CAPÍTULO 3

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Había prometido hacer una historia de unos 5/10 capítulos. Pero la universidad no me da tregua así que me veo obligada a terminarla hoy. Es el primer fic que escribo y no sé como ha quedado porque no me gusta leer lo que hago. Pero espero que vosotros lo hayáis disfrutado. Si en algún momento tengo tiempo, iré escribiendo one shots así que podéis dejarme propuestas en los comentarios y así me ayudáis a escribir sobre lo que os gustaría leer.

Fui yo quien me levanté a abrir. No sin antes volver a darle un beso a mi leona. Ella corrió al baño y yo me acerqué a la puerta, que volvía a sonar con insistencia. Abrí y me encontré a mi canaria favorita apoyada en la pared.

- Pero bueno chica, un poco más y tardáis tres días en abrirme. ¿Qué coño estabais haciendo? – me dijo justo al verme, sin ni siquiera darme dos besos.

- Que simpática eres a estas horas de la mañana, banana. Tus besos son los más agradables del mundo sí. – le dije con ironía. Sabía que el humor de Ana recién reventada era horrible. Una vez ella lo había dejado con Jadel, Ana se vino a vivir conmigo. Estuvimos cuatro meses compartiendo piso. Pero quiso traerse a su padre a Madrid con ella y por esa razón buscó un piso más céntrico para los dos.

- Ay Mimi perdón, entre la resaca y el tiempo que llevo esperando ahí en la puerta me he cruzado un poco – mientras lo decía se acercaba a abrazarme. Yo me dejaba hacer entre sus brazos. Ana y yo nos habíamos convertido en inseparables desde que nos conocimos. Era como mi hermana y realmente no me imaginaba como sería mi vida sin ella. – Por cierto, ¿dónde está Miriam? Quiero proponeros un plan.

- Se había ido al baño, no se si estará en la ducha. – le dije, sabiendo que Miriam había tenido que buscar una solución para bajar la calentura que recorría su cuerpo y que no pude calmar yo por culpa del sonido del timbre.

Ana se acercó al baño y abrió la puerta. Miriam estaba reliada en una toalla con el pelo mojado y todo el rímel corrido por la cara. Me miró y me guiñó un ojo en un momento de distracción de la canaria. No sé que es lo que había hecho, pero se las había ingeniado genial para que nadie sospechase de lo que había pasado entre nosotras.

- Tía venga, vístete que tengo algo interesante que contaros. – le dijo Ana a Miriam mientras ésta comenzaba a cepillarse el pelo. – Ayer estuvimos pensando cosas para hacer este verano y se me ha ocurrido algo genial. Los demás todavía no lo saben, pero quiero que seáis vosotras las primeras en enteraros. Por cierto, Aitana me llamó antes y le dije que comía con vosotras, ¿por qué no la llamamos y que venga también?

- Por mi no hay problema, pedimos algo de comer y que venga porque la nevera de Miriam está un poco vacía  – reí yo, pero en ese momento Miriam me echó una mirada un tanto desafiante.

Mierda. No me acordaba que la leona le había contado lo que había pasado esta noche a la benjamina del grupo. Y con lo nerviosa que esta era, seguro que si venía a casa nos iba a atosigar a preguntas que no íbamos a saber como esquivar para que Ana no se percatase de nada.

- Podemos hablarlo nosotras mientras comemos y ya a la hora de merendar invitamos a Aitana – dijo Miriam – Hablé antes con ella por teléfono y creo que me dijo que había quedado con Sam para comer – inventó de excusa la gallega

- No no, se le han cancelado todos los planes que tenía. Me llemó mientras yo venía en el coche, pero bueno si no queréis que venga no importa... - insinuó Ana

- Pero, ¿cómo no vamos a querer, tía? – dijo Miriam – Si Aitana es como mi hermana pequeña, pasa todo el día en mi casa y raro es que no estuviera aquí hoy, pero pensaba que tenía planes. Mimi, - se dirigió a mí- llámala y dile que compre tomate, que hacemos macarrones y así no tenemos que esperar nada.

ÉRAMOS NOSOTRAS - MIRIAM2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora