Tal vez lo ideal sería que relatara el primer día de clases desde que el sol entró por la ventana junto con mi ansiedad, pero no. En la mañana no sucedió nada relevante a diferencia de otras mañanas, cuándo eres una persona tan perfectamente organizada cómo yo, existen menos probabilidades de un inminente desastre de estrés.
Cassie y yo nos encontrábamos sentadas en una de las mesas del patio de la preparatoria, cuándo lo vimos por primera vez. Podría decir que apenas lo vi supe que él cambiaría nuestras vidas, sin embargo estaría mintiendo.
La atención de la castaña se había centrado totalmente en un punto atrás de mí: el huracán Carter, cómo había decidido llamarlo.
¿Por qué huracán? Pues, su repentina llegada devastó todo. Y cómo una persona que tiende a ser dramática, créame que con esto no lo soy.
Cuándo Jackson le había roto el corazón a mi amiga, ella no salió con nadie por un par de meses. Por eso me sentía feliz cuándo Cassie tuvo un nuevo interés amoroso, pero de haber sabido lo que implicaría la llegada del pelinegro, fuese construido un muro gigante entre ellos.
Pero no me adelantaré.
—¿Lo...lo habías visto antes? —habló la castaña frente a mí aún perdida en el chico.
Lo miré cómo sí no me fuese dado cuenta de su atracción hacia él— No, no se me hace conocido. Tal vez sea un nuevo ingreso.
—Sí, debe serlo.
Y sí, gente. Mi amiga se enamoraba tan rápido cómo fue tomada la foto del chico por la loca frente a mí.
—¿Por qué? —pregunté con fingido desinterés. Ella se giró, y pestañeó de manera cómica, era un acto inconsciente que hacía cada vez que intentaba ocultar algo.
Acto seguido pretendió concentrarse en sus papas fritas con chocolate y salsa de tomate, fruncí el ceño asqueada por su combinación de comida— Por nada, por nada.—Así pasamos unos segundos hasta que hizo otra pregunta— Y... ¿crees que sea de nuestro curso?
Me encogí de hombros.
—Probablemente. Deberíamos ir a preguntarle —propuse.
—Sí, deberíamos. —coincidió aún flotando en la nube que llevaba por nombre Carter, luego se dio cuenta de lo que había dicho, y sacudió la cabeza— ¡No! Sabía que estabas loca pero no tanto, amiga.
Soltó una risa nerviosa.
—¿Por qué? Es sólo un chico, C. —bromeé, y ella abrió los ojos cómo platos.
—¿Lo has visto? Alls, ¡¿Lo has visto?! Su rostro parece esculpido por ángeles, en definitiva no es sólo un chico —me hizo reír, y luego se sonrojó.— Pero normal, no es cómo que quiera ir a hablarle, luego secuestrarlo y llevarlo a rastras a casarse conmigo en Las Vegas.
Pero no hizo falta que fuéramos, de manera inesperada ahí estaba él frente a nosotras.
Cass se quedó tanto tiempo sin hablar que creí que se iba a desmayar.
—Disculpen, ¿saben dónde está el laboratorio de biología? —Y sí, con una pregunta tan cliché y común como esa, empezó todo. Una avalancha de cosas estaban por suceder pero en ese momento no lo sospechábamos.
—Sí, de hecho nosotras también vamos para allá. —respondí, sabía que Cass no hablaría, o al menos no todavía.
—Bien, entonces vamos juntos. —Y así lo hicimos, emprendimos camino al laboratorio en un no tan incómodo silencio hasta que uno de nosotros se decidió por hablar.
ESTÁS LEYENDO
Querida Cassey
Teen FictionEsta es la historia de Cassie, sorprendentemente no soy yo, es (o era) mi más grande y preciada amiga, la persona más genial que había (he) conocido. Tal vez se pregunten porqué soy yo la qué narra la historia, pues, sólo diré qué la vida es inesper...