Cuando bajó el brazo, la estancia se llenó con el sonido sordo y peligroso del vidrio chocando con su igual. Tomó una honda inspiración, resintiendo el sabor residuo en su boca del vino que acababa de tomar.
Apretó la mandíbula y bajó la mirada, intentando encerrar la furia naciente en su interior. Como el fuego de una hoguera que tenía que mantener bajo control antes de cometer desastres, antes de que pudiera adueñarse de él, destruirlo y buscar destruirlo todo.
Destruirlo a él.
— ¿Ya te vas? —preguntó. Ignoró su voz ronca, y dejó caer su cabeza hacia atrás, examinando el techo gris de su departamento.
— Sí —fue la respuesta simple y banal que lo hizo enfurecer aún más.
Pero no dijo nada. Principalmente porque se conocía, sabía que en el momento en que abriera la boca, lo haría para dejar salir el veneno que reptaría por el aire y se enrollaría en su amado –amante, la luz de sus ojos o la oscuridad de sus días, ya no lo sabía– hasta asfixiarlo, romperlo; aún así, Min YoonGi dudaba de poder hacerlo. No sin alarmas antes o remordimientos después.
Porque, a pesar de todo el daño que su invitado podía hacerle –y lo hacía, constantemente–, él era incapaz de devolvérselo. Solamente pensar en romper su corazón de la manera en la que se lo hacían a él,... no podía. No quería.
Por eso, mordió su labio superior con fuerza, tapando su rostro con sus manos.
— ¿Vas a volver?
No hubo respuesta, pero el sonido de la puerta cerrándose fue más que suficiente contestación.
Y sintió frío, sintió sus manos temblorosas, sintió su pecho adolorido y cayéndose a pedazos. El silencio acompañó sus pesares mientras continuaba bebiendo del vino que se le había obsequiado, demasiado ensimismado en el dolor que no le importaba nublar su juicio, su mente; para él, cualquier oportunidad para poder soportar el dolor, era perfectamente bienvenida.
Su departamento, su pequeña cueva y hábitat, el fruto de sus esfuerzos y el único verdadero testigo de sus momentos más oscuros, se le antojó vacío. Le pareció que los colores eran burdos, que los muebles que tanto trabajo le había costado conseguir eran feos y dispensables, sin ningún valor. Le pareció que llorar un rato por todo aquello que perdía de sí mismo luego de una noche de pasión con el amor de su vida era una idea bastante atractiva.
Y lo hizo.
No sin antes descargar su furia en su departamento.
— ¿Hyung? ¿Ya vienes?
— ¿Adónde?
— El estudio, te dije que quería tu opinión de...
— Estoy allá en cinco minutos —respondió, tomando una gabardina negra, un cubrebocas e ignorando el deplorable estado de lo que había sido su ordenado y bonito apartamento. No era más que una sombra, un recuerdo, y en ese momento lo que Min YoonGi más quería era olvidarlo.
Todo.
**
Recogí todos mis materiales y, mentalmente, llevé el cuarto repaso de lo que necesitaría. No podía, de ninguna manera, olvidar nada.
Estaba histérica, en verdad.
Febrero había terminado de desaparecer en un abrir y cerrar de ojos y, en sólo dos horas comenzaba mi primer período escolar en la universidad. Y es que aunque pensaba que iba a tomarlo de una manera más relajada o abierta, estaba a punto de enloquecer. Había despertado mucho más temprano de lo normal, a pesar de haber pasado la mitad de la noche en vela, y estuve arreglándolo todo desde entonces. Todo lo que podría necesitar lo había empacado en mi mochila y revisado que estuviera todo en orden, me había cambiado de ropa casi cinco veces y había rehecho mi maquillaje una vez, había arreglado mi departamento por completo y revisé muchas veces la caja donde llevaba los víveres para el stand.
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❝BERMUDA TRIANGLE❞ »bts; jimin + jungkook
Fanfic✭; ❝ En el amor siempre hay algo de locura, mas en la locura siempre hay algo de razón❞ No es lo que se enseña, no es lo que está bien. Las relaciones amorosas son de dos personas, y cualquier otra variante es una injuria antirreglamentada causada p...