasero al pasar a mi lado para poder subir.

¿De dónde salió tanta gente?

Al voltear a un lado veo como un auto negro que reconozco se estaciona al frente de él bufet de abogados y salen dos hombres que nunca olvidaré.

—Crisstal— Me llama, veo a Luciana extender su mano ya arriba del autobus.

Volteo a ver los guardaespaldas de Julián venir hacia a mi, uno de ellos levanta su mano de inmediato sujeto la mano de luciana ella me jala ejerciendo fuerza haciendome entrar al autobus con ella, siento un desbalance al estar dentro cuando arranca, me sujeto de el barandal de arriba y luciana de mi, casi no podemos movernos el lugar esta repleto suelto un quejido  al escuchar las llantas del autobus soltar chillido al derrapar en las calles.

Aquí vamos

Adiós dignidad, fue un gusto tenerte conmigo estos años. ¡vuelve pronto!

Sugar MommyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora