capítulo I

228 41 29
                                    

Aquella vez Rose, lloraba tanto que no se percató del aguacero que se venía, se sintió fatal, no todos los días a una le cancelan el compromiso...

— Señorita al parecer la tarde se pone peor

—Yo ...no sé que decir, a todo esto no lo conozco como para que se dé confianzas conmigo

—Está bien...  por si necesita un paraguas le ofrezco este, no es bueno dejar al prójimo abandonado

Diciendo esto solo vio al desconocido subir a uno de esos coches donde una joven lo esperaba y le hacia ademanes para que suba

Ella pasó más de quince días su dolor, aquella joven venida de otra región en la capital París, contando con el apoyo de su mejor amiga que le brindó sustento, hasta que un día pasado la época de duelo era momento de voltear la página y empezar a trabajar

Era una floreria donde llegaban muchos clientes a ordenar sus arreglos algunos con mensajeros otros de manera muy personal

Era muy hábil así que aprendió rápido todo sobre muchas flores, dalias. Claveles, crisantemos, margaritas, azucenas, tulipanes y en especial ROSAS, aquellas que tenían espinas pero que aún así eran hermosas y que había que clasificar por colores y su respectivo significado a la hora de entregar a una madre, una amiga, o la amada

Era contradictorio ella en un lugar así recomendando a jóvenes que flores llevar o escoger para en la mayoría sus amadas conquistadas o a punto de ser.

Una mañana muy temprano...

—Vamos entregale este arreglo más una pluma al Joven que está esperando

—Monseiur aquí está su ramo

— Gracias Señorita, muy amable

— Le aseguro que su novia, quedará más que fascinada

—De verás son muy hermosas, perdón ¿nos conocemos?

— No lo creo, Señor

—Pues le aseguro que si.... ¡vaya! Si es Ud. La de la tarde del aguacero aquel

—Me confunde con otra persona

—Dificil olvidar esos ojos

Ella se ruborizó (con novia y atrevido)

—Bien señor eso es todo, gracias por haber venido fue un placer atenderlo

—Vamos no se ponga así solo fue un cumplido

— ¡Adios! y gracias

— Gracias.... volveré

Pasaron unos días

— Mira linda esto es para ti, ¿no es un hermoso arreglo floral?

— Además tiene todas las flores, aquí hay una nota " para la Rosa más hermosa"

—¿De qué broma se trata?

—Ninguna yo misma atendí esa orden y las instrucciones fueron que eran exclusivamente para tí

— ¿Quién fue?

— Es un secreto linda

"Linda" era el apodo de aquella muchacha

Y días más pasaron con lo mismo ramos de dalias, tulipanes, margaritas,rosas, aunque no quería reconocer; era aquel hombre un "admirador secreto" y todas con frases positivas, alentadoras como por ejemplo: " después de la tormenta, viene la calma".

Hasta que un día, un especial día....

Parece que todas se hubiesen puesto deacuerdo para venir tarde, hasta me dieron las llaves para abrir justamente hoy la tienda.

Una Oportunidad por una RosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora