Saqué mi cuaderno de biología del casillero y me dirigí a la siguiente clase.
Mi día consistía en clases, recreo, clases, recreo, más clases y luego el glorioso almuerzo. Para luego, claro, más clases. Que tristeza mi vida.
Sinceramente mi día era bastante aburrido. Los recesos me los pasaba sólo leyendo algún libro o estudiando en la biblioteca, mientras que en clases me restaba a prestar completa atención al profesor. Ni hablar del almuerzo; sólo existía para traerme malos y cercanos recuerdos.
Me senté en mi respectivo asiento del salón y abrí mi cuaderno a la espera de que el profesor comenzara su clase.
Lo que no me esperaba, era la actividad que tenía pensada nuestro querido profesor para aquella clase. Maldita lacra.
—Muy bien, alumnos. La idea es que se junten en parejas para hacer esta "actividad" ¿comprenden? Son un curso de número par, y hoy no se ha ausentado nadie, así que quiero que cada uno tenga su pareja de trabajo, ¿de acuerdo? Empiecen. Anotaré las instrucciones en el pizarrón— demandó el desgraciado profesor con su siempre presente toque irritantemente alegre en su voz.
Yo me limité a bajar la cabeza para que nadie se burlara de mí por no tener compañero. No quería pasar más vergüenzas, no estaba de suficiente buen humor cómo para poner ante mí mi preciada burbuja aprueba de malas bromas.
Después de un rato de no atreverme a siquiera mirar alrededor, para que no vieran mi rostro, una mano cálida y de toque suave se posó en mi hombro agradablemente. Di un pequeño brinco en mi lugar cómo impulso nervioso para luego alzar la mirada.
—Supongo que sólo quedamos nosotros dos— sonrió simpáticamente el chico.
Nunca antes lo había visto en el salón. Quizás era muy tímido cómo para notar a las demás personas, o... quizás mis gafas comenzaban a fallar. Cualquiera de las dos opciones la tendría que cambiar, pronto.
—Ho-hola— saludé nervioso, tartamudeando olímpicamente. Él hizo una mueca, la cual cambió rápidamente al captar que yo no era de hablar mucho.
—Hola, nuevo compañero— sonrió dulcemente él—. ¿Te llamas SeokJin, no?
—Sí— respondí cortamente—. ¿Tu nombre?— pregunté intentando ser amigable o cómo mínimo, cortés.
—Jimin. Mis amigos me llaman ChimChim— rió—. Me gustan las galletas— agregó cómo si nada.
—A mí también me gustan las galletas— me atreví a comentar, provocando que en sus adorables ojos marrones se reflejaran pequeños brillos de emoción.
—Definitivamente tú y yo nos llevaremos muy bien— dijo él sonriendo abiertamente. Yo sólo me limité a asentir torpemente con la cabeza.
***
—¿Entonces vas en el equipo de fútbol de la escuela?— le pregunté asombrado a Jimin. Él asintió esbozando esa hermosa sonrisa que sólo él sabía posar. Era chistoso y adorable ver cómo sus ojos se cerraban cuando sonreía.
Estábamos almorzando, sentados en una de las mesas de la parte trasera de la cafetería.
Rápidamente se había vuelto mi único y querido amigo. Jimin era sociable, simpático, chistoso, curiosamente tierno y cariñoso. Supongo que eso era tener un amigo. Qué raro era, con lo acostumbrado que estaba a estar completamente solo.
—¿Y de ti qué? ¿No te agradan los deportes?— me preguntó mirándome curioso.
Yo me encogí de hombros.
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viviendo con el nerd (VCEN1) •• nj.
Fanfiction[TERMINADA] «Kim NamJoon es el chico más mujeriego, estúpido, popular y guapo de la escuela. Kim SeokJin es el chico más antisocial, nerd, de bajo perfil y extraño de la escuela. Que ellos congeniaran sería como mezclar agua con aceite. Si ellos se...