capítulo 19

8 2 0
                                    

Ya anocheció a lo que decido salir a dar un paseo una vez que me sentí mejor.

Al abrir la puerta un viento helado hace que mi piel se ponga china, por suerte el abrigo que llevo hace que esa sensación desaparezca rapido. 

La acera está mojada, supongo que a llovido hace poco porque el agua sigue fresca. Todo el mundo lleva una chaqueta gruesa por el frío, el viento sopla de una manera fuerte poniéndome roja la nariz y las orejas. Los faroles brillan con intensidad mas de lo normal iluminando una cuadra completa. Decido cambiar de acera dado que la luz hace que mi vision se cegue. Camino cerca del parque que queda a unas cuantas cuadras de mi casa, frente de este hay una pequeña plaza de comida. veo como las personas entran y salen del lugar son sus bolsas de comida, el olor es agradable pero no se me antoja nada ya que hace como veinte minutos volví a vomitar Lo que hago es dirigirme  una tienda a comprar una bebida.

En la misma plaza al fondo hay una tienda gigante de nombre yellow, algo bastante "creativo". El lugar huele a lavanda que se expande por los ventiladores dos por tres secciones. Me adentro en el pasillo de los refrigeradores que es donde se encuentras las bebidas, miro cada una determinadamente hasta que doy con la que quería. Me dirijo a caja que por suerte estaba casi vacía, había tres personas delante de mí y no tarde demasiado por se caja rápida. Sacó el dinero de mis bolsillos y se lo pasó a la chica de la caja que no dejaba de mirarme, algunas veces esto me molestaba, no es por creerme mejor que alguien o algo por el estilo, solo que esto me pone incomodo.  Volteo a mirar hacia otro lugar y espero a que me entregue mi cambio.

-Aqui esta tu recibo y tu dinero- dice la chica también de saco amarillo, la miro y recibo lo que me esta dando, agradezco y sonrio para no parecer sangron y salgo de ese lugar.

Aún no quería regresar a casa por lo cual decido sentarme en una banca cerca del parque, tal vez tomarme un RedBull no sea tan buena idea puesto que dentro de una hora vuelvo a estar enfermo. No compre suero porque no me gusta el sabor dulce que trae, si tal vez fuera solo saldo si.

El clima fue poniéndose fresco y el frio fue desapareciendo. Todavía había niños jugando el en parque y sus padres vigilandolos para que no les pasara nada, escuchaba sus risas aun estando apartado y uno que otro regaño de madres enojadas. Habían niños de unos 7 años por lo mucho, recuerdo que antes de llegar a la tierra, en el templo, no era prohibido tener "pareja" obviamente después de que cumplieras los 20 años. En ese entonces sabíamos que existían mujeres humanas, pero a nosotros no nos llamaban la atención, no se nos hacían bonitas. Para nosotros las únicas mujeres eran las de nuestra raza, no veíamos lógica a enamorarnos de una humana, yo solo había visto como cuatro pero por ninguna razón la veía de otra forma más que simples mortales. En fin, recuerdo que con mi mejor amigo, también llamado Klaus, molestamos a dos raza pura, una de cabello castaño claro y la otra de cabello castaño pelirrojo. Siempre les hacíamos bromas que las hacían enojar, les tirábamos tierra, agua, les poniamos bichos en el cabello, eran bromas pesadas. Admito que a mi me gustaba demasiado la morena, sus ojos eran negros pero con el reflejo del sol un color azul oscuro aparecía alrededor de estos. Era atracción entre ambos, pero en ese tiempo solo contabamos con 18 años. Si nos hubiesen visto de otra manera nos hubieran  castigado de una manera horrible. Con las leyes de Athan el Arcángel y supuesto padre hubiese sido así.

Cuando cumplimos la mayoría de edad, Klaus, mi amigo, tenía pensado comprometerse con Rea, la castaña pelirroja, mientras yo seguía esperando el momento indicado para hacerlo con Ileana, después de que klaus le pidió a Rea que fuera su mujer dentro de unos cuantos dias iba a hacerlo yo. Un dia en la noche salimos los cuatro a dar un paseo por el bosque que se encontraba un poco alejado de donde vivíamos, la elección de ir fue para no tener que soportar que nos molestaran, ya que aquí todo son reglas. Klaus arrancó a correr por medio de los árboles altos y a intentar escalarlos pero lo único que lograba era caerse, todos reímos esa noche. A la medianoche  la lluvia empezaba a hacer presencia, pero eso no impidió que siguiéramos ahí. Nos sentamos en un tronco cada uno al frente del otro, comenzamos a hablar de cosas sin sentido, como recuerdos, ideas, pensamientos, y de un momento a otro solo eramos Klaus y yo los que conversábamos. Rea y Ilean se miraban entre si, una tensión entre ambas era obvio. Rea bajo la cabeza como si estuviese pensando en las palabras que iba a decir, primero me miro a mi, luego a Ileana y de ultimo a Klaus que no despego su vista de este. Klaus la miraba preocupado porque era extraño en ella ese comportamiento, mejor dicho, en ambas.

-Tengo... algo que decir- dijo Rea sobando sus piernas al tiempo que las movía de forma rápida

-Qué sucede?- pregunto Klaus mirándola ya enojado, el era ese tipo de personas que odiaba el misterio de las personas

Rea tomo el suficiente aire para llenar sus pulmones para luego botarlo de manera lenta y desesperante

-Estoy embarazada- el silencio se hizo más que presente luego de una incomodidad infinita. Ninguno de los tres dijo nada al respecto solo nos mirábamos unos a los otros con expresión de sorpresa en nuestro rostro.

Siempre me pregunte como seria eso, como seria tener un hijo, algo que salga de ti, ver como ese pedazo de ti sea un ser totalmente perfecto.

Lo malo de todo esto, es que ninguno de nosotros pudo tener una vida normal, esto es algo que me llena de furia, todo esto hubiera sido diferente si no hubiese sido por esa revolución, habría sido diferente si hubiera echo algo mas que pelear por algo tan insignificante que el poder.

El llanto de un niño me devolvió a mi realidad. Mi vista estaba pegada al suelo y mis ojos no parpadeaban por más que lo intentara, estaba concentrado ahora mirando el césped. La lata se sentía tibia pero ya no había contenido dentro, mire el envase y como un tonto leí el nombre. Curve una de mis cejas hacia arriba y Me levanté de la silla, sin mirar mas nada  bote la lata en una caneca que estaba a una esquina. Miraba a los niños ahora, sus padres los jalaban mientras ellos pataleaba para quedarse otro rato más. Metí mis manos en los bolsillos de mi chaqueta para calentarlos y empecé a caminar por el suelo ya seco mirando como las luces de algunos almacenes comenzaban a apagarse y otros siendo cerrados

El ultimo nefilimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora