CAPÍTULO OCHO━¿A QUIÉN INTENTO ENGAÑAR?

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( TU SONRISA ME DESARMA POR COMPLETO, HASTA CON UN SIMPLE CHASQUIDO DE DEDOS PUEDES HACERME QUEDAR )

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MAIA ENTRÓ AL GIMNASIO EN BUSCA DE SU COMPAÑERO. Sabía que Clark entrenaba los domingos en uno que quedaba cerca de su casa. Tenían que hablar sobre la entrevista que le harían a Superman en unas pocas horas y apenas se habían sentado ambos para coordinar las preguntas que le harían. Por un momento se lamentó en utilizar un vestido al ver la decena de hombres que habían en el lugar, pero el día estaba lo bastante caluroso como para no usar uno. 

Notó a su compañero boxeando en el ring junto a alguien más y sonrió mientras lo observaba pelear. Lo más llamativo para la vista de la pelirroja eran sus hermosos pectorales a la vista lo cual no le molestaba en absoluto. 

Había pasado ya un mes desde el incidente de Erik y le agradecía a Clark todo lo que hizo por ella, si no fuera por él, la pelirroja nunca hubiera tenido la fuerza para hacerlo sola. Esa misma noche fueron a la estación a reportar al ex-novio abusivo de Maia al cual apenas y le pusieron una orden de alejamiento de ella. Aquello no era suficiente pero al menos era algo. Desde entonces ella vive con una compañera del trabajo que llevaba tiempo buscando alguien con quien compartir su piso. 

Maia le sonrió a Clark cuando éste la notó logrando que le devolviera el saludo. A decir verdad, desde aquella noche, Maia y Clark no habían hablado sobre sus sentimientos hacia el otro otra vez. La pelirroja por parte no quería saber acerca de relaciones al menos dentro de un tiempo y Clark era lo suficientemente cobarde como para no poder invitarle a salir o para al menos hablar sobre lo que siente hacia ella. 

El pelinegro bajó del ring con una toalla en manos y se acercó a la pelirroja dejando un beso en su mejilla. Maia sonrió con un poco de asco debido al sudor que tenía su amigo pero a este solo le pareció divertido aquello. 

—¿Qué haces aquí?—le preguntó el mientras se secaba el sudor.

—No me digas que lo olvidaste.—dijo ella ahora con temor. Clark abrió los ojos al recordar que hoy entrevistarían a Superman, es decir, a él y quiso matarse ahí mismo.

—Me gustaría decir que no, pero evidentemente si lo hice.—confesó él. Era claro que no podía mentir, al menos no a la pelirroja. 

Maia bufó.—Menos mal teníamos las preguntas hechas ya.—comentó ella.—¿Le hablaste acerca de esto? A Superman digo. 

Clark asintió.—Si, lo hice. Tranquila. Creo que te lo dije el martes.

Ella asintió.—Si pero quería confirmarlo ahora.—Maia miró nuevamente sin disimular sus pectorales, logrando que Clark se ruborizara y mirara hacia otro lado. La pelirroja se atrevió y tocó uno de sus músculos y soltó un suspiro. Era tan encantador Clark.—Te veo afuera en quince minutos.

Luego de unos veinte minutos, Clark encontró a Maia en la cafetería del gimnasio tomano un cappuccino de vainilla. La pelirroja le sonrió y juntos fueron camino al lugar de encuentro que tendrían con el héroe. 

HOPE ↻ SUPERMAN | CLARK KENTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora