[ Omegaverse ] My Little SpongeBob ♥

8·

·RESTAURANT ROYAL HOST

Se encontraban tres personas en un lujoso restaurante ubicado en el corazón de la ciudad

Uno de ellos poseía una hermosa cabellera verde limón quien degustaba la comida con una simpatica sonrisa hacíendo que las meseras se derritieran de ternura

Sin embargo eso no era suficiente. Si se trataba de llamar la atención, ese definitivamente era Sasha quien estaba por el otro lado.

Hacía que todo público lo mirase emocionado, algunos hasta trataban de entablar conversación con el grupo pero eran echados amablemente por los agentes de seguridad que la mesa había contratado a pedido de Takumi.

— Entonces... — comenzó Kai en hablar — Esta vez, te quedaras en la ciudad ¿verdad?

El pelinaranja tomo un poco de vino — Es lo que tengo pensando, tengo cosas importantes que hacer en esta ciudad.

—Es cierto... — prosiguió Sasha — Tu padre estará encantado de tenerte aquí, serás de gran ayuda para la empresa. — Los tres sonrieron entre sí.

¿Cómo es que habían crecido tan rápido? El solo recordar sus tiempos en la secundaria, les era muy nostálgico. Sobre todo para Kai quien no dejaba de sonreír al ver a Takumi, no podía sacarlo de su cabeza.

A decir verdad desde que lo conoció su vida se ilumino más, era siempre tan genial y honesto. Así que aprovecharía hasta lo más mínimo para hacerse notar incluso si eso significaba dar a conocer sus sentimientos.

Takumi miró de reojo a Sasha, tomó aire y dijo: — Bueno, ahora que estamos los tres reunidos, yo quisiera... — bajó su mirada hacia su bolsillo, se mordió un poco los labios y con ayuda de su mano, saco una cajita oscura con un pequeño lazo rojo en su borde. Kai abrió sus ojos, sorprendió.

¿Es que había sido tan obvio? No podía ser cierto lo que estaba presenciando ¿Cómo era posible?

Tal vez sus sentimientos fueron escuchados y Takumi lo había correspondido en silencio.

Y él siendo tan tonto en creer que no tenía oportunidad, ya que después de todo, él siempre miraba a Sasha por delante de los demás y eso lo incluía.

Sin embargo ¡Estuvo confundido todo este tiempo! Ahora Takumi se había dado cuenta de quien en verdad lo valoraba.

Nervios incontrolables se posaron en su interior de solo mirar como los ojos miel del pelinaranja estaban sobre él.

— Kai... — lo llamó Takumi nervioso.

El joven de cabellos verde limon trago en seco — ¿Si?

— Quiero que seas mi testigo... — sonrió y giro su mirada a Sasha — Hare una propuesta.

La mirada del joven de cabellos verde limón, decayó. Takumi abrió la cajita y la puso enfrente de Sasha quien se detuvo en masticar lo que hace segundos había metido a su boca.

— Creo que diez años, es suficiente ¿no crees?

Sasha tragó como pudo, dejo su cubierto en la mesa — Takumi, durante nuestro tercer año en secundaria en la Víspera de Navidad. Me diste un anillo como regalo.

El pelinaranja asintió. — Si, no lo aceptaste.

—Tampoco lo voy aceptar hoy — indicó, cerrando la cajita — Lo siento...

Kai se mordió la lengua, estaba furioso. Miró a Sasha con un resentimiento indescriptible, esperaba poder controlarse y no abalanzarse sobre el pelinegro mientras que el pelinaranja suspiraba, tratando de no ponerse a llorar.

— No es la primera vez, ya no estoy herido por eso... — se dijo así mismo, consolándose — Pero... al menos, déjame escuchar la razón. ¿Por qué no soy yo?

La mirada de Kai era sombría, nuevamente su corazón se abrazaba a si mismo. Que ingenuo había sido.

Takumi siempre había sido así, debía de saberlo mejor que nadie que por nada en el mundo iba a dejar de amar a Sasha aun a pesar que este le destruiría el alma, no lo dejaria.

Sasha inclinó un poco su cabeza — Necesito encontrar a una persona. — tomó un poco de vino — Por eso... por ahora no puedo comprometerme.

—Entonces... Solo es cuestión de tiempo... — supuso Takumi, tomando entre sus manos la cajita — Solo espera un poco más, anillo — le susurro a la sortija con un sonrisa esperanzada.

Muy dentro del pelinegro sabía qué la respuesta aun no cambiaría luego de encontrar a esa persona.

Él no era su persona destinada. Cuando estaba con Takumi, no sentía esa protección o esa sensación que le indicaba que era su alfa. Es por esta razón que siempre lo alejó y lo lastimaría mil veces hasta que dejase de insistir.

(...)

Miro a los costados, no había muros en la costa, es el momento.

Con mucho cuidado, deslizó la ventana e ingresó por allí haciendo el menor ruido, retuvo su aliento por un segundo y comenzó a caminar.

Encendió la linterna de su móvil, iluminando así el escenario en donde buscaba alguna pista.

— ¿Qué estás buscando? — preguntó el niño, tomando una tacita de café.

— Su diario o algo por el estilo — susurró mientras tomaba cuadernos al azar y los ponía en su sitio.

El niño entrecerró sus ojos — En este siglo, nadie escribe diarios. — De repente un aviso en su computadora, lo alarmo. El niño un poco extrañado abrió el archivo encontrándose con un informe policial acompañado de una foto en donde aparece un anterior cliente junto a Black Boy, señalando que en unas horas antes de su muerte, se había reunido con esa persona. — Oye... — lo llamó — Estas en la lista de los más buscados.

Akito se detuvo al mirar un pequeño papel y una foto en el mural que tenía el cuarto — Siempre he estado en una.

—Pero... ¿En una lista de asesinato? 

— ¿Qué? — se extrañó Akito — ¿Puedes explic...

— Ese tipo, Michael Toyer, está muerto — le interrumpió

Akito se agarró la cabeza, frustrado — ¿Qué pasó? — susurró confundido.

— Dejemos de trabajar y mantengámonos fuera — indicó el niño — Salga ahora mismo de allí.

El joven de cabellos café oscuro dio media vuelta, mirando otra vez el mural — No puedo.

— ¿Porque?  — preguntó.

— Tengo que permanecer cerca de ese chico, un poco más de tiempo. — estiró su brazo hacia una pequeño papel pegado en el mural en donde estaba escrito un e-mail — Este cliente pide que averigüemos su verdadero sueño, y para ello necesito estar a su lado.

Akito alzo su vista encontrándose con un enorme poster, de al parecer otro ídolo de la nación quien supuso que el pelinegro era su fan.

—Esto será divertido... — susurró.