Desperté, las 7:30 del domingo, miré a Javi, estaba dormido, parecía un angelito, le dí un beso en la mejilla, y le dejé una nota.
"Buenos días peque, me lo pasé muy bien ayer. Estoy en casa para que mi madre no se enfade. Cuando despiertes, ve a la cocina, te he comprado el desayuno. Si quieres, hablamos luego. Un beso." -rezaba la carta.
En mi habitación no hacía nada más que pensar en la noche anterior... En los abrazos, en los besos, en ÉL. En todo sobre él. Así durante dos horas.
Me dormí durante un rato. Y me levanté sobre las 11:30. El móvil no paraba de sonar. Era Javi, que me estaba enviando WhatsApp's. Decía que teníamos que hablar seriamente. Quedamos a las 17:00 en el parque.
La hora acordada se estaba acercando. Segundo a segundo, minuto a minuto. Así hasta que la hora llegó. Fui al parque, tenía cara de enfado. Y le hablé:
-Hola –dije alegremente – ¿qué quieres decirme?
-La nota, la que me pusiste... –se pausó, tragó saliva y continuó – la han leído mis padres, por suerte creen que es de una chica, aunque me han castigado, así que no puedo salir en 1 semana, hoy es el único día que me dejan salir.
-¡¿CÓMO?! ¿Una semana sin ti? Pues pienso adelantar todo ese tiempo hoy –callé y le bese apasionadamente.
-¿Qué haces? –dijo nervioso.
-Aprovechar al tiempo.
-¡Nos podrían haber visto!
-¿Qué más da? Nos queremos y eso es lo único que te debe importar. ¿Solo te preocupas de "el qué dirán"? Además ya saben que eres gay...
Javi bajó la mirada, intentado pensar algo. Balbuceó algo, pero no le entendí.
-¿Qué has dicho?
-Nada, nada, déjalo.
-Está bien –le abracé.
-No quiero perderte, pero si de verdad me quieres tendrás que soportarme tal y como soy. Lo siento, pero no puedo cambiar lo que soy.
-No te preocupes, siempre te voy a amar, hagas lo que hagas –me vino un recuerdo pero no creo que pueda contarlo... Al menos de momento.
-David, ¿qué te pasa? Estás nervioso, bastante, de hecho.
-Nada, nada –lo dije como él había dicho antes.
-Oye, no te burles de mí –me pegó una colleja y se rió, mientras me dio un beso.
Me cogió de la mano y me llevó detrás de un contenedor, donde nos dimos el lote, pero sin llegar al sexo.
Nos fuimos a casa como si nada y contuve la tristeza al no poder ver más a Javi. Nos besamos en el edificio y entré a casa. Mamá me esperaba.
-He llamado a los padres de Javi –me puse nervioso– les he dicho que gracias por dejar que te quedaras y me han dicho lo de la nota y todo lo demás. Cuéntame lo que ha pasado.
-Verás mamá, yo... Mañana te lo cuento, es muy tarde, adiós, jaja –reí nerviosamente.
-Está bien, a ver que me cuentas –no podía creer que me dejara.
-Vale... –corrí a la habitación y rompí a llorar, ¿qué le podría contar para que no perjudicara a Javi? Al no saberlo lloré más por la presión, Javi dejaría de ser mi novio si le contara la verdad a mamá.
Nota del autor:
De ahora en adelante publicaré la historia cada 6-7 días, espero que no os moleste, pero es la mejor forma de poder seguir con mi "vida normal" y con el libro. Si fallo alguna vez, espero que me perdonéis. P.D.: Muchas gracias por todo vuestro apoyo.
