Capítulo VIII

15 2 0
                                    

POV de África

1 mes y medio antes.

Necesitaba salir de ahí. El ambiente en mi casa no era tan agradable como antes, así que decidí salir a tomar aire.

Era de noche, y las calles estaban desérticas. 

De pronto, escucho unos gritos femeninos pidiendo ayuda. 

Rápidamente me acerqué a ver lo que ocurría guiándome por los sonidos.

Llego a un callejón y me encuentro una situación desagradable. Un hombre sostenía con fuerza a una joven mujer, acorralándola contra la pared. Ella gritaba poseída por el pánico. 

Una extraña sensación se apoderó de mi. Era impotencia. 

Sin saber cómo, me encontré frente a ellos, y de alguna manera, al intentar separarlos, un círculo magnético nos envolvía a ella y a mi, impidiendo que ese desagradable y repugnante hombre pudiera hacernos daño. 

Intentaba acercarse, pero la barrera impedía su acceso. Este, algo asustado, decidió marcharse.

Cuando estuvimos fuera de peligro, hice desaparecer la barrera, dejándonos de nuevo expuestas, aunque seguramente ese hombre no se atrevería a volver.

La chica me miró extrañada, pero vi en sus ojos que estaba agradecida, aunque su estado de shock le impedía articular alguna palabra.

-¿Qué acaba de pasar? -Me preguntó con el ceño fruncido, mientras se agarraba de mi mano para poder levantarse del suelo.

No respondo y me mantengo en silencio.

Ambas salimos del callejón, y decido acompañarla hasta su casa para asegurarme de que llegue bien.

Por el camino me dijo que se llamaba Anastasia, y que es nueva en el pueblo.

-Y, ¿Qué te hizo decantarte por Ember? -Le pregunté a su lado, ya llegando a la casa que anteriormente había indicado como la suya.

Suspira.

-Digamos que presencié una situación demasiado traumática para mí. -Agachó la cabeza mientras pateaba una pequeña piedra. -No me sentía segura. Me sentía observada, me costaba dormir por las noches y se me hacía imposible estudiar por el día. Así que decidí alejarme de aquel lugar... y de aquella persona. -Pude imaginar que seguro que estaba pensando en esa persona ahora mismo.

-Tienes suerte de que mi don sea la protección y no leer la mente.  -Le dije, a lo que ella se rió.

-Así que, Eso que has hecho, ¿Es tu don? -me preguntó.

-Así es. Lo descubrí hace un tiempo. Me asusté y empecé a buscar información en cómics, libros, Internet... todos eran de ciencia ficción, obviamente. -Ella se ríe y entonces continué- Descubrí como controlarlo y los diferentes dones o superpoderes que pueden haber.

Llegamos a la casa.

-Si tu tienes uno, ¿Yo también podría tener un don? -me preguntó, curiosa.

-Tu ya tienes uno. -Le afirmé.

-¿Cuál? -Me preguntó confundida.

-El de hacer muchas preguntas en un tiempo récord. -Le dije riéndome a lo que esta respondió de igual manera.

-Vale, entiendo la indirecta. Muchas gracias por acompañarme y salvarme de esa situación.

-No hay de qué. Sé como utilizar bien mi don, no como otras... -Dije riendo antes de darme la vuelta y marcharme, sintiendo su risa en mi espalda.

En la actualidad

-¿No tendrás también el poder de hacerme invisible? -Me preguntó Anastasia.

Estábamos en el cambio de hora de penúltima a última. Me entró algo de hambre así que acudí a la cafetería a por un café. Al parecer, Anastasia me había seguido hasta aquí.

Me reí.

-Primero, esto no funciona así. Segundo, -Me acerco más a ella y le susurro- yo solo tengo el "poder" que tu viste, -vuelvo a mi postura normal- y tercero, si me invitas a unas galletas te cuento lo que sé del poder de la invisibilidad. -termino, con una sonrisa.

Ella hace lo mismo y le pide a la señora de la cafetería unas galletas mientras yo me dirijo a una de las mesas vacías.

-¿Y bien? -Dijo sentándose al frente mía y entregándome las galletas.

-El poder de la invisibilidad es uno de los más modificados y adaptados en la historia. Se piensa que ser invisible simplemente supone no ser visible, pero es que también te hace impalpable. Es como si realmente no estuvieras ahí. -Tomé un sorbo de mi café y seguí- Lo que nunca he podido saber, es si al ser invisibles e impalpables, sería posible también  traspasar paredes, pero bueno, que me quedaré con la duda siempre hasta que encuentre alguno con este poder.

-¿Alguno? ¿Puede haber varias personas con un mismo poder? -preguntó curiosa.

-Obvio. Sería muy egoísta pensar que de todas las personas solo tú tienes ese poder.

Miró hacía un punto fijo sumergida en sus pensamientos.

-Oye, -La interrumpí. Esta dirigió su mirada a la mía. - Y todo esto, ¿A qué vino?.

-Verás ... -Mira en todas las direcciones en busca de algo o alguien antes de posar sus ojos en mí. - ¿Te acuerdas cuando nos conocimos? Te dije que vine para huir de aquella persona...

-Me acuerdo -Dije antes de tomar otro sorbo de café.

-Bien... pues ha venido. -Casi me atraganto con el café. La miré con los ojos abiertos como platos- Está aquí, en Ember. Y tengo mucho miedo.

NUEVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora