Capítulo Tres

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CAPÍTULO 3

Draco bajó las escaleras de su casa hasta el primer piso para dirigirse a la única habitación que había en aquella planta.

Era la habitación destinada a ser la principal pero Harry, diez años antes cuando habían adquirido aquella vivienda, le había insistido en que hicieran suyo el cuarto del segundo piso porque tenía paso a un balcón que tenía una vista impresionante del lugar y era perfecto para salir desde ahí en escoba a dar un paseo por los jardines.

El recuerdo se alojaba intacto en su memoria; el pelinegro se había cruzado de brazos, había hecho un mohín y había soltado un "Yo quiero dormir en la habitación de arriba" un poco enfurruñado, como si esperase a que le dijeran que no. Draco simplemente no pudo contradecirle. Harry muy pocas veces se había mostrado caprichoso y aquella habitación era casi tan grande como la otra, con su propio baño, así que no vio motivos para no aceptar.

Sacudió la cabeza para ahuyentar las imágenes. Ahora simplemente no quería estar en aquel lugar que le traía una serie de lindos recuerdos que en ese minuto no le apetecía que volvieran a su mente.

Entró entonces a la habitación. Normalmente la ocupaban sus padres cuando venían de visita, situación que no ocurría muy seguido.

Caminó directo hacia el baño, y con un movimiento de varita, abrió el grifo de la bañera, hizo que un recipiente de espuma para baño saliera del estante y así pudiese levitar sobre el agua e ir vaciando un poco de su contenido e hizo que una bandeja con una botella de Whisky de Fuego, un vaso, hielo y un cigarrillo flotaran en uno de los extremos.

Draco esperó unos cuantos minutos para que la bañera estuviera llena y luego se deshizo de sus ropas, dejando al descubierto su esbelta y pálida figura.

Se sumergió en el agua caliente, prendió su cigarrillo y tomó en una mano el vaso con Whisky. Lo miró durante varios segundos como si la idea no lo convenciera del todo, pero luego bebió un sorbo.

Sabía que no debía hacer ninguna de las tres cosas. Ni estar dándose un baño, ni estar fumando ni estar bebiendo a esas horas de la mañana, ya que en ese minuto debía estar en su trabajo cumpliendo con su rol de jefe en el departamento de "Enfermedades Mágicas" de San Mungo, pero se sentía demasiado agotado para hacer un buen desempeño. Le dolía la cabeza y sentía que habían pasado sólo unos minutos desde su discusión con Harry cuando en realidad ya habían transcurrido al menos doce horas.

Sin embargo, era la primera vez que faltaba al trabajo así que se dijo que se lo podía permitir.

Tosió y bebió otro sorbo de su Whisky. El licor quemó su garganta conforme se hacía paso en su sistema y antes de que la sensación acabara del todo puso el cigarrillo en sus labios y le dio una probada. Mientras el sabor del tabaco inundaba su boca maldijo al estúpido de Ronald Weasley por haberle pegado el vicio. Siempre supo que nunca saldría nada bueno de intentar congeniar con el círculo de amigos del pelinegro.

Draco, quien por fuera se veía bastante tranquilo con lo que estaba pasando, no pudo evitar suspirar lastimosamente y reparar en que todo iba cada vez peor. Agachó la mirada hacia el agua. Todo cambió tan rápido que se preguntó si había habido señales sobre su situación actual que él no había sabido interpretar. Algo que le hubiese dado una pista.

Pero no tuvo nada.

O al parecer, estaba muy sumergido en su vida perfecta que era muy probable que sólo las haya ignorado.

Suspiró y miró sus pálidos brazos, deteniéndose en su antebrazo izquierdo, ahí donde la marca tenebrosa estaba plasmada permanentemente en él.

Sempiterno | Drarry.HarcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora