La primera vez que vi un androide fue el 23 de octubre de 2098 en la tienda de electrónica en Times Square. No recuerdo muy bien que fui a comprar (seguramente un cable para mi ordenador), pero con lo que me topé fue con cientos de personas apiñadas en un pequeño espacio, tan solo para admirar aquel robot, que yacía estoico y perfectamente imperfecto. No lo niego, me sorprendió ver lo real que parecía. Sus facciones eran angulares y fuertes, pero sin llegar a lo intimidante. Por un momento pensé que era tan solo un hombre cualquiera, y que aquello era una gran broma; pero me equivocaba completamente.
Todavía recuerdo aquellos ojos verdes, brillantes como los de un niño. Pero aquel pensamiento era lo único que no quería tener en mi mente en este momento; sobre todo cuando estaba en medio de un examen de literatura y no tenia idea de lo que ponía en el papel. Mi mente trabajaba para intentar sacar algo que poner en el papel, pero no nos emocionemos, que lo único que conseguí apuntar fue mi nombre y la fecha; no mucho más.
Estaba tan aburrida que hasta podía escuchar como el anticuado reloj de agujas marcaba las horas. Cuando el ruidito me molestó lo suficiente, comencé a mirar a mi alrededor: todo el mundo apuntaba información en el papel como si de lo contrario, les esperase ser torturados por la inquisición. Pero de todas maneras así se sentía, porque estábamos a finales de semestre y la cosa se complicaba.
Allí estuve esperando lo que parecía una eternidad, y cuando el timbre sonó por todo el edificio, me faltó tiempo para salir más rápido del aula.
Hoy había quedado con mis dos amigos —JB y Tristan— para probar el nuevo androide de la familia de Tris. Mi familia ni la de JB se podía permitir tener androides. Pero claro, él vivía en pleno Upper East Side, mientras JB y yo vivíamos en medio de Forest Hills. Aquello decía mucho de quien se podía permitir tener un robot y quién no.
—Eh, Malwari, delante de ti —murmura JB a la salida de clases. Al menos los tres íbamos a la misma escuela: Eleanor Roosevelt High School. ¿Nos matábamos a coger el metro todos los días desde Forest Hills? Si, pero al menos teníamos la oportunidad de estar en Manhattan todos los días.
—Ya te he visto, JB —mentí como si nada, obviando que hasta Tris me había visto andar como un pato mareado con la vista en el móvil.
No voy a mentir, estaba emocionada: por fin ver un androide y mas que nada, poder sentir lo que es hablar con uno. Tampoco os creáis que eran capaces de soltarte un ensayo filosófico sobre lo que es la vida, pero al menos podías pasar el tiempo. Tan solo quería saber de lo que podían demostrar.
Cortesía de Tristan, los tres nos subimos a un taxi, por fin capaces de relajarnos tras lo que había sido un día agotador.
Una vez llegamos al apartamento de Tris, nos dirigimos hacia la biblioteca. Su casa tal vez llegaba a ser tres veces la mía sin exagerar un pelo, y ya era costumbre para mi perderme entre los pasillos. De no ser por JB y su gran sentido de la orientación, jamás hubiese salido de aquella casa.
Tristan —con aires de grandeza—, abrió la doble puerta de la habitación como si se tratase de una ciudad perdida. La luz llegaba hasta a los recovecos mas escondidos, y gracias al sol, se podía apreciar las motas de polvo. Pero lo mas interesante se encontraba en el medio de la habitación: el androide modelo Valkyrie. Ella era la segunda tras el modelo Caracal; el de los ojos verdes. Esta en cambio, tenía una melena rubia platino y unos ojos azules tan fríos que te podrían helar la sangre.
—Y bien, ¿Quién la enciende? —preguntó JB con inseguridad. Tristan se quedó callado, indicándome que ese era su momento de tratar de dar «vida» al robot. Y no me demoré ni más de un minuto antes de estar jugueteando con los botoncitos casi imperceptibles en la nuca de la Valkyrie. Tras unos cuantos botones apretados, por fin una sintonía de apenas unos segundos indicó que ya estaba en funcionamiento. Ella tomó una posición mas humana, y se alejó de su base de carga como una Roomba [1].
Parecía casi un ángel caído del cielo, caminando como si no estuviese acostumbrada a andar por tierra física.
—Hola —se aventuró JB. Ni el mismo sabía lo que hacía, porque si no sabia hablar con desconocidos, menos sabría hacerlo con prácticamente un dios. Y es que esa era la realidad, Valkyrie podría cogernos y lanzarnos hasta llegar a la punta del Empire State. Pero ella era meramente un robot, no tenia raciocinio propio; tan solo era un montón de materiales y algoritmos juntos en una máquina que solo obedecía órdenes. Por el momento.
—Buenos días, mi numero de serie es 0120-14-6404. Soy el vigésimo quinto modelo de la gama Valkyrie. ¿Me podría decir su nombre completo? —dijo la Valkyrie con una posición relajada, con el peso equitativamente proporcionado entre sus dos piernas mecánicas.
—Jonathan Ballinger —casi tartamudeó. Y así es como después todos nos presentamos a Valkyrie, diciendo nuestros horribles nombres completos y entablando una minúscula conversación con ella.
—Malwari, ¿Dónde tienes el pen-drive?
—En la mochila —me limité a murmurar, apreciando la suave piel de Valkyrie. La pedí que se sentase en el sillón mas cercano, y esta como buen enredo de líneas de programación, obedeció inmediatamente. Me posicioné detrás de ella, buscando un lugar en el que insertar algún dispositivo electrónico. Cuando por fin lo encontré, no podía pensar en mas que todos esos meses de programación, falta de sueño y GPA[2] perdido iba a merecer la pena; si funcionaba, claro.
En el caso de que mi formulación fuese correcta, tendríamos a Valkyrie procesando los estímulos de la sociedad como cualquier humano normal. Le iba a entregar un alma a un robot. Poca gente podía decir eso.
Algunos podrían llamarlo virus, perdición de la humanidad o la premisa para un apocalipsis, pero yo y mis amigos lo veíamos como la mayor oportunidad de avance tecnológico que jamás haya presentado la Tierra.
Sabia que el cambio de Valkyrie no sería rápido, ya que cada línea de programación tenia que ser modificada con lo que yo había creado. Eso no solo llevaba horas del dispositivo externo funcionando, sino además días de estar revisando que todo estuviese saliendo bien. Imaginad el disgusto de perder un androide de casi una fortuna solo por las ideas descabelladas de tres adolescentes con mucho tiempo libre.
Una vez Tristan me pasó el pen-drive, lo introduje en el puerto USB ubicado en la nuca. A simple vista aquel panel de control no se veía, pero con cuidado y esfuerzo podías conseguir conectar un androide a prácticamente cualquier cosa. Una vez insertado, Valkyrie emitió unos ruidos poco agradables. ¿Me preocupé? Nadie sabría cuánto, pero en cuando la escuché decir «dispositivo externo correctamente conectado», conseguí respirar con normalidad.
—¿Así de fácil? —dijo Tristan en medio de una mueca desconfiada. El, a diferencia de JB y yo, se especializaba mas en el arte plástico, cosa en la que nosotros dos éramos pésimos.
—No, imbécil —dijo JB encogiéndose en su sitio—. Nos queda mucho tiempo hasta que Valkyrie se convierta en nuestra primera persona sintética.
—Tenemos que hacernos cargo de que el cambio sea progresivo y que nadie en tu casa se entere. Necesitamos introducirla en el núcleo familiar para ver si realmente ha funcionado.
—¿Y cuanto va a llevar eso?
—Entre seis y doce meses —murmura JB mordiéndose las uñas. Tristan soltó un suspiro de frustración, pero creo que el entendía que esto era necesario para pasar a otros niveles más serios.
—Mi nombre no es Valkyrie —murmuró con seguridad, callándonos a todos—. Mi nombre es Proyecto Aquila.
♦ ♦ ♦
Roomba[1] es un aspirador robótico fabricado y vendido por iRobot.
El GPA[2] (Grade Point Average) es un término utilizado para asignar un valor numérico a las calificaciones acumuladas por un estudiante. Este valor puede ser anual o agruparse por períodos académicos, como pueden ser, Educación Primaria, Secundaria o Universitaria.
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Killer Queen
Science FictionUna programadora amateur da con la manera de otorgar vida a los androides. Lo que no sabe, es que el 23 de diciembre de 2098, recibirá una visita inesperada para salvar la vida de un enfermo terminal. A raíz de salvarle la vida a esta persona y el l...