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Notas de la autora: Antes que nada quiero pedir disculpas para quienes seguían el fic "Solei" pero mi cerebro solo daba para algo chico y yo de terca queriendo hacer algo grande. Pido mil disculpas. Esta es la idea original. Lo mismo pero más pequeño. Con dos capítulos fijos.
Nuevamente gracias por leer.

El joven caminaba por el cuartel general, miraba la emoción que muchas chicas tenía por la fiesta que se estaba por realizar. Corrían de un lado para otro, con paquetes en las mano. Charlando sobre qué vestido sería mejor, si debían comprar uno nuevo y qué maquillaje era el más adecuado. Al verlo le dedicaban un saludo, y seguían su camino. Las celebraciones de Las Luces serían dentro de una hora. Tenía que estar listo, esta noche era especial. Era la noche, su última noche juntos. ¿cómo es que llegaron así?¿en qué momento aceptó las "órdenes" de Miko?¿por qué era tan débil?

No entendía nada. Ella tenía que partir. Tenía que dejarla ir. Por su seguridad y el bien de ella misma. El hermano de Valkyon era Ashkore, lo peor es que era aliado de Leiftan. Ambos querían el fin de la guardia de Eel. Acabar con los líderes de las guardias e imponer un nuevo sistema. Tenían idea que ese era uno de los fines de Ashkore. Sabía que él quería en final de Eldarya, por ello atacó el cristal, pero ¿Leiftan?¿Por qué él? Y más aún, ¿desde cuando él planeó eso?¿Cómo era posible que el tuviera esa fachada? Que el Feiftan que todo Eldarya conocía sea solo una farsa. Más aún sabiendo que tan importante era el cristal para la vida de todos. Y Chrome, ese muchachito tonto. Quería vengar a sus padres, pero ¿era estúpido o qué?¿Por qué no confió en ellos? Más aún, en Nevra. Él era su jefe de guardia y lo veía como su amigo, como su hermano pequeño. Lo acogió de la mejor manera. Cuido de él, incluso cuando tenía tantos pendientes como líder de la guardia sombra, pero aún así le dio la espalda.

Decirle que todo fue una farsa. La ira de Nevra era indescriptible. Esto también arrastró a Karenn. Esa joven vampiro, se había enamorado de él. Poco a poco, ese lobo la conquistó. Y fue bien recibido por su hermano. ¿Y él era un traidor? Ninguna cosa tenía sentido. Nada lo tenía. Pero Leiftan se atribuía el liderazgo de todo. En medio del caos, él reveló su verdadera identidad: Un Daemon. Aquella raza traidora cuando los tiempos dificil llegaron y se tenía que salvar a los demás. El único de la raza daemon. Delante de todos, extendió sus alas negras. Imponentes, inmensas. El contorno de sus ojos dejó de ser blanco y pasó a ser negro. Y esos cuernos. Miedo daba. Él provocó un grito en todos.

"¿De verdad fueron tan estúpidos para no darse cuenta?", había dicho.

No había forma de responderle. ¿Quién creería que ese joven de trenzas tan servicial sería un Daemon? Peor era pensar que él los traicionaría, que él estaba detrás de todos los desastres. De todo el caos y el sufrimiento de los refugiados.

Su sonrisa era aterradora mientras decía el daño que le hicieron desde que era niño, ¿pero eso justificaba que él hiciera todo eso? Ningún sistema de gobierno era perfecto, pero los líderes hacían lo mejor. Habían mejorado con los años. Pero él quería algo más radical.

Valkyon no aguantó, lo iba a atacar hasta que el enmascarado lo detuvo. ¿Quién era? La ira del líder de la guardia obsidiana se sentía, pero su gran hacha cayó al piso cuando ese hombre se quitó la máscara. Cuando delante de todos, nuevos y antiguos miembros, descubrieron que era Lance. El hermano que perdió, el hermano por el cual lloró a mares, el amor de Miko. Su gran amor. Esa persona tan valiosa, con tantos buenos recuerdos era Ashkore. Aquel hombre que puso patas arriba a la guardia. ¿Por qué?¿Desde cuando?

"¿Por... qué? Yo... ¿valía tan poco para ti?", le preguntaba Valkyon.

Nadie entendía qué pasaba, parecía un sueño. Todo era tan irreal. Gente de confianza, gente que querían, que habían hechos lazos con ellos y que compartieron tan bellos momentos, ahora todo era mentira. Ezarel no entendía lo que pasaba, parecía que las cosas pasaban tan lento, tan irreal. Pero mantuvo a Erika consigo, la cubrió con su cuerpo. No dejaría que nada le pasara. Nada, pero ¿alguien podía imaginar lo que pasaría después? Leiftan los miró ahora a ellos. A él y a Erika.

LUCES EN LA NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora