Cap. II - Destino

21 1 1
                                    

Recuperó su visión unos segundos más tarde. Se sentía muy mareada. Miró alrededor y vio que estaba dentro de una estructura alta de mármol con columnas altísimas, al estilo griego. En el centro, un altar bajito en la cual ponían unas letras extrañas. ¿Cómo había llegado a ese lugar? No lo supo muy bien, porque en ese momento, tuvo ganas de sacar de su estómago todo. Sintió como le subía la comida a la garganta, pero se aguantó, no quería vomitar en un lugar tan bonito y que parecía ser sagrado. Iris empezó a sollozar otra vez cuando se acordó de lo que le había dicho. "No han desaparecido, Señora, se los han llevado." Sus padres...

- Bienvenida joven al santuario del Destino.

Iris se giró para ver de dónde procedía esa voz, pero no veía a nadie. Se intentó secar las lágrimas, pero sus ojos seguían derramando tristeza.

-No intentes buscarme, simplemente soy el espíritu de este templo.

Iris paró de llorar por asombro, no sabía qué le estaba pasando.

-Esto... Hola Espíritu...-dijo, conteniéndose las lágrimas.

-¿Quién te ha enviado aquí, Iris?

-¿Cómo sabes mi nombre?

-¡Oh! Muy fácil joven. El Destino quiso darte un gran futuro, y para ello envió una Profecía a nuestro querido mundo para anunciar tus hazañas. Pero dejemos de hablar de ti. Supongo que los Guardianes de Mar te han enviado aquí para que cumplas la primera parte de la Profecía, ¿no?

-Si... Me envió un caballo de mar.- qué ridículo, pensó, un caballo de mar...

-Bueno, no nos demoremos más. Por favor Iris, ponte en el altar y arrodíllate.

-Eeeeh... ¿qué, qué me va a hacer?

-¡Fácil! Simplemente te dará lo que buscas. Según tu Profecía, la primera misión es encontrar a tu compañero para este viaje, por lo que, cuando te pongas en el altar, piensa en tu misión, piensa en ese compañero que está destinado a ir contigo, y ya está.

-Y, ¿cómo lo hago? ¿Solo arrodillarme y ya está?

-Si, el Destino escuchará tus palabras, y hará que te encuentres con ese al que buscas.

-¿Así de fácil?

-¡Oh, no! ¡Destino es muy caprichoso! Puede que mueras intentando conectar con Él, si quiere. Él puede cortar el hilo de tu vida cuando quiera una vez que conectes con Él, que unas tu Magia con el suyo.

-¿Morir? ¿Destino? ¿Magia?

-Vaya, no te han informado nada esos Guardianes. El mundo está formado por Fluidos, Iris. Es a lo que los humanos llaman magia. Cuando alguien hace "magia", lo que hace es modificar un fluido, cambiarlo a su gusto, aunque hay limitaciones, ¿entiendes? Cuando te inicies en el mundo de la magia, empezarás a saber de lo que te hablo.

Era demasiada información para ella, se estaba haciendo un lío. No entendía lo que le decía el Espíritu, ni que era el fluido ese. Solamente entendió que era la "magia".

-Ponte en el altar. Una vez allí, siente el Destino abriendo sus brazos y ve hacia él. Aunque suena difícil, sabrás hacerlo llegado el momento.-dijo el Espíritu, con voz impaciente.

Ella simplemente escuchó lo que decía. No tenía alternativa. Todo le parecía de locos, y sus padres no estaban, qué iba a hacer... Se arrodilla en el altar y cierra los ojos: "Por favor Destino, llévame a ese compañero que está destinado a ir conmigo"
Un cosquilleo le recorrió el cuerpo y sintió que su persona flotaba en medio de la nada.

-Iris, hola.- dijo una voz, que no sabía explicar cómo era. No era ni una voz masculina, ni una voz femenina, ni tampoco tenía ningún sentimiento. Era... algo que nunca escuchó- soy Destino, y contesto a tu llamada.

Iris pensó en preguntarle sobre sus padres, y creía sentir que sus ojos se llenaban de lágrimas de nuevo, aunque no se sentía a sí misma. Destino se le adelantó.

-Decidí dejar el hilo de la vida de tus padres, y evitar su muerte, pero sus destinos lo escribí cuando nacieron, hace años, y no puedo modificarlo. Pero te puedo garantizar que están bien.

Iris sintió un alivio en su interior, aunque todo le parecía raro, muy raro.

-Iris, te elegí a ti para que hagas grandes cosas, porque sentí en ti algo grande, muy grande. Un gran mal se acerca, y por eso formulé esa profecía, escribiendo en ella tu historia. Dicen que soy caprichoso, pero no es así, todo tiene su explicación. Sé que ahora no lo entiendes, pero lo harás. Sufrirás, serás traicionada, sentirás dolor, sentirás la "vida", tal y como Naturaleza lo creó. Serás grande, y tu futuro es brillante.

-¿Y por qué me cuentas eso ahora?

-Porque me guardarás rencor.

-¿Qué quieres decir? No, no te entiendo...

-Nada Iris, ahora, vayamos a por lo que has venido. Buscas un compañero para tu viaje, y Spuk te ha enviado conmigo, así que te haré dos favores. Uno, será encontrar a esa persona, y dos, te voy a otorgar un don, un conocimiento, el poder de hacer magia, aunque tendrás que aprender, y te puedo decir que tú compañero te ayudará. Ve hacia los Pirineos, y luego ve a Gibraltar, dónde encontrarás los motivos de tu misión. Te preguntarás cómo sabrás quién será tu compañero, lo sabrás cuando te encuentres con él. No te puedo decir nada más, suerte Iris, y no dejes tu Reino solo. Recuerda mis palabras.

* * *

Iris estaba tendida en el suelo del templo, y lo primero que notó fue las lágrimas secas de su cara. Se levantó, aún recuperando poco a poco sus fuerzas, y empezó a recuperar sus sentidos.

-Veo que has vuelto, Iris- dijo el Espíritu- ya te he preparado un portal para que vayas al lugar que te toca, cuando entres, pídele al Guardián de los Portales dónde quieres ir. Adiós.

Iris observó el portal que se había abierto delante de ella. No era visible, pero lo notaba, no sabía cómo, pero notaba como un fluido, algo que se movía ¡la magia! Destino cumplió su palabra... Caminó lentamente hacia el portal, pero antes de irse, se dio la vuelta.

-Gracias Espíritu, hasta otra-dijo dedicándole una sonrisa, y finalmente se introdujo en el portal: "Hacia los Pirineos, por favor", y el mundo comenzó a dar vueltas de nuevo...

Azul [Proyecto abandonado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora