Capítulo 1

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                                                        P.O.V. _____

Estaba caminando con mis libros en mano por el pasillo de mi instituto. No podría decir que este era mi día, en verdad parecía ir bastante mal hasta ahora. Caminaba hacía mi siguiente y última clase; Matemáticas. No era mi materia favorita, por lo que no me iba tan excelente como en las demás matarías pero tampoco la odiaba… lo sé, raro, normalmente todos odiaban esa materia.

Al entrar a la clase, pude notar que aun faltaba que llegase el profesor y un par de alumnos. Vi a mi amigo Matt haciéndome señas para que me sentara con él y yo le sonreí y comencé a caminar hacia él.

Matt era uno de mi grupo de amigos. No éramos muchos, simplemente éramos cinco contando conmigo, era a los que verdaderamente contaba como amigos, conocía a muchas personas y solía pasar tiempo con ellas, pero no consideraba a todos mis amigos.

—¡Hey! ¿Cómo andas? —preguntó cuando llegué y me senté a su lado. Me dio un beso en la mejilla.

—Pues… con los pies —dije sonriendo mientras me sonrojaba. No me gustaba Matt, pero sonrojarme era tan normal en mí que nunca le daba importancia.

—Wow eres tan graciosa, ____ —dijo sarcásticamente Matt mientras me entregaba una de sus sonrisas de lado—. ¿Has visto a August? No lo veo desde el viernes —me preguntó preocupado Matt, no me gustaba verlo así. Para ser sincera no vi a August -uno más de mi grupo- desde el viernes y hoy era miércoles. Y ahora que le daba importancia al tema tampoco se conectó a nuestro grupo de Whatsapp.

—No, pero iré a su casa hoy a molestarlo y a averiguar el porqué no ha venido —Noté que en sus ojos se ablandaron un poco, dejando un poco de lado la preocupación.

—Me avisas cualquier cosa —me dijo y luego entró el profesor de matemáticas.

—Buen día, alumnos —saludó el profesor y todos contestaron un aburrido y sin ganas “buen día”.

Pasamos toda la hora haciendo ejercicios de cálculo, de vez en cuando Matt me susurraba o molestaba durante la hora.

Miré la hora, 12.59. ¡Seremos libres!

Tomé mis cuadernos y los guardé en mi bolso y escuché el fuerte timbre y luego de ello a muchos alumnos suspirar de alivio, como dije, casi todos odian matemáticas.

Coloqué mi mochila en mi hombro y me paré.

—¡Oye, ___! No olvides decirme si está bien August —me sonrió Matt y me besó en la mejilla nuevamente, esta vez, despidiéndose.

¡Claro, August! Olvidé decirle que iba a ir a su casa.

Tomé mi celular y le envié un mensaje:

August, iré a tu casa ahora mismo, no es una pregunta, solo espérame listo :)

Nos conocemos desde que éramos niños y la confianza que nos teníamos era mucha. Salí del instituto e iba caminando hacía mi auto y recibí un mensaje, era la respuesta de August.

¡No! ¡No vengas! Yo iré a tu casa ahora mismo, luego te explico, solo espérame en tu casa.

Me sorprendí, su respuesta parecía muy exigente, él solo solía ser así cuando estaba nervioso, algo le pasaba y me preocupaba mucho.

Encendí el auto y tomé camino hacia mi pequeña pero acogedora casa.

Mis padres me ayudaron mucho a conseguir esta casa, y yo no podría amarla tanto. El ahorro de toda mi vida fue a esta casa, claro, como dije por el apoyo de mis padres también pude conseguirla. Según ellos me lo merecía demasiado, por todo mi esfuerzo y mi buena actitud hacía la gente que me rodeaba. Apenas cumplí -este año- mis dieciocho años fui a vivir a mi casa sola, me sentía bien conmigo misma, era un logro gigante para mí tener mi propia casa y solo depender de mí misma.

Al girar hacia la derecha noté que August estaba sentado en la entrada de mi casa. Se veía extraño, parecía esconderse de algo o alguien no lo sabía,  pero lo averiguaría, no podía dejar pasar su actitud extraña como si nada.

Estacioné el coche en mi garage y bajé llamando a August.

Sus ojos verdes me miraron con alivio, su cabello castaño estaba como siempre oculto en su capucha de la campera verde.

—¡____! Debo… debo contarte algo, necesito decírtelo ahora mismo —dijo cuando estaba a su lado. Me abrazó fuerte y sentí sus sentimientos, preocupación y miedo me transmitió por su abrazo. Lo seguí abrazando hasta que habló:—. Entremos, quiero decírtelo adentro, no aquí afuera.

—Si… si —dije perdida mientras lo miraba y caminaba hacia la puerta para poder abrirla.

Él entró primero.

—¿Quieres tomar algo? Mmh, ¿té, café…?

—No, gracias. ____ necesito decírtelo ahora, no mañana —dijo sentándose en el sofá del living.

—Está bien, cuéntame qué…

—Hay alguien, lo sé. Observándome todo el tiempo desde que jugué a ese juego —me interrumpió, noté que comenzaba poniéndose pálido—. Ese juego donde le preguntas cosas a los muertos o espíritus.

—¿La Ouija? —pregunté boquiabierta.

—¡Si! ¡Esa!

—¿Cómo te atreviste a jugar eso? ¡August! ¡Eso es muy peligroso! Oh, bueno, no lo sé, nunca lo jugué pero…

—____, estaba con un par de amigos más y estábamos aburridos, tenía la tabla esa en mi latico, nadie lo usaba. Fui estúpido, lo sé. Hablé con alguien que se llama “Jeff the Killer” según él o la cosa. Al principio pensé que el idiota de Alex movía el pedacito de madera donde elegía las letras para podernos hablar, para poder asustar a Max —al parecer August no tenía idea de lo que decía, ni siquiera sabía los nombres de la pieza de la Ouija y se atrevió a jugar—. Luego comenzó a ponerse feo. El supuesto Jeff dijo que nos estaba viendo y que nos mataría. Max soltó la pieza donde estábamos agarrando todos, y comenzaron a volar copas, y todo parecía sacado de una película de terror… ___, yo no quiero estar en esa película de terror.

Podía ver en sus ojos que estaba arrepentido y se sentía muy mal por haber hecho eso.

—____, Max no aparece desde ese día. Sus padres llamaron a casa para preguntar si estaba conmigo y les dije que podría estar con Alex, pero no, no se sabe nada de Max… Jeff nos dijo, antes de que Max soltara el tablero, que primero iría por Max, luego por Alex y por último por mí. Le dijimos que compruebe que esté en la casa primero, aún en ese momento creía que lo seguía haciendo Alex, quien miraba todo tan divertido, Jeff nos contó que tiraría un cuchillo en el baño y se escuchó un ruido de algo caerse en el baño de arriba, y ahí en ese momento Max soltó la tabla asustado.

Todo lo que me estaba contando August comenzaba a darme miedo.

—Tranquilo, August.

—No quiero tranquilizarme, ¡no quiero volver a casa! —gritó frustrado, y se paró de golpe comenzando caminar por el living. Pude notar sus ojos empañados—. Me preocupa Max, no aparece, la policía lo busca, sus padres están mal, ¡y todo por un tonto juego!

—August —dije parándome y lo abracé—. Quédate conmigo si  no quieres regresar a casa, no hay problema con eso —me devolvió el abrazo. Lo sentía más tranquilo.

—No quiero que te hagan daño porque estés cerca de mí, ____ —habló bajito y mi corazón dio un vuelco.

—No sucederá nada, no te sucederá nada a ti, August. Te lo prometo —él me apretó con fuerza y pude saber que confió en mi palabra.

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¿Les gustó? Si tienen alguna duda/critíca por favor comentenlo para que yo pueda seguir haciendo bien o mucho mejor. ¿Quieres que la siga en un rato? Te agradecería que comentaras o que me dejaras un voto (FAV). ¡MUCHAS GRACIAS! :)

Malas Decisiones | Jeff the Killer |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora