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CAPÍTULO DOCE: ¿QUÉ PASARÍA SI...?
El momento en el que Jasmine escuchó pisadas acercarse, su sangre se congeló. Ella sabía que, si habían problemas, Jacob se llevaría a Renesmee y, junto con ella, escaparían. No obstante, en ese momento por la mente de la chica pasó la idea de que, tal vez, no era Jacob.
Nadie había pensado en esa posibilidad antes. Pero justo entonces a ella se lo ocurrió.
Aún así, corriendo el riesgo de que fuera un vampiro, ella decidió salir de la tienda con una mochila en su espalda. Asumió que, si realmente era un vampiro, sería lo mismo que ella se encontrara dentro o fuera de la tienda, ya que el vampiro sabría de su presencia allí sólo por su aroma.
En cuanto salió de la tienda miro a todos lados, incluso arriba, entre las ramas de los árboles. El frío helado golpeó contra su cuerpo y rápidamente subió el cierre de su campera antes de refugiar sus manos en sus bolsillos.
Ella volvió a escuchar las pisadas acercarse y se giró en su dirección, esperando enfrentar lo que sea que viniera en su dirección.
No se percató que su corazón había dejado de latir, y que estaba conteniendo la respiración.
Pero eso cambio en el segundo en que vio a Jacob con Renesmee sobre su espalda.
El lobo se detuvo lo suficiente como para que la chica se subiera a su espalda, justo detrás de la niña, antes de volver a correr lo más rápido que podía.
Cuando llegaron al borde del bosque que rodeaba el aeropuerto de la pequeña ciudad, Jasmine se sacó su mochila y se la dio a Jaocb, para que pudiera ponerse la suficiente ropa como para no atraer la atención a ellos.
Mientras tanto, ella tomó la mano de Renesmee y se dirigieron dentro del aeropuerto, con la intención de comenzar a hacer la fila para marcharse. Jacob se volvió a reunir con ellas justo antes que fueran atendidos por una persona.
Una vez que los tres se encontraron sobre el avión, la pequeña niña rompió en llanto. Honestamente, ambos sólo estaban esperando cuándo sucedería, puesto que la niña había actuado de una manera normal hasta ese entonces.
Jasmine se apresuró a abrazarla, acariciando su espalda —. Lo sé, Ness—, murmuró, intentando no romperse frente a ella. Aunque tenía a Jacob a su lado, de lo que estaba completamente agradecida, le dolía abandonar a todos.
A su hermano, a la manada que había sido su familia por tantos años y, aunque no conociera a la familia Cullen por mucho tiempo, aún así los conocía. Ella sabía que ninguno de ellos merecía morir, y mucho menos por una situación tan injusta como esta.
Jacob miró a Jasmine un momento, encontrándose en la misma encrucijada que ella. A riesgo de sonar egoísta, estaba contento con seguir teniendo a la chica a su lado. Pero aún así le dolía tener que dejar atrás su vida en Forks, junto con todas las personas que formaban parte de ella.
—Todavía hay esperanza, ¿cierto?—, murmuró Jasmine una vez que se aseguró que Renesmee estaba profundamente dormida —. Quiero decir, ellos podrían llamarnos y decirnos que todo está bien. Que al final los derrotaron. O que lograron--.
—Jas--.
— ¡Puede pasar!
Jacob asintió —. Puede pasar, pero no deberíamos pensar en que esa es la única posibilidad. De lo contrario, todo será más difícil.
Jasmine suspiró, mirando a la niña que se encontraba acurrucada sobre su falda. Ella acarició su cabello antes de continuar —. No creo poder hacer esto, Jake. No podría reemplazar a Bella. No puedo, ella es su madre.
—No tienes que reemplazarla—, negó Jacob, colocando un mechón de su pelo detrás de su oreja para poder ver su rostro —. Debes seguir siendo la buena tía Jas. La cuidarás, al igual que lo has hecho hasta ahora. Le enseñarás cosas, como cuando te pregunta sobre la vida humana. Y sobretodo la querrás tanto como la has querido todo este tiempo.
La morena sonrió, mirando a su novio —. ¿Y desde cuándo eres tan fraternal, Black?
Jacob sonrió de vuelta, tomando una frazada y cubriendo a la niña aunque no fuera necesario —. Debemos darle todo lo que quiera.
Jasmine asintió, volviendo a mirar a la niña —. Se lo merece.
