su cabello es largo, negro, enredado y descuidado. le tapa la mayoría de la cara, con solo pedazos de su rostro a la vista.
sus ojos son grandes. son negros. su córnea llega a tonos amarillentos, pero también rojizos por tanto llorar. también están hinchados. por eso fuerza tanto la vista.
su piel es grisácea, pútrida, como si su fecha de vencimiento hubiera pasado hace años, pero no había querido rendirse. tiene cortadas en los brazos y piernas por estar en el bosque sin ropa adecuada por tanto tiempo.
su camisa es larga, con varios huecos variando de grandes a pequeños. los huecos dejan ver su cuerpo maltrecho. todos sus huesos parecen que abrirán su piel y saldrán para dejarla en el suelo.
sus manos tienen uñas sucias, sus pies estan llenos de tierra. se mueve con dolor en cada paso, como si estuviera cansada de tanto buscar. pero nunca podrá parar.
su voz es desgarrante. sus gritos te ponen la piel de gallina, y sus ojos tienen una pena que jamás habías visto. cuando grita se jala el pelo, y llora. llora y llora por horas hasta que se detiene a ver algo. volteas la vista por un segundo para ver también, pero cuando vuelves a mirarla, ya no está ahí.
está adelante de ti.
parece una muerta con su piel tan desagradablemente descuidada y asquerosa. sus ojos tienen lágrimas que brillan con la luz de la noche. sus labios están secos. respira hondo y sientes el aire caliente en tu rostro. su cabello cae en tu cara cuando se acerca a ti y te encoges. retrocedes.
te pregunta por sus hijos.
está convencida que tu los tienes.
te toma con violencia, y te grita, te grita por tanto que olvidas que es el silencio.
ves el odio en sus ojos.
sientes el miedo en ti.
y
luego
no sientes
nada
