Estaba en la esquina de aquel bar; ese del que siempre me echaban pero que también me recibía cada tarde durante los últimos seis meses. Ya habían pasado muchos momentos iguales los unos de los otros, pero no dejaba de llevar la cuenta de las veces que estuve a punto de cambiar la rutina, de lavarme la cara con un poco de optimismo y olvidar mi desgracia moral, mi deshonra y pérdida.
Ya era tarde y no estaba tan ebrio como muchas otras madrugadas, podría decirse que estaba consciente, podría decirse, porque en ese momento de mi vida, no sabía absolutamente nada de todo lo que iba pasar.
Tambaleándome y sin soltar las paredes de aquellas calles que me habían visto caer muchas otras veces, caminé, rumbo a mi desolado y asqueroso cuarto de hotel, lleno de más alcohol para compensar mi falta de ebriedad. Sentía un ligero alivio al llegar a ese hotel, pues sabía que mi madrugada hasta ahora había comenzado, dos botellas de vodka me esperaban, bueno, botella y media para ser sincero, soy muy claro cuando se trata de mi medicina para olvidar.
La habitual ausencia del recepcionista pasaba intachable, otra vez entraba con paso turbio por aquel pasillo de luces tenues, mi camisa blanca ya estaba marrón, podía notarlo al ver mi reflejo en un golpeado vidrio. No me había sentido mal conmigo mismo hasta ese punto en toda la noche, más que mi camisa, el espejo roto me recordó que estoy en medio de basura, un lugar tal vez no digno de mis penas, pues, a pesar de lo sucedido, mi ego solía relucir cuando lo dejaba.
Estaba expuesto a un ligero cambio de humor mientras subía las escaleras para llegar al cuarto piso donde se hallaba mi habitación, algo de ira me iba consumiendo, sabía que iba a beber esas botellas de vodka sin control alguno y que mi mente se ahorraría el trabajo de frustrar mi salida de aquel lugar, iba a caer dormido de nuevo en depresión.
Entonces fue cuando mis escondidos sentidos agudos florecieron, pues llevaba tiempo sin usarlos; podría incluso decirse que mi mediana ebriedad desapareció junto con la ira que me iba consumiendo: Sabía que había alguien en mi habitación.
Comencé a pensar rápido; ok, no hay nadie despierto a esta hora y eso es raro, tengo pocos vecinos pues es un hotel viejo y sucio, aproximadamente cinco personas somos las que tenemos el "privilegio" de vivir fijo desde hace un tiempo, y la mayoría estarían despiertos a esta hora, con algo de música o incluso ruido de sexo y olor a drogas.
Todo estaba, calmado, todo menos mis sentidos que aumentaban acorde llegaba al cuarto piso, entonces ahí me di cuenta de que el bombillo que suele encenderse solo al llegar al pasillo estaba titilando incluso antes de siquiera poder activar el sensor con mi presencia, como si estuviera roto apropósito, de hecho, para mi era una certeza.
Miro al fondo del centelleante pasillo, ahí se encontraba mi habitación, de alguna manera sabía que la puerta estaba abierta, no lo veía, pero sabía que alguien estaba allí; quizás robando, aunque la cuestión de la luz no me dejaba llevar por esa teoría.
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PROYECTO REALIDAD
Science FictionUna aventura oscura llena de suspenso y personajes peculiares que se entrelazan por medio de un proyecto que tendría como resultado desarrollar humanos con habilidades psíquicas y la capacidad de viajar por distintas dimensiones. Esto desenlaza una...