Capítulo 5: Calor en la ducha

421 10 0
                                    

Adrien por fin conocía la verdadera personalidad de Marinette. Era una acosadora obsesionada que lo amaba con locura. Para rematar, estaba muy seguro de que ella era Ladybug. La simple sensación de que Ladybug estaba posiblemente loca por él lo abrumaba de placer. Tenía que confirmar sus dudas y la única manera de hacerlo en este momento era buscar su kwami, tenía que estar en alguna parte. Su bolso lucía muy sospechoso, incluso en clase siempre anda con él colgado, jamás se lo despega de ella. No veía problema en que Marinette tuviese un amor tan enfermo, pues él también lo tenía. Se sentía identificado con la azabache, necesitaba tenerla en sus brazos y calmarla. Decirle que todo iba a ir bien. La ojiazul entró en pánico. En la cara de su gatito ya no había amabilidad o travesura, solo había sadismo. En ese momento lo único que se le ocurrió fue coger uno de sus tacones y tirárselo a la cara.

- ¿Pero qué haces? Tan solo quiero... -intentaba decir mientras esquivaba dicho calzado- hablar contigo -observó que su mariquita se había escabullido al baño y cerrado la puerta con llave- No hay ventanas ahí dentro Marinette. Sal y hablemos. ¿De verdad quieres que tire la puerta abajo? -mientras soltaba todo aquello comenzó a dar bruscos golpes contra la puerta que hacían temblar a la Dupain-Cheng- ¿Acaso crees que yo sería capaz de hacerte daño?

- Tikki... -susurraba mientras abría el bolso con delicadeza- Tienes que salir de aquí rápidamente e ir a casa. Espérame allí.

- Marinette no puedo dejarte sola ahora, ¡podrías correr peligro! -su amiga estaba demasiado asustada.

- Ese gato es incapaz de matar un ratón. Será tonto pero sigue siendo amable. No te preocupes y ve.

- Pero Marinette...

- ¡Ya! -dio énfasis a la palabra para que su kwami desapareciera rápidamente de la habitación atravesando la pared.

- ¡Cataclysm! -Chat noir usó su habilidad especial para deshacerse de aquella puerta tan molesta- Bien bichito, ¿por dónde íbamos? -la única respuesta que recibió fue otro zapato volador que esta vez cogió con la mano- ¿Por qué eres tan difícil? -dijo tirando el tacón a un lado.

Chat noir se acercó a la azabache, que estaba agachada en un rincón del baño abrazando sus piernas. El gatito tenía muy buenas vistas de sus partes íntimas, pero quiso prestarle más atención a su bolso. Se arrodilló ante ella y lo cogió sin más preámbulos. Decepción fue lo único que sintió cuando solamente vio dentro una cartera y un pintalabios. Soltó un fuerte suspiro. Marinette había ganado la batalla. Había hecho desaparecer a su kwami y Chat tendría que destransformarse en unos 5 minutos.

- No está aquí, eh... -el gato se encontraba desanimado.

- No sé a que te refieres -aclaró la ojiazul rodando sus ojos.

- Si lo tienes escondido en tu ropa, tendrá que salir a la fuerza si te mojo por completo -esas palabras desencajaron a nuestra protagonista.

- Espera, ¿qué? -el gato cogió del brazo a la chica y la levantó rápidamente. La metió en la ducha y abrió el grifo, empapándola por completo- ¿¡Qué estas haciendo!? 

Al no ver signo de vida de ningún kwami Chat se metió dentro de la ducha, empujando su espalda para ponerla contra la pared. El rostro de la chica estaba siendo aplastado por los fríos azulejos e intentaba salir posando sus manos contra el muro, echándose hacia atrás. El gato no quiso dejarla hacer lo que quería y pegó su cuerpo con el de ella para que no se moviera. Estaba completamente arrinconada. Adrien contemplaba su cabello y, maldita sea, esa fragancia no lo dejaba en paz. Con una mano cogió la barbilla de su chica y la apartó para darle paso al animal hasta su cuello. Al mismo tiempo usaba la otra para recorrer lentamente con sus dedos la pierna de ella, llevándolos cada vez más arriba y levantando así su falda. Su cuello se veía como una delicia para él y, como si fuera un gato en celo, empezó a lamerlo delicadamente. La imagen de Marinette completamente mojada, marcando cada parte de su cuerpo, viendo como las gotas caían por sus perfectas piernas... Su autocontrol se estaba destruyendo. La azabache no podía aprobar las acciones del gato, era intolerable que le estuviera haciendo aquello. Sin embargo, a pesar de que el agua estaba muy fría, por alguna razón ella se sentía muy caliente. Sus dedos la estaban marcando y electrocutando, no quería que parara, pero tampoco que siguiera. Su debate mental acabó, pensando que él era mucho más fuerte que ella y no podía zafarse de ninguna manera, tan solo esperar los minutos que quedaban.

Tensión sexual [Miraculous Ladybug] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora