La playa se veía igual. Los mismos hoteles, las mismas albercas, el mismo mar y sobre todo, la misma piedra donde siempre me tomaba fotos. Nada habia cambiado. Excepto, quizas, yo.
El gerente del hotel ya me conocia muy bien, asi que me dio una de las mejores habitaciones, con vista al mar y al muelle.
Agarré una toalla, mis lentes de sol Gucci, mi Ipod y me dirigi a la playa.
Me recoste en una silla plegable frente a una de las 4 albercas del hotel. Me coloque el Ipod y me sumergi en la gloriosa música de Il Volo.
Unos minutos despues vi que un par de empleados estaban limpiando la alberca. Al parecer uno de ellos era nuevo y el otro le mostraba como hacer el trabajo. No constaba de mucha ciencia, simplemente era pasar la red sobre la superficie de la alberca para quitar las hojas. Yo no le encontraba lo complicado, pero el muchacho estaba batallando con eso.
Una hora despues, el sol habia desaparecido, gracias a una gran nube, que tardaria por lo menos mas de 2 minutos en moverse.
Fui a la barra por una bebida, algo fresco, asi que pedí una limonada rosa, mis favoritas, con mucho hielo.
Regrese a mi silla pero ya estaba ocupada, asi que tuve que rodear la alberca para encontrar otra silla vacia.
A los pocos minutos, ya no senti el sol en mi. "Genial, otra nube" pense, pero al abrir los ojos me di cuenta de que no era otra nube, si no un chico y, por todas las nubes del universo, desee que esa vista no se fuera nunca.
"Lo siento, pero estas en mi lugar." Dijo el chico con acento italiano.
Subi mis gafas para poder verlo mejor.
"A mi una chica me gano mi silla" conteste sin sentarme, todavia recostada, "y no fui a quitarla, mejor busque otro lugar".
"Entiendo tu punto, es solo que mira a tu alrededor."
Me sente e hice lo que dijo. A mi izquierda dos hombres de entrada edad estaban sentados. Uno de ellos, el más próximo a mi tenia un gran bigote y un tatuaje de unas letras chinas en el costado. A mi derecha estaban 3 chicos, como de unos veintitantos años, como el chico que todavia estaba parado frente a mi tapandome el sol.
Gire mi mirada hacia el nuevamente sin entender lo que queria decir.
Subio sus gafas de sol con armazon color rojo y pude ver su ojos, café oscuro, e increiblemente hipnotizantes. Sus manos estaban en sus caderas, como esperando a que me levantara o explicara porque aún no me habia movido de su lugar.
"No entiendo" dije al fin.
Al escuchar esto, volteo hacia los otros chicos y sonrio a nadie en especial. Su abdomen bien marcado se contrajo con la risa.
"Olvidalo, eres graciosa, me recuerdas a alguien." Su rostro se habia vuelto más cálido, más amable.
"Que bien" conteste sin entender bien lo que el había querido decir.
"Quedate con la silla, yo ire a buscar otra." me miro y podia ver que estaba conteniendo la risa.
"Hijo, quedate con la mia" Le dijo rapidamente el señor a mi izquierda, el del tatuaje, tambien con acento italiano. "Nosotros ya nos vamos, tenemos cosas que hacer."
Los señores se levantaron y se fueron hacia el hotel.
El chico agarro la silla, la arrastro y la coloco junto a la mia.
Los otros chicos se destornillaban de la risa.
El noto mi mirada incrédula y añadio rapidamente mientras se recostaba y se colocaba de nuevo las gafas: "El sol esta mucho mejor en este lugar, justo donde estas sentada"
Me dirigio una sonrisa y se recosto por completo, dejandome sin palabras y con unos chicos a mi espalda que ya no podian ni respirar por la risa.
¿Qué era yo? ¿Un gran chiste que todos entendian menos yo?
Me recoste de nuevo ignorando todo. Me iba a colocar los audifonos de nuevo cuando una voz italiana llego a mi oido: "Por cierto, puedes llamarme Jay, solo dejo a mis amigos llamarme asi."
"Que generoso" conteste.
"¿Y cúal es tu nombre?" me pregunto.
"Dime Amanda."
"Un placer Amanda."
Cerre mis ojos y deje que la música me llevará de nuevo, sin saber lo que iba a venir a continuación.
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Aventura Inesperada
RomanceNadie es lo que parece a primera vista. Todos tienen secretos. Todos tienen un pasado. Todo esta entrelazado y el destino nunca te prepara para una aventura inesperada.