Capítulo I.

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Lauren se colocó bien su capucha mientras apresuraba el paso para llegar pronto a su casa ya que estaba apunto de desatarse una gran tormenta.

Se maldijo al no recordar traer un paraguas, eso al menos la ayudaría a llegar menos mojada.

La gente corría en todas direcciones a su lado, algunos chocaban con ella y ni siquiera se giraban a pedir una disculpa. Todos iban apurados evitando mojarse más con la lluvia.

Lauren no lo entendía, era sólo agua, no era el maldito fin del mundo. Que corran cuando llueva fuego en vez de agua, ahí ya es de preocuparse. Pensó la ojiverde cuando otro hombre apurado choco contra ella.

A unas calles antes de llegar a su departamento, paso al lado de un callejón en medio de un local y le pareció oír un ruido.

Al principio pensó que se trataban de ratas, así que prefirió no acercarse. Después escuchó un tenue maullido, así que decidió acercarse. Tal vez por una señal del destino, o porque algo la atrajo hacia ahí.

Al adentrarse en el callejón, encontró una caja con un bulto blanco adentro; rezo para que no se tratara de una gran y gorda rata. Movió con su pie la caja y el animal dentro soltó un maullido, Lauren suspiro de alivio y se inclino para recojer al pequeño animal.

Al tenerlo en sus brazos, un instinto de protección se instaló en su pecho. El animalito se sentía tan indefenso temblando de frío en sus brazos, no iba a dejarlo ahí.

Con cuidado lo envolvió bien y lo sostuvo con cuidado muy cerca de ella, tratando de abrigarlo y taparlo de la lluvia con su chamarra. Lo miró con cariño, sintiendo los tiernos ronroneos que el gatito soltaba al sentir calor.

Mirando al gatito comenzó a caminar hacia su departamento. Lo tendría ahí unos días hasta saber que hacer con él y cómo tratarlo. Nunca había tenido mascotas, pero supuso sabría como cuidarlo por unos días, no sería tan difícil.

Pocos minutos después, se encontraba en su departamento dejando al gatito en su sofá. El animal de inmediato busco la esquina y fue a acurrucarse ahí. Lauren sonrió mirándolo.

—Espero te gusten las duchas, porque tendré que bañarte para evitar que tengas pulgas. —Le habló la ojiverde al pequeño animal, el gatito pareció mirarla ofendido y la mayor sólo rio. —Bueno, tal vez no tengas pulgas pero lo que si tienes es olor a basura y te aseguro no quieres oler así siempre. —Lauren realmente creyó que el gato la entendía cuando esté pareció olfatearse. —Iré a preparar el baño, no te muevas de aquí. —Le guiño y se dirigió al baño, sin saber lo que le esperaba al volver.

Empezó a llenar la tina con agua tibia, esperando que el gato no se uraño y se dejará limpiar. Así las cosas serían más fáciles para ambos.

Pocos minutos después regresó a la sala con una pequeña toalla y un cepillo, miró el sofá donde había dejado al pequeño gato. Soltó un suspiro de frustración al no encontrarlo donde lo había dejado, dejó las cosas en el sofá y se agacho para buscarlo debajo del sofá.

—¿Dónde te metiste? —Preguntó la ojiverde al viento. Oyó pasos delicados cerca de ella, así que supuso el gato estaba cerca.

El aire escapó de sus pulmones al ver como unos pies descalzos se posaban enfrente de su rostro. Fue levantando lentamente la mirada, recorriendo las piernas desnudas de lo que parecía una mujer, siguió subiendo comprobando que si se trataba de una mujer al encontrar también desnuda su entrepierna, su estómago, sus pequeños pechos, su cuello, una preciosa barbilla partida, unos labios gruesos que dejaban ver una sonrisa preciosa, una nariz respingada y lo que seguramente sería su perdición, unos ojos marrones que la miraban con nerviosismo y una pizca de diversión. La cara de Lauren debería ser un poema.

Se puso de pie lentamente, sin dejar de ver esos ojos marrones que la dejaron hipnotizada. No estaba segura de si estaba respirando. Era como un hilo de magia que la conectaba a esa chica, un hilo que nada parecía romper.

—¿Cómo entraste aquí? —Fue lo primero que logró decir la ojiverde al salir de su trance con la chica. La pequeña sonrió con la lengua entre los dientes y Lauren casi pierde el equilibrio.

—Tu me has traído. —Respondió con una voz tímida, sin borrar la sonrisa de su rostro. Está vez Lauren tuvo que sentarse para no desmayarse, esa chica era perfecta en toda la extensión de la palabra.

Antes de que pudiera decir algo, un movimiento detrás de la chica desnuda llamó su atención, parecía ser una cola.

Se puso de pie nuevamente y rodeo el cuerpo de la chica descubriendo que en su trasero, a pesar de tener un trasero grande también tenía una muy linda y esponjosa cola blanca. La tomó en sus manos y la jalo lentamente con fuerza. La chica soltó un grito de dolor y se giro arrebatandole la cola de sus manos, mirando a la mayor con una cara furiosa.

—No hagas eso. —Regaño a la mayor. Lauren la ignoro cuando noto dos orejas sobresalientes de la cabeza de la chica. Repitió lo mismo que con la cola, jalando lentamente las orejas comprobando que sean reales. La chica se alejo de ella con un gritito. —Tampoco hagas eso. —Gruño sobando su cabeza, Lauren la miro asombrada. No era real.

—Eres un híbrido. —Hablo Lauren con asombro. La chica gato rodó los ojos y asintió.

—Dah. Ya que estamos hablando de cosas obvias, tu eres un humano. —Se burlo la pequeña, Lauren le dio una mirada de seriedad saliendo de su asombro.

—¿Cómo? —Preguntó la mayor. La híbrido se encogió de hombros.

—No sé, de la misma forma en la que tu eres un humano. —Tomó su cola entre sus manos y jugó con ella. —No entiendo porque estás asombrada, no soy la única híbrido en el mundo. —Lauren asintió, eso lo sabía. Era normal que la gente tuviera un híbrido como pareja o como compañía desde ya hace unos años, pero ella no era fanática de esas cosas. Ella prefería adoptar un gato ciego o un perro cojo, no un humano que se convirtiera en animal.

—¿Cómo te llamas? —Preguntó la ojiverde, mirando aún con asombro a la chica.

—Me llamó Camila, pero necesito mi nombre gato y aún no tengo uno. ¿Podrías ponerme uno? —Preguntó haciendo un puchero esperando que la mayor dijera que si.

—Eso tiene que ponertelo tu dueño. —Respondió la ojiverde. —Y yo no soy tu dueña. —Camila negó mientras se acercaba a la mayor.

—Aún no lo entiendes. —Rio tiernamente mientras le pasaba la cola por la cara. —Tu serás más que eso. —Le guiño, Lauren suspiro intentando entender a que se refería. —Luego veremos eso, ¿tu cómo te llamas?

—Me llamó Lauren Jauregui. —La mayor extendió su mano para presentarse a la chica gato, la pequeña en cambio el dio la cola sonriendo. Lauren rodó los ojos y la soltó después de darle un apretón. —Podrás quedarte aquí unos días, después veré que hago contigo. Ahora vamos a que te tomes ese baño; mientras más rápido hagamos las cosas, más rápido te irás de aquí a buscar a tu dueño. —Sin esperar respuesta Lauren camino al baño esperando que la híbrida la siguiera.

—Te aseguro que después no querrás que me vaya nunca de tu vida. —Susurro la pequeña para después seguir a su nueva dueña con saltitos infantiles hacia el baño.

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Admiren los pequeños detalles, suelen ser los más importantes.

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⏰ Última actualización: Feb 26, 2019 ⏰

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SPONGY TAIL. [REMAKE] Camren AU. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora