XII

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-¿Así que Castle Combe?

-Castle Combe.-Hermione se dejó caer junto a Draco en el sillón, mientras él jugaba con Rose sobre su regazo.- ¿Estás de acuerdo?

-Pues...Sí. Es un lugar lindo.

-Lo adoro. Es tan tierno, y tengo un empleo, y la gente es muy agradable, ¿Y sabes cuál es la mejor parte?

-¿Cuál?-Draco seguía jugueteando con las manitas de su hija, que estaba sentada en sus piernas frente a él, babeando.

-No hay mafias aquí.-Susurró la castaña, y Draco giró la cabeza para arquear una ceja en su dirección.

-Listilla.

-Te amo.-Con una risita, Hermione se inclinó sobre su novio y besó su mejilla antes de ponerse de pie nuevamente y caminar hacia la cocina para terminar de acomodar los restos de la cena de esa noche.

Al pasar frente a Draco, este estiró una mano y le pellizcó el trasero, haciéndola pegar un salto y soltar un chillido.

Hermione lo fulminó con la mirada de manera juguetona antes de entrar en la cocina.

-Castle Combe será...-Murmuró el rubio mientras depositaba a su hija sobre el carro y caminaba hacia donde estaba Hermione.

-¿Nena?

-¿Sí?

-¿Puedo hacerte una pregunta?

Hermione lo miró extrañada ante el evidente nerviosismo del rubio, pero no dejó de refregar los platos.

-Claro, nene.

Draco inspiró hondo, y comenzó a rebuscar algo en el bolsillo de sus jeans.

-¿Podrías dejar los platos?

-¿Qué-

-Hermione, deja eso.-La castaña le frunció el ceño, pero obedeció, dejando la vajilla a medio enjabonar y secándose las manos mientras se giraba hacia su novio.

-¿Qué sucede?

-Bien... Iba a preguntártelo esta noche en algún restaurant, pero... No puedo esperar más.

-¿Qué, Draco?

Hermione observó con los ojos como platos cómo Draco se ponía de rodillas frente a ella, alzando una pequeña caja negra frente a él.

-Cásate conmigo.

El aire se le atascó en la garganta y los ojos se le llenaron de lágrimas.

-¿Mione?-Draco observó, con un creciente nerviosismo como su novia abría y cerraba la boca sin decir nada.-Más te vale decir que sí.

Finalmente, la castaña soltó una carcajada antes de acercarse a él para acariciar sus cabellos cobrizos.

-Mandón.

-Sí, lo soy.-Hermione se mordió el labio inferior con fuerza, mientras lentamente se dejaba caer frente a él, de rodillas también.-Todavía no me has respondido.

-Estoy disfrutando... Creo que nunca te había visto tan nervioso-Murmuró juguetona, pegándose más a él.

-Eres una mujer malvada.

-Aprendí del mejor.-Draco rodó los ojos mientras abría la caja de terciopelo, revelando un anillo precioso.

-Cásate conmigo, nena.

Hermione sonrió lentamente.

-Sí, amor, me casaré contigo.

Draco volvió a respirar profundamente desde que se había decidido a pedirle matrimonio, y colocó ceremonialmente el anillo en el dedo de su ahora prometida.

La rodeó con sus brazos, apretando sus nalgas entre sus grandes manos.

-Te amo, cariño.

-Te amo todavía más, Malfoy.

.

6 años más tarde

-Hermione, ni se te ocurra.

La castaña le frunció el ceño a su marido, pero ignoró la orden y siguió encaminándose a la enorme piscina del jardín.

-Vuelve aquí ahora, maldita sea, podrías resbalarte y partirte el cráneo.

-No me caeré.

-Ese suelo es resbaloso.-Masculló Draco, indignado, caminando detrás de su esposa.

-No voy a quedarme allí adentro encerrada cuando tenemos esto en nuestro jardín, tengo calor.-Protestó, sin disminuir en su marcha.

-Ya te caíste aquí una vez, no seas cabezota.

-Eso fue hace tres años, y estaba distraída.

-Pero no estabas embarazada.

-Y justamente porque ahora estoy embarazada estaré más atenta.

Hermione decidió no discutir cuando el brazo de su esposo rodeo su cintura, ayudándola a bajar los tres escalones que guiaban a su paraíso personal.

-Creo que soy el único estúpido al que se le ocurre construir una piscina en un lugar en donde sale el sol dos veces al año.

-Sabes que lo hiciste para consentirnos a Rose y a mí, y te lo agradecemos mucho.-Respondió la castaña, melosa, mientras giraba el rostro para depositar un besito en la mandíbula de Draco.

Él bufó.

-¿Hablaste con Rose hoy?-Preguntó, mientras veía a su testaruda mujer quitarse la enorme remera que llevaba puesta, revelando su vientre de ya siete meses.

-Sí, está feliz de pasar estas vacaciones con sus tíos, pero le he dicho que será sólo una semana. No puedo tenerla lejos de mí tanto tiempo.

Draco sonrió.

Su testaruda y sobreprotectora mujer. Cuánto la adoraba.

-¡Hermione!

Draco corrió hacia ella cuando la vio tambalearse levemente en el camino a la piscina, y la tomó de la cintura para estabilizarla.

-Draco, tranquilízate. A este paso, te llenarás de canas prematuramente, cariño.

Draco bufó.

-Claro, y será culpa tuya.

Hermione soltó una carcajada, girándose para besar sus labios brevemente.

-No puedes vivir sin mí.-Sentenció, antes de girarse y meter ambos pies en el primer escalón de la enorme piscina.

Draco la vio tantear el agua, y caminar de un lado al otro esperando a acostumbrase a la temperatura, mientras se acariciaba el vientre distraídamente, y se agachaba para quitar las pequeñas hojitas verdes que habían ido a parar allí dentro.

-No, no puedo...-Susurró finalmente, antes de seguirla dentro del agua.

Mío-DramioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora