Nos conocimos el día en que llegué nuevo a un barrio. Tenía un solar y casas bien cuidadas. Mientras fui a explorar mi nuevo barrio, ví a un chico de pelo largo y castaño entrar a su casa con una consola en sus manos. En ese momento, no dije nada, de hecho pensé que era mayor que yo. También descubrí una tienda de helados, la cual compré uno y me dirigí a casa. Al llegar, mi madre estaba hablando con una señora que me recordaba a alguien, pero no sabía con certeza a quien.
-Oh mira, ya ha llegado- dijo mi madre, sonriendome y acercándose a mí.- él es mi hijo, Kuro Tetsuro.- al oir a mi madre presentarme entendí que era alguna vecina nueva, así que le sonreí y le salude.- seguro que se llevarán bien- miré a mi madre con confusión y me lo aclaró- ella también tiene un hijo. Vive al lado de nuestra casa.- la mujer que estaba al lado de ella asintió
-puedes pasarte a jugar cuando quieras.- yo sonreí de oreja a oreja
-¿puedo ir ahora?- mi madre me miro como si hubiera hecho algo mal, pero aquella mujer me devolvió la sonrisa y asintió. Así fue como conocí a Kenma... Años después me enamoré.
Quise conquistarle, pero llegar al corazón de tu mejor amigo es un tanto difícil. Despues de dos años, parece que por fin le estoy enamorando, pero...
-Kenma- mi voz aquella vez sonó fría y dura, pero no pude evitarlo. Estaba hablando y SONRIENDO a un chico que acababa de conocer. A mi nunca me sonríes, Kenma, ¿por que a un desconocido sí? Todo ese sentimiento empeoró cuando dijo un "hasta luego" En vez de un "adiós" a aquel chico pelinaranja, aunque a decir verdad, el pequeñajo me cae bastante bien.
Después de ese encuentro noté que estaba más conectado al e-mail que de costumbre y siempre hablaba con él. Al principio no me preocupé, un amigo y ya está, pero después fue hasta tal punto a hablar sobre él a mí. ¡Tendria que ser al revés!
Un pequeño empujón me hizo salir de mis pensamientos y recuerdos y después ví como un camión pasaba rozandome. Miré hacia mi izquierda y ví a Kenma, que me miraba con algo de preocupación.
-Kuroo... ¿En que piensas? Llevas todo el camino en silencio y además...- Kenma dejó de hablar, como si estuviera en duda de lo que iba a decir a continuación.
-Además que, ¿gatito?- le animé a seguir.
-Además no has sonreído en todo el día- ¿que? ¿En serio? ¿Tan distraído estaba que no me había dado cuenta de eso? Sonreí bastante falso, pero a ojos de fuera no parecía falsa.
-¿Que dices, Gatito? Sí he sonreído. En el entrenamiento y cuando me han dado la nota de física.
-Pero... Esas sonrisas eran falsas. Kuroo- me Miró a los ojos, como muy pocas veces hacía, y supe que me estaba hablando en serio- te pasa algo- eso más que una pregunta era una afirmación. Desvié la vista hacia su nariz, no puedo mentirle a aquellos ojos ámbar que me traen loco.
-Que va, Kenma, estoy perfectamente.- para su respuesta, me miró con obviedad.
-No lo estas.
-Que sí.
-Que no- y de nuevo volvimos a lo de siempre.
-Que sí
-Que no- esperé cinco segundos contados.
-Que sí- él solo suspiró, lo que indica que he ganado, por el momento, aunque aquella vez, él tenía la razón.
Solo él puede leerme tan bien. Igual los sentimientos que tenía eran paranoias mías... Me acerque a él y miré su móvil por encima de su hombro. Otra vez aquel nombre. Shoyo. Que espérate, ese es otro tema. Siempre le llama por su nombre... ¿Que tiene él que no tenga yo? ¿Es porque a él le puede mirar de frente? ¿Es porque se ven poco? ¡Claro! Es porque se ven poco. ¿O tal vez es porque es más gracioso? ¿O porque es más malo jugando al voley? ¡Agg todo es un lío! ¡Ya sé! ¡Llamaré a Bokuto! Él sabrá lo que hacer.
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Nuestra historia (Kuroken)
Roman d'amourKuroo Tetsuro lleva enamorado de Kenma Kozume 2 años. Él piensa que esta comenzando a conquistarle, pero entonces llega Shoyo y todo se desmorona. Kuroo decide declararse y tras un largo tiempo, recibe una respuesta del semi-rubio totalmente inesper...