Se estiró como si simplemente hubiera estado durmiendo todo este tiempo. Su memoria estaba intacta pero recordaba bastante bien las cosas como para saber qué fue lo último que hizo. Vió a su padre de arriba a abajo totalmente confundido y se sentó de repente en la cama. Su corazón comenzó a latir a ritmo de carrera y respiraba entrecortadamente.
— ¿Qué? — gritó. — ¿Yo no estaba muerto? Mira que hasta estaba en el infierno y me estaba quemando bien feo. — dijo rápidamente mirando a los lado. — ¡Maldición! ¿Y mi bebé? ¿Y Lou? Esperen ¿Está viva, todo fue un sueño? ¡Mierda ella está muerta! Ella está... ¿Lou?
Se quedó mirando fijamente la cama que estaba al lado de la suya en la habitación, las dos únicas allí. Encima de la cama reposaba conectada a miles de cables, una joven que se encontraba pálida, un pelo marrón oscuro que se veía sin brillo y sin fuerzas; la mujer que él amaba. Trató de levantarse pero su padre no lo dejó. Alzó la vista y lo vio.
Quería levantarse, ir hacía ella y besarla y abrazarla. Pero se dió cuenta de que ella estaba inmóvil sobre la cama y que respiraba tan lentamente que si no se hubiera fijado bien pensaría que no respiraba.
— ¿Qué está pasando Papá? — preguntó con voz suave por la sorpresa.
— Marco. — comenzó a decir él. — necesito que te recuestes tranquilo ¿Sí?
— ¡¿Cómo que tranquilo?! — gritó de nuevo. — ¡He estado en coma no sé que tiempo, la masoquista de Lou está aquí pero que yo recuerde murió en el hospital en la operación!
— ¡Marco, maldición! — le gritó Joel y su hijo se quedó calladito. — Déjame explicarte. — él asintió y Joel se sentó en una silla que había al lado de la cama. — En el hospital mientras esperábamos a qué operaran a Lou llamé a la policía. Oriana buscaría venganza porque mataste a su hija Ximena, entonces se me ocurrió que si Lou no moría podía sacarla del país; sobrevivió, pero estaba en coma, la enviamos rápidamente a los mejores médicos de Estados Unidos pero les dije a todos que estaba muerta... El día del funeral te iba a decir todo lo que había pasado para que fueras también allá pues Oriana quería matarte a ti principalmente por matar a su hija pero tú te fuiste con Mégane en brazos y te dirigiste a tu casa. Cuando yo había llegado te habías disparado en la frente. Encontré a la pequeña Mégane llorando en el suelo con la cara salpicada de sangre. La bala no pasó al cerebro pues solo llegó a traspasar el hueso y quedarse ahí. Te dije que siempre habías sido un cabeza dura. — Marco rió — Te enviamos aquí con Lou, y hoy despiertas, después de catorce años.
— ¿Catorce? — preguntó Marco atónito y su padre asintió. — Pásame un espejo.
Joel no tenía un espejo así que simplemente le pasó el teléfono y éste se vio en él. Debía de tener unos treinta y cinco años pero parecía tan sólo de veinticinco años. Se tocó el rostro sin aún creerse que estaba vivo. Su pelo se notaba más muerto de lo que recordaba pero le gustaba así. Sus ojos se veían muertos pero eso sólo le daba una apariencia un tanto más macabra de la que tenía anteriormente.
ESTÁS LEYENDO
Querida Mégane | Niña mal #4 [PAUSADA]
Fanfic**Cuarto libro de la Saga de "Niña mal" ** La famosa familia Pimentel ha tenido desde siempre descendientes problemáticos y extraños, pero Mégane quiere ser la excepción. Ella y su prima Catherine son las mejores amigas y siempre se divierten sanam...