Ahuécale un poco esas plumas blancas como la nieve, sintoniza su disparatada longitud de onda, y la anciana Madre Oca nos transmitirá tal vez un mensaje secreto. Quizás en el parloteo aparentemente infantil de sus canciones para niños se oculte una perla de sabiduría.
¿Cuantas millas habrá de aquí a Babilonia? Parece que el salto fuera considerable desde los caldeos, calzados con sandalias, y los enjoyados y perfumados faraones egipcios a la era espacial; desde el perdido continente de la Atlántida al siglo XX y su propulsión a chorro. Pero ¿cual es la distancia, en realidad? Tal vez no más que un sueño, o dos. Única entre todas las ciencias, la astrología ha abarcado en su viaje los siglos y ha llegado intacta. No deberíamos sorprendernos de que siga con nosotros, inalterada por el tiempo, porque la astrología es verdad, y la verdad es eterna. Haciéndose eco de los hombres y las mujeres de las primeras civilizaciones conocidas, los modernos repetimos hoy las mismas frases: , , , .
El lenguaje astrológico es una cuerda de oro que nos une con un nebuloso pasado, al tiempo que nos prepara un interesante futuro de exploraciones planetarias. En todos los campos de la ciencia, adelantos que cortan la respiración nos hacen continuamente presente que (aunque en vez de Horacio, el nombre sea Sam o Fanny). El receptor-transmisor radio-pulsera de Dick Tracy ya no es un sueño fantástico, sino una realidad, y el arma poderosa de la Doncella de la Luna ha encontrado su igual en el milagro del rayo láser, esa luz súper concentrada que hace correr al plomo como si fuera agua y penetra las sustancias mas duras que conoce el hombre. A Julio Verne y a Flash Gordon se les considera actualmente profetas inspirados, tan importantes eran los secretos enterrados en esas descabelladas aventuras de veinte mil leguas bajo el mar y de muchos trillones de leguas por encima de la Tierra.
¿No podría ser que los autores de libros de ciencia ficción y los dibujantes de historietas tuvieran una idea mas ajustada de la distancia que hay entre el ayer, el hoy y el mañana, que los hombres de bata blan- ca en sus laboratorios cromados esterilizados? Einstein sabia que el tiempo no era mas que relativo; pero los poetas siempre lo han sabido, y también los sabios, en todas las edades. El mensaje no es nuevo. Mucho antes del interés actual -y abrumador- por la astrología, hombres de atrevida visión como Platón, Ptolomeo, Hipócrates y Colón respetaron su sabiduría; y a los de ellos pueden sumarse nombres como los de Galileo, Franklin, Jefferson, Newton y Carl Jung. Se puede agregar a la lista al que fue presidente de Estados Unidos, John Quincy Adams; también la integran astrónomos de la talla de Tycho Brahe, Johanes Kepler y Gustave Stromberg. Y no olvidemos a John Nelson, brillante investigador científico de la RCA, al fa- moso matemático Kuno Foelsch, y a John O'Neill, ganador del premio Pulitzer. Ninguno de esos hombres fue un fracasado en la escuela secundaria.
En 1953 el doctor Frank A. Brown, hijo, de la Universidad del Noroeste, hizo un descubrimiento sor- prendente mientras estaba experimentando con ostras. La ciencia ha dado siempre por sentado que las ostras se abren y se cierran con el ciclo de los mares de su lugar de nacimiento. Pero cuando las ostras del doctor Brown fueron trasladadas de las aguas de Long Island Sound a un tanque de agua en su laboratorio de Evanston, Illinois, se observó una cosa extraña.
En su nuevo hogar, las ostras tenían temperatura constante, en una habitación iluminada por una luz suave y también constante. Durante dos semanas, las ostras desplazadas abrieron y cerraron sus valvas con el mismo ritmo de las mareas de Long Island Sound, a mil seiscientos kilómetros de distancia. Después, de pronto, se cerraron bruscamente y permanecieron así durante varias horas. Cuando ya el doctor Brown y su equipo de investigación empezaban a darle vueltas al , sucedió algo raro. Las ostras volvieron a abrirse; exactamente cuatro horas después de la pleamar en Long Island Sound, en el preciso instante en que habría habido marea alta en Evanston, Illinois, de haber estado esta ciudad sobre la costa, se inició un nuevo ciclo. Las otras adaptaban su ritmo a la nueva latitud y longitud geográfica. ¿Regidas por qué fuerza? Por la de la Luna, naturalmente. El doctor Brown llegó pues, necesariamente, a la conclusión de que los ciclos energéticos de las ostras se rigen por la misteriosa señal lunar que controla las mareas.
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Los signos del zodiaco y su carácter - Linda Goodman
Acak¿Quieres saber el carácter de cada signo del zodiaco? Pues aqui encontraras el libro escrito por Linda Goodman con cada carácter del signo del zodiaco.