Quédate Conmigo Eugenzel (Adaptada)

Capítulo 8

De no haber sido porque sus amigas la esperaban y porque esa podía tomarse como una fiesta de despedida con todos sus compañeros, Rapunzel jamás se hubiera metido dentro de su vestido de graduación, ni maquillado con tanta destreza, ni había hecho ella misma el peinado que una estilista le sugirió y que iba perfectamente con su rostro. De había sido por ella se hubiera quedado en casa, repasando como había estado haciendo por varios días las fotos que se había tomado con Eugene o mejor ir lo a buscar para decirle que si era inevitable que se fuera no quería hacerla disgustada con él. Pero no lo hizo, quizás, porque él no quería verla  o porque ella que tanto se quejaba del orgullo de su padre, tenia uno casi tan grande.
Cuando estuvo lista, bajo por las escaleras y su padre que veía la televisión quedo con la boca abierta no solo por lo bella que se veía si no por lo parecido que era con su madre, porque aquella época en la cual se  enamoraron y la vida los había hecho enemigos sin posible reconciliación. Le volvió a doler porque en pocos días se la iba llevar muy lejos, por culpa de su mala suerte en los negocios, y se prometió después de eso de no volver a lastimar a quien era sin lugar de dudas la persona más importante para él en el mundo.
Rapunzel tenia de no haber olvidado la rabia que sentía y resignada se le acercó para abrazarlo. En medio de sus abrazos sonó el timbre de la puerta, Rapunzel pensó que era Elsa que venia por ella y se despidió de él y se dirigió en rumbo hacia la puerta. Apenas abrió la puerta y quedo boquiabierta.
Arianna Soleil, su madre, se encontraba delante de ella, más cansada que cuando volvió del viaje, de nuevo con sus gafas oscuras, sonriendo, pero con una firme resolución de enmendar viejas disputas, por el buen de su hija. Que era demasiado joven como para andar con el corazón destrozado.

--hola-- dijo con una sonrisa y entro sin que nadie la invitara a pasar --te ves muy bien, Frederick-- dijo dirigiéndose a quien fue su marido.

--hay un lugar donde podamos hablar

Frederick Corona se sintió intimidado, tenia varios años de no verla y se sorprendió de lo bella que se encontraba la mujer que durante diez años había vivido con él y había sido su esposa. Aunque su primer impulso fue iniciar un conflicto impulsado por la rabia, rápidamente se dio cuenta de que ya no tenia razón de ser.
Le mostró a Arianna Soleil donde quedaba su estudio y entraron los dos.
Rapunzel estaba sin aliento y contempló la escena sin decir nada, solo asintió cuando su madre antes de cerrar la puerta del el estudio le dijo.  

--tu no te muevas de aquí

Veinte minutos después sus padres salieron del estudio se veían calmados y hasta algo sonrientes. Rapunzel nunca supo los detalles de esa conversación, pero se los imagino luego de que su padre le tomara el hombro y le dijera.

--no nos iremos, Rapunzel, puedes ir tranquila a tu fiesta

Desde que era niña ninguno de los dos la habían visto saltar de felicidad, pero así lo hizo, salto lloro de alegría, les dio las gracias con la sonrisa más grande del mundo y salio por la puerta con una solo idea en la mente. Los que estaban por la calle y sabían hacia donde tenia que dirigirse se sorprendieron al verla ir en dirección contraria tomándose la parte de abajo del vestido con una sonrisa de oreja a oreja. Catorce minutos después de dejar su casa llego a la puerta de la casa de Eugene. Una de las hermanas se sorprendió al verla vestida de esa forma, pero pasada la turbación se dio cuenta de que tenia que informarle sobre lo que pasaba antes de que fuera demasiado tarde.

--Eugene acaba de irse, va a tomar un autobús porque se va trabajar en la provincia.

Rapunzel sintió correr agua helada por sus venas y se hubiera desvanecido de no haber echado a correr y parado el primer taxi que encontró rumbo a la estación de autobuses. Ni bien bajo del taxi y busco en la pizarra donde se informaba del horario de salida de los autobuses y se dio cuenta de que todavía estaba a tiempo de hecho faltaba media hora para la salida del autobús, pero no veía a Eugene por ningún lado. Preocupada dio vueltas por la estación ante la mirada de la gente que cuchicheaban y hasta se reían de ella al verla vestida de esa forma ahí. Desde una de las ventanillas donde se vendían boletos un joven la reconoció y le hizo una señal con la mano, cuando estuvo cerca le pregunto ¿qué haces aquí? y ella le respondió vengo en busca de Eugene.

--lo vi hace rato, pero se fue al campo de fútbol de la otra calle para despedirse de algunos amigos

Rapunzel de nuevo se echo a correr y por un par de minutos después entro al campo de fútbol en el momento exacto en que uno de los equipos se encontraba apunto de meter gol. El árbitro detuvo el partido al ver a la jovencita ante la mirada atónita de veintidós jugadores gritaba el nombre de alguien que no parecía estar ahí.
De pronto una voz de escucho en las gradas. Rapunzel miro hacia allá y se encontró con Eugene que con una mochila en el hombro parecía más confundido que todos los que los rodeaban. Rapunzel corrió hacia el y mientras el partido se reanudará fueron a la calle. Iconcientemente caminaron en dirección a la estación de autobuses guardando un silencio incomodo y llegaron en el preciso momento en que los pasajeros del autobús que iba abordar Eugene comenzaba a embarcar.

--no quiero que te vayas, mi papá cambio de opinión y nos quedaremos aquí, se que fui algo caprichosa e intransigente y no te di tiempo para hablar, pero de veras no quiero que te vayas, no quiero echar a la basura lo que tenemos. Quédate conmigo, por favor

Eugene busco en su bolsillo su boleto de abordaje y miro el autobús que se encontraba a punto de partir. Y solo entonces recordó la primera vez que había visto a Rapunzel, pero sin fijarse en ella, cuando era apenas una niña tímida que vagaba perdida por los pasillos de una escuela que ella pensaba que era una jungla. De eso había pasado mucho tiempo, y muchas cosas también habían sucedido y el amor era una de ellas. Solo entonces recordo en la forma en que Rapunzel estaba vestida y le pregunto.

--¿qué haces vestida así?

--es mi graduación, tonto-- respondió ella

Eugene tomo el boleto de abordaje, lo rompió en dos y lo echo al bote de basura para después besar a Rapunzel en medio de la gente que pasaba por la estación.

FIN