Los cuervos de Cain

Oportuna discordia II

Uno imagina este tipo de trabajo como algo glamuroso digno de contar en una reunión social mientras te tomas un vino blanco con unos conocidos con los que compartes el mismo afán por la cacería de criaturas malignas, mágicas o extravagantes... En mi vida he estado más equivocado. Resulta que solo quienes les interesa saber de tus historia son otros cuervos que buscan prepararse para encuentros similares. Las personas no se interesan en ti por tu trabajo si no por la imagen pública que tenemos en la ciudad, en pocas palabras si estas en una ciudad que quiere a los cuervos serás un héroe y si es lo contrario... Serás tratado como una rata con alas.

Respiro con dificultad la situación es terrible y una de esas criaturas esta encima de mí. Sus asquerosos dientes a unos escasos centímetros de mi cuello intentando arrancar un buen tajo, pero el fiable tubo aún me sirven y lo pongo en su boca mientras forcejeo para no morir. El gul me arranca el tubo de las manos. Golpea mi cabeza con fuerza y todo se vuelve borroso y un agudo silbido ocupa mi sentido del oído.

El sonido de los huesos del cráneo del gul crujiendo, la sangre goteando en mi cara y el peso de este en mi pecho me traen de vuelta. Lithu me mira y se ve casi tan mal como yo. Estamos lastimados y golpeados por nuestros constantes encuentros con los guls, es buena señal pues indica que nos acercamos al lugar donde se encuentran las cosas importantes, pero terribles para nuestra integridad física. Miro el cadáver de esa desdichada criatura maligna que yace con el cráneo aplastado como un melón

-¿Con ese van ocho cierto?-
Digo mientras me reincorporo y limpio de sangre

-nueve si cuentas al que empujaste al cocodrilo-

Me dice sonriendo mientras apoya la espalda en un pilar. El sonido de disparos y conflictos están cerca pero aún no encontramos a Renmy y al chaman cara de fierro.

-¿Lithu por qué nunca tenemos algo como una brújula que nos guie el camino?-

Digo con tono amargado y algo tosco. Ella desvía su mirada hacia mí y señala a uno de los pasadizos cavernosos de los cual parecen venir unos terribles ruidos mecánicos y dice con un tono risueño para lo que es ella normalmente.

-Porque la última vez Zed, quisiste arreglar la brújula mal calibrada de una aeronave y causaste que quedáramos varados en una montaña por tres días-

Entiendo al momento que su tono risueño es de burla y que esta rencorosa conmigo, tomo aire y empiezo a caminar hacia la cueva, ella me sigue pero me deja ir adelante.

-En mi defensa si el supuesto capitán hubiera entendido la diferencia entre el norte verdadero y el magnético no nos hubiéramos estrellado contra la montaña-

Mi intento de recomponer mi orgullo de aquel antiguo accidente se desmorona con la frase

-Pero aun así te dejaste llevar y comenzaste un motín-

Me quedo en silencio un rato mientras siento su fría sonrisa a mis espaldas. Mientras avanzamos por aquel pasillo cavernoso me doy cuenta de que este no está formado naturalmente, las marcas de excavación son evidentes gracias a la iluminación de la antorcha improvisada de Lithu. Mientras más avanzamos más se oyen estos horribles sonidos metálicos, como si engranajes inmensos se retorcieran golpeándose constantemente unos con otros mientras una gran maquinaria los mantiene unidos a base de fuerza y compresión. Finalmente llegamos a un cuarto lleno de inmensos tubos translucidos que llevan un líquido azulado a través de varias ramificaciones de estos tubos. Atrás de estos hay grandes placas de cobre que hacen de paredes y detrás de estos se esconde la bulliciosa maquinaria que hace el ruido, mientras miramos encontramos una especie de ataúd de vidrio o más bien varios. Lithu me mira y me señala con la cabeza una de estas, y no creo lo que veo, en una de esas cristaleras inmensas esta Renmy lleno sumergido en el líquido azul. "Siento un gran alivio a ver que esta vestido pero desconozco porque me causa alivio" digo en mi mente cuando de repente una de estos explota y vemos al chaman caer de este y llenando el suelo con el líquido azul que apesta a una especie de mezcla de melaza y agua de mar.