Soy un captus; Uno muy seco, pero por más seco que soy llamo la atención. Por más peligroso que sea vienen a mis brazos. Cuando ya están lastimados me culpan por sus heridas cuando tuvieron la opción número 1. No toques al cactus. Pero se enamoro... se enamoró de sus filos, de su rareza. Luego lloran por las heridas que ellos mismo se provocaron a la cual te culpan. Por más que te adviertan que los cactus tienen agujas la tentación gana. Sienten la curiosidad de tocar. Luego de recibir el dañó la cortan.