III

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No miraste hacia atrás, por una vez seguiste las reglas de esa sociedad en la que estabas inscrita desde pequeña.

Cumpliste una promesa jamás dicha y siempre pensada.

Y acabaste con lo nuestro.

Porque yo siempre he sido débil en esos sentidos.

No éramos unos niños. Y podemos jugar que unos adultos tampoco.

Pero antes de irme al ejército fuimos ángeles.

Ángeles de media noche que volaban en esa avioneta.

Que tiempo más tarde fue estrellada sobre Stalingrado. Y esa es otra historia que tengo que contarte. Stalingrado.

Midnight AngelsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora