pág.2: pijamada

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Noah y yo estuvimos saliendo durante todas las vacaciones de verano.

Luego de una cachetada bien merecida después de lo del fast food, me invitó a una cita, y luego a otra, hasta qué comenzamos a salir cómo una pareja-pareja, y no cómo un par de adolescentes coqueteando.

Me iba a buscar a veces cuándo salía de ballet, y cada día me gustaba más. Cada día dejaba de ser sólo un enamoramiento platónico para convertirse en un verdadero enamoramiento de esos qué te trasmiten electricidad y paz a la vez, un vaivén de emociones qué había llegado cómo un torbellino a mi vida para darle un giro de 180 grados qué me encantaba.

Se preguntarán porqué digo todo esto sí se supone qué estoy narrando la historia de Cassie, la cosa es qué indirecta o directamente la relación con Noah influyó en la mía con mi mejor amiga de alguna manera.

Ya irán descubriendo cómo.

—Llevas mil años mirándome cómo un bicho raro, me estoy empezando a asustar.

Cass soltó una carcajada, y comenzó a dar saltos feliz.

—Soy tan buena en esto que sí no amara la fotografía, sería la estilista más conocida de Ocean City. —suspiró, y puso los brazos en jarra orgullosa de su trabajo.

Reí,— Boba, ya déjame ver cómo quedé.

Giró la silla dónde estaba sentada con su dramatismo cómico característico, y por fin vi mi reflejo en el espejo,—Ta-rán.

Un flequillo pelirrojo adornaba mi frente, debía admitir que Cass tenía razón. Era genial en esto. Pero verme tan diferente... Nunca me habían dado miedo los cambios, a pesar de eso, me costaba asimilarlos. Aún me cuesta.

—¿Y...? Has estado callada por mucho tiempo, comienzo a asustarme. —sus ojos miel siempre tan transparentes, reflejaban cada emoción. ¿En qué momento cambió?— Sí no te gusta, podemos arreglarlo.

—Me encanta, Cass. —Movió su cabello hacia atrás de manera arrogante, y volvió a hacerme reír, porque aún cuándo yo estaba destruida, ella era capaz de eso.

Tal vez la del cambio no fue ella, fui yo.

Volviendo a ese día, luego del corte de cabello y una película tan mala que hasta un ratón se suicidaría al verla, ya estábamos preparadas para dormir.

Siempre que hacíamos pijamadas, las dos dormíamos en el suelo con nuestras bolsas de dormir, porque aún cuando era un poco incómodo, era más "pijamesco". Ni siquiera sé porque lo hicimos en un principio, pero teníamos unos 8 años, así que no seguirlo haciendo era cómo romper una tradición de casi una década.

Ocean eyes de Billie Eilish comenzó a sonar en mi teléfono, era Noah. Cass tomó el teléfono antes que yo, y atendió. Rápidamente se sentó en la silla del escritorio.

—Teléfono de Allison Stone. —simuló voz de secretaria— ¿Quién habla?

Le hice señas a la castaña para que lo pusiera en altavoz, pero no me hizo caso. —Oh, señor Noah. Bueno, la señorita Stone no está. —Bromeó, y empezó a acomodar unas hojas de un trabajo, hasta que se encontró con mis lentes para leer y se los probó. De repente se detuvo de forma dramática— No juegues con las hamburguesas, ese es un asunto serio, niño. —Otra pausa— Jum, indique fecha y hora... —tomó un lápiz, y comenzó anotar algo— Anotado, sí por alguna razón no cumples, yo misma voy a tu casa y la envuelvo con papel higiénico, imbécil.

Le di una mirada de reproche, y se encogió de hombros. Luego sonrió cínicamente,— Sí, también una dona de...—Le quité el teléfono de las manos antes de que siguiera manipulando al chico.— ¡Hey! Estaba haciendo negocios.

Me sacó la lengua de manera infantil para buscar algo en su teléfono. Salí del cuarto riendo, y tratando de hacer el menor ruido posible. No quería despertar a nadie.

—Lo siento por eso, aunque en realidad ya debes estar acostumbrado.

—A este paso me quedaré sin ahorros. —bromeó, extrañaba escuchar su voz, y más aún verlo. Se había ido de vacaciones de verano, y no llegaba hasta dentro de dos días a pesar de que mañana empezaban las clases.— ¿Cómo te preparas?

Dudé en decirle lo de mi cabello, pero decidí hacerlo omitiendo algunos detalles.

—Pues... —antes de que terminara de hablar escuché que alguien llamaba a Noah.

—¿No puedes esperar un momento? —Una pausa, y luego un suspiro—Bien, ya voy. Alls...

—Sí, ya sé. Ve, tranquilo —sonreí con esfuerzo, aún cuando sabía que él no me veía.

En serio lo siento, hablamos luego. Te quiero—Y colgó antes de que pudiera decir algo.

—Yo también, Noah, yo también —suspiré soltando el aire contenido, me gustaría que se fuese quedado, que fuese dicho que no podía ir y se quedara hablando conmigo, pero no era la primera vez desde que se había ido que se hacía eso. Tal vez estaba siendo egoísta y era importante, pero a veces yo también tenía cosas importantes por contar y él no estaba para escucharlas.

No me malinterpreten, Noah no era un mal novio, sólo era un poco complicado.

Nunca le dije nada a Cass acerca de lo mucho que a veces me afectaba la falta de atención del castaño. Preferí no mencionarlo porque al hacerlo se convertiría en algo real y me haría darme cuenta de que tal vez, sólo tal vez el chico y yo no nos complementamos cómo pensaba, y eso sin duda hubiera sido un golpe difícil de asimilar.

Me guardé muchas cosas, así que sería egoísta culpar a Cassie de haber hecho lo mismo.

n/a

Abrazos espaciales y gracias por leer<3

Querida CasseyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora