La tarde era perfecta, digna de uno de esos finales de película solo que esto no era un final sino el principio.
Cierta rubia arrastraba a su novio por cada tienda que veía. Reía a cada paso que daba, como una desquiciada, pero él la consideraba la cosa más tierna del planeta.
—Hace frío —Se acurrucó en su pecho, temblando—. Quisiera ir a un café, Katsuki-chan—Le demandó haciendo un puchero.
—Claro que sí, cielo—Su novio besó su frente.
A todos les había sorprendido el repentino cambio en Bakugo Katsuki. Antes, molesto con todo el mundo y arrogante, ahora, un poco más amable pero absolutamente diferente con su novia. Incluso hizo las paces con Midoriya hace unas semanas atrás. Sin embargo, todos literalmente se habían desmayado al descubrir la causa de su abrupto cambio y tenía nombre y apellido: Himiko Toga.
—Amor mío, por allí hay un café —Jaló del brazo al joven héroe.
Ingresaron por las puertas de cristal de la cafetería. Olor a café impregnó sus fosas nasales. Habían varias mesas de madera y estudiantes desperdigados por doquier, con sus computadoras pues había WiFi gratis. Las meseras se paseaban de aquí para allá, atareadas, tratando de complacer a los clientes con sus pedidos.
Toga señaló una mesa, junto a una ventana que daba a un jardín, para que fueran a sentarse.
—Buenas tardes, feliz pareja—Saludó una chica pelirroja, dejando una carta para ambos en la mesa. Rápidamente intercambió miradas con la ex villana, se conocían—. Gusto en verte otra vez, Toga-kohāi.
—Opino lo mismo, Ai-chan—Le tendió una mano y la estrechó.
—Ai-chan, la mesa cuatro necesita su orden—La llamó su amiga rubia, Hiriko, desde el mostrador de madera. Vio a la pareja y agitó una mano saludando a Toga.
Bakugo se sentía excluido. No conocía a ninguna de esas chicas. ¿Le molestaba? No. Solo parecía que su novia se mostraba más interesada en ellas. No eran celos. Él nunca tenía celos.
—Desvias la mirada, Katsuki-kun—Soltó un puño en la mesa ocasionando un leve sonido que lo sacó de sus pensamientos—. Algo te ocurre.
—¿Quiénes eran esas chicas?—Trataba de parecer desinteresado.
—¿Tienes celos, amor mío?—Sacudió el cabello desordenado de su novio—. Unas antiguas—buscaba las palabras correctas pues no podía decir secuaces — amigas. ¿Recuerdas todo el asunto de las listas de Midoriya-kun y Uraraka-san? Digamos que ellas fueron una gran ayuda.
Rememoró los acontecimientos de hace algunos meses. Creía haberlas visto en la cafetería de la escuela y aquella chica rubia saliendo del taller de Hatsume, dos veces.
—Sí, lo recuerdo, Himiko-chan—Apoyó sus manos en la mesa, mientras las acercaba a las de su novia.
—¿Himiko-chan?—Alzó una ceja la colegiala—. Creo que escucharlo de ti es un poco dulce.
—¿Solo un poco?—Le sonrió —. Te amo, Himiko Toga—Inclinó su cabeza y tomó entre sus manos el rostro de aquella bella chica. Acercó sus labios a los de ella pero fueron interrumpidos.
—No demostraciones de afecto en público—Dijo Chieko frunciendo el ceño—. ¿Que van a ordenar, par de tórtolos?—Sacó una libreta y un bolígrafo, luego dirigió una mirada a ambos aguardando.
Bakugo apretó uno de sus puños. Estaba a punto de levantarse y lanzarle una explosión pero vio a Toga, quien leyó sus pensamientos a la perfección.
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Learn on, Toga-san [Bakutoga] [Izuocha]
FanfictionHimiko Toga, preocupada por la reputación de su novio, decide acudir a Uraraka Ochaco por ayuda. "Bienvenidos al curso de la bondad de Uravity. Resultados cien por ciento garantizados. Llame ahora y no tendremos que arrojarle una llave inglesa". ...