La Sombra (Adaptación TaeNy)

En la mira

Disclaimer: La historia le pertenece a Aleksei Volken, yo solo la adapto al TaeNy.

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Capítulo 7: En la mira.

"Lo que no se hace consciente se manifiesta en nuestras vidas como destino."

- C.G. JUNG.

-X-

-Tienes que escoger a alguien.-

La voz llegó como un susurro fantasmal hasta Sophia.

No sabía por cuanto tiempo había llorado, acurrucada en la oscuridad de su celda, así como tampoco sabía cuánto tiempo había pasado hasta que finalmente sus sollozos se habían detenido.

El tiempo había dejado de tener significado.

En la oscuridad que la rodeaba lo único que existía eran las imágenes de las atrocidades que su captor había cometido con ella... con la chica que había pagado por su desobediencia.

"Escoge una." le había dicho él.

Y al principio, Sophia no había entendido a qué se refería.

Él la abofeteo un par de veces, repitiendo la orden cada vez señalando despectivamente hacía las celdas con un ligero movimiento de cabeza hasta que Sophia finalmente entendió.

Él quería que escogiera una celda.

Fue hasta que estuvo, con el cuerpo semi-encogido, de pie frente a la primera celda, que entendió que él en realidad se refería, a las ocupantes de las celdas.

El horror de Sophia no hizo sino desbordarse a partir de ese momento. Conforme avanzaba, tambaleándose, por el mortecino pasillo de piedra, descubrió hasta qué punto no estaba sola en esa pesadilla.

Una tras una, Sophia descubrió a las mujeres que la precedían en ese infierno y vislumbró el atroz futuro que le esperaba.

Ninguna de las chicas en esas celdas parecía humana.

Algunas estaban desnudas como ella, otras tenían el torso cubierto con un trapo sucio y desgarrado. Bajo la ínfima iluminación de cada celda Sophia no podía afirmar que tanto pero, todas estaban sucias y con el cabello revuelto... algunas gemían, otras gruñían guturalmente... Algunas la miraban con ojos desorbitados, lacerantes; otras no la miraban... No la miraban porque las mujeres estaban encorvadas en un rincón de su celda y otras, porque no tenían ojos.

Con cada paso que daba, el corazón y el cerebro de Sophia estallaban con el descubrimiento de que todas las mujeres cautivas en esas mazmorras estaban mutiladas de una forma u otra.

No pudo llegar al final del pasillo.

Varias celdas antes del final, Sophia cayó jadeando sobre sus rodillas y se giró para mirar a su captor que se mantenía en las sombras, observándola.

Él quería que escogiera a una de esas mujeres.

Aun sin poder ver su rostro, oculto en las sombras, Sophia podía sentir que él sonreía.

Con un gritó salvaje, se levantó de un salto y corrió hacia él.

La sonrisa de él desapareció. Algunas hacían eso. El esperaba que Sophia fuera diferente. Lo deseaba fervientemente.