un minuto para destruir mi cordura

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Ahí estaba mi tierna mente,
Pensando en el amor decadente,
Ocurrencias de cualquier demente,
Lo que pasaba es que poco a poco estaba en otro presente.

No mire el mejor tesoro,
Mire el más valioso de cualquier oro,
No son las perlas en tus ojos,
Son mis pensamientos que afectan tus despojos.

No es la falta de plata en mi bolso,
Es el robo de tus labios con testigo de tu rostro,
No es la bala en mi cabeza,
La guerra en tus labios color cereza.

Poco más para que me veas en el manicomio con pasillos de sangre,
Siendo yo el que anda loco por el cuello sobre cuerdas que luchan por desamarre,
Una eternidad por la mente de mi escrito,
No más cuerdo que una mujer por la cual me derrito.

Poemas propios de un amor insanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora